¿Los hermanos Menéndez merecen una nueva oportunidad? El caso que sigue polarizando a EE. UU.
Tres décadas después del crimen que conmocionó a Hollywood, el debate sobre el resentencing de Erik y Lyle Menéndez resucita pasiones, preguntas legales y controversias políticas.
Un crimen que estremeció a la nación
En agosto de 1989, José y Kitty Menéndez fueron asesinados a tiros en su mansión de Beverly Hills. Sus hijos, Erik y Lyle Menéndez, confesaron ser los autores materiales del crimen. Desde entonces, el caso ha permanecido como uno de los más notorios en la historia criminal de Estados Unidos.
En 1996, los hermanos fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El motivo, según la fiscalía de la época, fue la codicia: los hermanos buscaban heredar una fortuna multimillonaria. Sin embargo, la defensa argumentó un trasfondo mucho más oscuro: años de abuso sexual, físico y psicológico por parte de su padre, lo que supuestamente los llevó a cometer el crimen por miedo y desesperación.
Una nueva perspectiva sobre el abuso y el trauma
Durante décadas, el caso Menéndez ha sido analizado desde múltiples ángulos. Sin embargo, los avances en la comprensión del trauma y del abuso intrafamiliar reabrieron el debate. En 2023, el entonces fiscal del condado de Los Ángeles, George Gascón, solicitó reabrir el caso con el objetivo de reducir la sentencia a 50 años, con posibilidad de libertad condicional.
"Este caso hubiera sido manejado de forma muy diferente con el entendimiento actual de las consecuencias del abuso sexual infantil", declaró Gascón.
No es el primer caso que se revisa bajo esta nueva luz. Casos como el de Cyntoia Brown, sentenciada inicialmente a cadena perpetua por matar a un hombre que la explotaba sexualmente, también fueron revaluados, llevando a su liberación en 2019. Los precedentes marcan un giro en la jurisprudencia estadounidense donde el contexto psicológico y social del acusado gana más peso.
El giro de Nathan Hochman y una controversia en ascenso
Al asumir el cargo, el nuevo fiscal Nathan Hochman dio marcha atrás con la posibilidad de resentenciar a los hermanos, argumentando que no han asumido responsabilidad total debido a que persisten en su versión de los hechos (la del abuso paternal) sin admitir que mintieron en juicios anteriores.
La defensa, liderada por el reconocido abogado Mark Geragos, ha contraatacado con fuerza. Acusan a Hochman de estar parcializado, de haber despedido o degradado a fiscales favorables al resentencing, e incluso de utilizar el caso con fines políticos.
“Existe un riesgo real de que mis clientes no sean tratados con justicia debido a los conflictos internos de esta oficina”, afirmó Geragos.
La controversia escaló al punto de que la defensa solicitó la recusación completa de la Oficina del Fiscal del Condado de Los Ángeles. Aunque peticiones de este tipo rara vez tienen éxito, el caso Menéndez no ha seguido nunca un guion común.
¿Interés por justicia o intereses personales?
Geragos también señaló que Hochman contrató a Kathleen Cady —exabogada de Milton Andersen (único familiar Menéndez que se oponía al resentencing)— como jefa de la Oficina de Servicios a Víctimas. Andersen falleció en marzo de 2024, pero su legado opositor parece seguir vigente a través de figuras como Cady. La familia Menéndez, en cambio, reporta falta de comunicación y apoyo por parte de dicha oficina.
Además, dos fiscales implicados en la moción original de resentencing —Nancy Theberge y Brock Lunsford— fueron relegados de sus funciones y ahora demandan a Hochman, alegando represalias por sus posiciones dentro del caso. El ambiente dentro de la fiscalía ha sido descrito como "hostil", lo que levanta alarmas sobre su idoneidad e imparcialidad.
La opinión pública y la cultura pop: ¿resucitación o romanticismo?
Las redes sociales y las plataformas de streaming también han jugado un papel importantísimo. La docuserie "Menéndez + Menudo: Boys Betrayed" de Peacock, por ejemplo, reavivó el interés en el caso mostrando más testimonios de abuso dentro del entorno de José Menéndez, ejecutivo de entretenimiento. TikTok, por otro lado, ha visto una oleada de jóvenes usuarios mostrando simpatía por los hermanos.
Este fenómeno ha sido denunciado por algunos analistas como "romantización de criminales", una preocupación que va más allá del caso Menéndez y toca otros como el de Jeffrey Dahmer, cuyo caso fue dramatizado por Netflix.
"Los estándares de justicia no pueden ser dictados por las tendencias de redes sociales en ciernes", advirtió la profesora Laurie Levenson, de la Loyola Law School.
¿Un camino hacia el perdón?
Los hermanos Menéndez han estado en prisión por más de 30 años. Durante ese tiempo, han mantenido comportamiento ejemplar, obtenido títulos educativos y participado en programas de rehabilitación. ¿Es suficiente para reconsiderar su condena?
Las víctimas de crímenes violentos también merecen respeto y justicia, pero la justicia restaurativa —que da peso a la rehabilitación del autor del delito— también es parte del nuevo paradigma legal. El caso Menéndez se encuentra justo en ese cruce de caminos.
La política detrás de la justicia
En una era donde todo está politizado, el papel del fiscal como figura política es innegable. Hochman, con posibles aspiraciones futuras, enfrenta críticas por supuestamente usar el caso como plataforma moral, mientras Gascón recibió aplausos y críticas por igual por su enfoque "pro víctimas y rehabilitación". Es un juego de equilibrio complicado.
En junio de 2024, se llevará a cabo la audiencia final donde se podrían presentar los resultados completos de las evaluaciones de riesgo del consejo estatal de libertad condicional, ordenadas por el Gobernador Gavin Newsom. El resultado influirá en si se brinda clemencia o no a los hermanos Menéndez. La tensión está en aumento. Todos los ojos están puestos en California.
Cualquiera que sea el desenlace, el caso seguirá generando pasiones cruzadas, debates legales y reflexiones culturales sobre cómo entendemos la culpa, la víctima, el castigo y, sobre todo, la posibilidad del perdón.