Las Estrellas Caen: El lado oscuro de las lesiones en las Grandes Ligas

Hunter Greene, Max Scherzer y Kris Bryant enfrentan serias dificultades físicas mientras sus equipos luchan por mantenerse en la contienda

En el mundo de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB), pocas cosas pueden alterar el rumbo de una temporada tan drásticamente como las lesiones de sus principales figuras. Esta semana, tres nombres ilustres del diamante —Hunter Greene, Max Scherzer y Kris Bryant— han sido noticia no por sus hazañas en el campo, sino por problemas físicos que amenazan con truncar sus respectivas campañas.

Hunter Greene: una joya interrumpida por un tirón inguinal

El derecho de los Cincinnati Reds, Hunter Greene, estaba mostrando una de sus mejores salidas del año ante los Atlanta Braves el miércoles por la noche, cuando una lesión repentina en la ingle derecha lo obligó a abandonar el montículo tras solo tres innings. Hasta ese momento, Greene había ponchado a seis bateadores y permitido solo dos hits. Su recta alcanzó las 101 mph, una señal de su poderío habitual.

A sus 25 años, Greene había registrado 12 ponches en su anterior salida contra los Nationals, lo cual igualó la segunda mejor marca de su joven carrera. Su dominio generaba esperanzas renovadas en una rotación de los Reds que busca cimentarse como una de las mejores de la Liga Nacional. Sin embargo, su repentina salida en el cuarto inning mientras calentaba —con un lanzamiento que terminó en la tierra— trajo consigo gestos de preocupación inmediatos.

El mánager Terry Francona y el cuerpo médico acudieron de inmediato, y aunque la ventaja de 4-0 se mantenía, el ánimo se derrumbó. Fue sustituido por el relevista zurdo Brent Suter, mientras la organización anunció de inmediato el diagnóstico: «lesión en la ingle derecha».

El historial de Greene ya incluía molestias en la cadera y en el hombro durante su carrera. Su salud será clave para una franquicia con aspiraciones serias en una división Central de la Nacional que parece más abierta que nunca.

Max Scherzer: un veterano que lucha contra su cuerpo

Por su parte, Max Scherzer, uno de los lanzadores más dominantes del siglo XXI con tres premios Cy Young en sus vitrinas, continúa peleando contra un enemigo silencioso pero persistente: la inflamación en su pulgar derecho.

A sus 40 años, "Mad Max" firmó este año con los Toronto Blue Jays por $15.5 millones, pero su estreno fue efímero: tan solo duró tres entradas el pasado 29 de marzo ante los Orioles antes de salir con molestias en el músculo dorsal. Scherzer aclaró después que el verdadero culpable era su pulgar.

Esta misma dolencia lo limitó en 2022 y 2023. El lanzador explicó: “Pensé que lo había resuelto, que había hecho todos los ejercicios de fuerza con el agarre. Pero en el spring training volvió el problema”.

Esta semana dio un paso importante: lanzó 20 pitcheos ante bateadores por primera vez desde marzo. El mánager John Schneider lo describió como un "avance positivo", aunque aún falta camino por recorrer: Scherzer está en la lista de lesionados de 60 días y no podría regresar hasta al menos el 29 de mayo.

El veterano ha recibido dos inyecciones de cortisona este año, y aunque afirma sentirse mejor y con menos inflamación, se muestra cauto: "No celebraré nada hasta volver a lanzar en un partido oficial".

En 2023 tuvo marca de 2-4 con una ERA de 3.95 en apenas 9 aperturas con Texas, una campaña también marcada por una cirugía en la espalda baja. La batalla de Scherzer no solo es contra los rivales en el montículo, sino contra su propio cuerpo que le exige límites que su mente aún no quiere aceptar.

Kris Bryant: de MVP a paciente recurrente

En Denver, otro nombre que alguna vez fue sinónimo de grandeza enfrenta la dura realidad del deterioro físico. Kris Bryant, MVP de la Liga Nacional en 2016 y campeón con los Cubs, será sometido a una ablación para tratar una enfermedad degenerativa en los discos lumbares.

Esta será su novena visita a la lista de lesionados desde que firmó con los Colorado Rockies por $182 millones y siete años en 2022. Desde entonces, Bryant solo ha jugado 170 partidos en tres temporadas debido a una larga lista de problemas físicos: fascitis plantar, contusión en la costilla, fractura en el dedo, inflamación lumbar... una cadena de infortunios difícil de igualar.

Esta temporada, su rendimiento ha sido desalentador: apagado a .154 de promedio, sin jonrones, apenas una carrera impulsada y 13 ponches. Su producción dista abismalmente de sus mejores días con Chicago, cuando además de su MVP fue Novato del Año en 2015 y lideró a los Cubs al histórico título de 2016.

Sobre el procedimiento que le realizarán, el mánager Bud Black explicó que se trata de “una ablación que debería interrumpir las señales de dolor desde la espalda hasta el cerebro”. Si todo sale bien, podría volver a actividades en un par de días. Sin embargo, la pregunta es inevitable: ¿volveremos a ver a Bryant siendo una figura determinante en las Grandes Ligas?

Las lesiones: el verdugo silencioso de los clubes MLB

No es coincidencia que tres jugadores que representan tres generaciones diferentes (Bryant de 33 años, Scherzer de 40 y Greene de 25) estén lidiando con lesiones casi simultáneamente. El béisbol moderno exige más velocidad, más potencia y mayor volumen de partidos que nunca, todo lo cual repercute en el estado físico de los jugadores.

Según datos recopilados por Spotrac, la MLB ha visto un aumento del 15% en las estancias en la lista de lesionados en las últimas dos temporadas. En 2023 se registraron más de 800 jugadores lesionados en alguna parte del calendario. Esto no solo afecta a los equipos en la clasificación, sino también en sus finanzas: Bryant, por ejemplo, ha cobrado más de $50 millones desde 2022 con mínima producción.

Lo mismo se podría argumentar con Scherzer, quien es uno de los pitchers mejor pagados por su trayectoria, pero cuya edad empieza a pesar más que su experiencia.

El futuro inmediato: ¿hay esperanza?

Para Scherzer, el objetivo es claro: evitar un retiro forzado y cerrar su carrera en sus propios términos. Para Greene, se trata de recuperarse rápidamente y evitar que una lesión frene su acelerada evolución. Y para Bryant, la meta es más emocional: recuperar esa chispa que alguna vez lo hizo uno de los rostros más prominentes del béisbol estadounidense.

El drama de estos jugadores conecta con fanáticos y especialistas por igual. Son recordatorios vivientes de que, incluso con millones en el banco y entrenamiento de élite, el cuerpo humano sigue siendo la variable más impredecible en el deporte.

Y si bien las estadísticas reinan en el béisbol moderno, aún hay un espacio para la incertidumbre, esa que irrumpe con cada visita del entrenador físico al montículo.

Las Grandes Ligas avanzan, pero sus íconos luchan. La temporada 2025 está apenas comenzando, pero para algunos, ya representa una carrera contra el reloj.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press