León XIV: El primer papa estadounidense y el rostro emergente de una Iglesia más global

Robert Prevost rompe tabúes como el nuevo pontífice, combinando raíces norteamericanas, misión en América Latina y una visión modernizadora.

Un cónclave corto, un legado duradero

Con la elección del cardenal Robert Prevost como León XIV, la Iglesia Católica ha entrado en una nueva etapa. Aunque el cónclave que lo eligió fue breve en términos históricos, su nombramiento representa un punto de inflexión histórico: es el primer papa nacido en Estados Unidos, y a la vez un líder profundamente conectado con América Latina, una región clave para el catolicismo en el siglo XXI.

Prevost asume el trono de San Pedro en una fase compleja para el Vaticano. La secularización en Europa avanza, la credibilidad de la institución ha sido golpeada por escándalos, y las tensiones geopolíticas globales exigen una diplomacia eclesiástica más activa. El hecho de que el nuevo pontífice sea originario de Chicago pero también ciudadano peruano, aporta una mezcla cultural inusual que sugiere una Iglesia más policéntrica y abierta al Sur Global.

Un ascenso que desafía estructuras rígidas

Prevost, de 69 años, no era un desconocido en el Vaticano. Desde 2023 dirigía la Congregación para los Obispos, una de las oficinas más influyentes, encargada de seleccionar a los obispos que liderarán las diócesis del mundo. Su gestión fue marcada por tranquilidad, reformas discretas y una apuesta por mayor inclusión, como la incorporación de mujeres en el proceso de decisión sobre obispos, una innovación histórica impulsada por el propio Papa Francisco.

Su perfil no cabe dentro del molde tradicional del clero más conservador del Vaticano. Fue dos veces elegido prior general de los agustinos, un orden religioso fundado por San Agustín en el siglo XIII. Se trasladó a Perú como misionero, y años después fue nombrado arzobispo de Chiclayo. En 2015 recibió la ciudadanía peruana.

¿Una elección política o espiritual?

La elección de un papa estadounidense era, hasta ahora, impensable. El mantra no escrito del Vaticano ha sido evitar que el líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos pertenezca a la misma nación que ejerce el mayor poder geopolítico del mundo. Pero los tiempos han cambiado.

“Los cardenales comprendieron que la Iglesia necesitaba más que nunca alguien que rompiera con la Europa centrismo, pero también que tuviera experiencia institucional vasta, capacidad diplomática y sensibilidad social”, comenta el teólogo italiano Massimo Faggioli desde la Universidad de Villanova.

La elección de León XIV, entonces, puede leerse menos como un gesto de alineación con EE.UU. como potencia, y más como una reafirmación de liderazgo pastoral descentralizado, donde América Latina, Asia y África emergen como fuerzas vitales para el futuro del cristianismo.

Un papado con aroma andino y visión global

Prevost no solo habla español con fluidez: vivió décadas en Perú, donde desarrolló una pastoral cercana a los más pobres, y se ganó una reputación de líder sereno y comprometido. Fidel Purisaca Vigil, director de comunicaciones del obispado de Chiclayo, recordó en una entrevista cómo comenzaba cada día el ahora Papa León XIV:

“No importa cuántos problemas tuviera, siempre desayunaba con los demás sacerdotes después de rezar. Tenía buen humor, irradiaba alegría.”

Este estilo pausado, casi monástico, impacta en contraste con otros perfiles más mediáticos que han desfilado por el Vaticano. Pero esa sobriedad también es mensaje. Indica disciplina, austeridad y una idea de Iglesia menos institucional y más comunitaria.

Continuidad con Francisco, pero con sello propio

León XIV es un claro heredero de Francisco, quien no solo lo nombró cardenal de alto rango en 2025, sino que lo movió estratégicamente desde Perú a Roma para encargarse de la Pontificia Comisión para América Latina. Era su forma de preparar el terreno: lo dio a conocer en la Curia, lo situó en contacto permanente con los episcopados latinoamericanos, y luego lo nombró presidente de uno de los dicasterios más importantes del Vaticano.

Sin embargo, todo indica que no será un “Francisco II”. Su experiencia en la vida religiosa como agustino, su contacto directo con contextos pastorales difíciles, y su nacionalidad doble le aportan una mirada menos marcada por la diplomacia vaticana tradicional. Es previsible que su papado continúe con la reforma de la Curia iniciada por su antecesor, pero con un tacto más institucional y menos confrontativo.

Cómo reaccionó el mundo ante el nuevo Papa

Desde la Casa Blanca hasta el Palacio de Gobierno en Lima, pasando por los líderes católicos del África subsahariana, la elección de León XIV ha provocado reacciones diversas. En EE.UU., algunos sectores políticos conservadores lo celebraron como una reivindicación de la “grandeza americana”, mientras que otros católicos progresistas destacaron su afinidad con Francisco respecto a temas sociales.

En Perú, donde dejó huella profunda, medios de comunicación y comunidades católicas lo recibieron como “un Papa con sabor peruano”. Su conocimiento de la realidad andina, el trabajo con los movimientos laicales y su cercanía con los problemas cotidianos siguen presentes en la memoria colectiva.

Datos históricos: papas y sus nacionalidades

León XIV rompe una tradición de siglos que concentra la mayoría de los papados en Europa. Según el Anuario Pontificio:

  • De los 267 papas en la historia, más de 200 han sido italianos.
  • Francisco, elegido en 2013, rompió el molde como primer papa latinoamericano.
  • León XIV es el primer papa nacido fuera de Europa desde Gregorio III, originario de Siria, en el año 731, descontando a Francisco por su origen americano pero con ascendencia italiana.
  • Prevost también se convierte en el primer papa de formación agustina en la historia moderna.

La elección de un papa estadounidense era considerada inapropiada por su potencial impacto en temas diplomáticos y religiosos. Como lo expresó el historiador eclesiástico John L. Allen Jr.: “Durante décadas, existía el temor de que un Papa de EE.UU. fuera visto como demasiado cercano a la Casa Blanca. Esta elección demuestra que ya no se ve así.”

Retos que enfrenta León XIV

La Iglesia no enfrenta retos menores:

  • Los abusos sexuales aún hieren su credibilidad, especialmente en Europa, EE.UU. y Australia.
  • La caída en la participación religiosa en Occidente continúa sin freno.
  • El futuro del celibato clerical y la ordenación de mujeres sigue en la agenda como tabúes no resueltos.
  • El reto ecológico, que Francisco abordó con “Laudato Si”, necesitará una continuación efectiva.

León XIV no ha dado, hasta ahora, señales claras sobre cómo abordará estos temas. Pero su perfil silencioso, reformador y a la vez pastoral hace pensar que tomará decisiones con tiempo, consulta y equilibrio.

¿Un papado puente hacia el sur?

En este nuevo escenario global donde religiones compiten por influencia y el secularismo avanza, la elección de León XIV parece tener una lógica estratégica y espiritual. Su mezcla de rigor intelectual, experiencia misionera y doble nacionalidad podría convertir su pontificado en un punto de inflexión para reconectar al Vaticano con el sur del planeta, particularmente con África y Asia, donde el cristianismo está viviendo una expansión vibrante.

Mientras salía al balcón de la logia central en San Pedro para pronunciar su primera bendición “Urbi et Orbi”, el nuevo papa pronunció con una serenidad propia de su legado agustino:

“Nuestra unidad está en la esperanza. En este mundo de fracturas y ruidos, que la Iglesia sea instrumento de paz y encuentro.”

Si logra traducir ese mensaje en acciones concretas, podría consolidar un papado inolvidable, no por las revoluciones ruidosas, sino por la constancia serena de una transformación profunda.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press