El desmantelamiento de datos climáticos en EE.UU.: cuando la política apaga las alertas del planeta
La eliminación de la base de datos de desastres de NOAA bajo la administración Trump genera preocupación entre científicos y defensores del medio ambiente
Una herramienta climática clave se despide… ¿por motivos políticos?
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), una de las agencias más importantes en la vigilancia climática y meteorológica de EE.UU., ha anunciado que dejará de actualizar después de 2024 su emblemática base de datos Billion-Dollar Weather and Climate Disasters, que rastrea el costo económico de los desastres naturales agravados por el cambio climático.
Desde su creación en 1980, esta base de datos ha sido una piedra angular en la comprensión del costo humano y económico de los huracanes, inundaciones, sequías, incendios forestales y olas de calor más devastadoras que ha experimentado el país.
Pero con el cambio de enfoque bajo la administración Trump, la NOAA anunció que sus prioridades evolucionan —eufemismo para una evidente despriorización de la ciencia climática en beneficio de sectores industriales contaminantes.
El valor de la base de datos eliminada: mucho más que números
Esta base de datos ofrecía un análisis profundo y multidisciplinario integrando:
- Datos del FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias)
- Registros aseguradores de grandes compañías
- Informes de agencias estatales y locales
- Estimaciones de daños físicos, humanos y financieros
Logró cuantificar los desastres naturales cuya pérdida económica superaba los mil millones de dólares. Hasta la fecha, el monto acumulado supera ya los $2.6 billones (trillion en inglés) desde 1980.
Como referencia, al cierre de 2023, el año registró 28 eventos climáticos de este tipo solo en EE.UU., con pérdidas superiores a los $93 mil millones. Este nivel de información permitía a gobiernos, aseguradoras, municipios, científicos y medios de comunicación tener una visión clara del empeoramiento climático.
¿Por qué es preocupante la eliminación de esta fuente?
Eliminar el acceso a esta información no es un acto menor. Es equivalente a apagar el radar en medio de una tormenta.
La base de datos era usada de manera transversal por:
- Analistas financieros y aseguradores (para evaluar riesgos)
- Gobiernos locales, al solicitar asistencia federal
- Periodistas y defensores ambientales para comunicar la realidad del cambio climático
- Académicos y científicos para estudios e investigaciones climatológicas avanzadas
Su desaparición limita el acceso público a una plataforma objetiva y consolidada que muchas organizaciones privadas evitarían replicar por razones de propiedad intelectual o lucro.
Cambio climático: más presente y más costoso que nunca
Negar la utilidad de la base de datos contrasta con la acelerada secuencia de eventos catastróficos recientes directamente vinculados al cambio climático:
- Huracán Milton en la costa del Golfo en 2024: dejó decenas de muertos y daños millonarios.
- Incendios en California del Sur: más de 300 mil hectáreas quemadas en una sola temporada.
- Enfriamiento polar extremo en enero de 2024 que afectó a más de 50 millones de personas en el medio oeste, generando una crisis energética por las altas demandas de calefacción.
Al respecto, diversos estudios han confirmado que estas condiciones extremas son ahora más frecuentes e intensas:
“Por cada grado Celsius que se incrementa la temperatura del planeta, el aire puede retener un 7% más de humedad, intensificando las lluvias e inundaciones”, dijo Michael E. Mann, climatólogo de la Universidad de Pensilvania.
Una jugada ideológica: la purga climática del trumpismo
La decisión se inscribe en un patrón más amplio de la administración Trump contra la ciencia climática:
- Se eliminaron referencias al cambio climático en informes oficiales.
- Las páginas web de la Casa Blanca y varias agencias federales omitieron el tema.
- Hubo masivos despidos en NOAA: más de un 10% de su personal fue cesado en los primeros meses de 2024 como parte del “Departamento de Eficiencia del Gobierno” de Elon Musk, su nuevo aliado político.
- Se suspendió temporalmente la traducción de alertas meteorológicas a otros idiomas, aunque luego fue corregido.
Estas medidas revelan una tendencia clara: silenciar la advertencia climatológica en favor de empresas fósiles, aliadas políticas del expresidente. Trump ha sido abierto defensor del carbón y del petróleo, sectores a los que se les ha reducido impuestos y regulaciones ambientales durante su mandato.
El impacto en la economía y los seguros
Lejos de ser “solo política”, esta decisión incide directamente en la cotidianidad financiera de los estadounidenses.
Con eventos cada vez más extremos y frecuentes, el sector asegurador enfrenta pérdidas billonarias. Esto ha derivado en:
- Primas más altas para propietarios de viviendas
- Limitaciones en coberturas para zonas de alto riesgo
- Restricciones o salidas del mercado en estados como Florida y California
Una base de datos nacional y objetiva ayudaba a ajustar estas decisiones de forma transparente. Ahora, con su eliminación, los consumidores quedan desinformados y más vulnerables ante decisiones corporativas.
La paradoja del desmantelamiento climático
Paradójicamente, este desmantelamiento de datos se da justo cuando la evidencia del calentamiento global se vuelve innegable. En 2024, la temperatura promedio global ya supera 1.2ºC respecto a la era preindustrial, acercándose peligrosamente al límite de 1.5ºC establecido por el Acuerdo de París.
Estados Unidos representa el 15% de las emisiones globales históricas. Eliminar herramientas de reporte científico no elimina esa responsabilidad. Por el contrario, profundiza la ignorancia institucional frente a un desafío existencial.
¿Qué nos queda ahora?
La comunidad científica y diversas ONG ya están buscando alternativas. Sin embargo, replicar el alcance y la objetividad del sistema de NOAA no será fácil. Ya existen bases de datos como la del EM-DAT del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED), pero con metodologías y alcances diferentes.
También se teme que el archivo que conservará NOAA no reciba actualizaciones regulares ni mejoras futuras, quedando como un fósil más de la era de datos científicos públicos.
En palabras de Kim Cobb, geocientífica de Brown University:
“Eliminar esta base de datos es como dejar de contar las víctimas en una zona de guerra. Solo porque no quieras registrarlo no significa que deje de suceder”.
La ciencia del clima no necesita aprobación política. Pero su financiamiento, visibilidad y uso sí dependen, en gran parte, de los valores que las sociedades democráticas eligen proteger. Por ahora, en Estados Unidos, el clima ha dejado de ser prioridad institucional. Al menos hasta nuevo aviso.
Lecturas recomendadas
- NOAA Billion-Dollar Disasters Database (Archivo)
- NASA Climate Change
- Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC)