Entre la separación y la esperanza: el drama humano de una madre cubana deportada desde EE. UU.

El caso de Heydi Sánchez expone las grietas del sistema migratorio estadounidense y el sufrimiento de miles de familias separadas por deportaciones

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Una vida en pausa: el regreso forzado a Cuba

Heydi Sánchez, madre cubana de 44 años, vive lo que muchos consideran una pesadilla: separada de su hija de un año y de su esposo estadounidense, se encuentra vuelta a Cuba después de ser deportada por las autoridades migratorias de EE. UU. Diez veces al día, en un ritual ya rutinario, Sánchez camina desde la casa de sus padres en La Habana hasta el punto más cercano con cobertura de internet, con la esperanza de ver a su bebé dormir mediante una videollamada. Cada llamada termina en lágrimas.

Sánchez fue deportada en abril de 2024 tras asistir a una cita de rutina con el Immigration and Customs Enforcement (ICE). La sorpresa fue abrumadora: sin previo aviso, quedó detenida y, en cuestión de días, repatriada a una isla que había abandonado con la esperanza de una nueva vida.

Un sueño americano interrumpido

La travesía de Heydi Sánchez hacia los Estados Unidos comenzó en 2019, cuando ingresó por la frontera sur como parte de una ola migratoria de ciudadanos cubanos. Después de presentarse ante un juez migratorio y no acudir a una cita posterior —por razones nunca completamente aclaradas—, se emitió una orden de deportación en su contra. Aunque más tarde fue liberada tras pasar nueve meses en un centro de detención, logró reencaminar su vida: estudió, trabajó como asistente de enfermería y, en 2021, se casó con Carlos Yuniel Valle, ciudadano estadounidense.

Tras dos tratamientos de fertilización in vitro, la familia celebró el nacimiento de su hija Kailyn en noviembre de 2023. “Éramos inmensamente felices”, dice Sánchez. Pero apenas seis meses después, el núcleo familiar fue brutalmente fracturado.

¿Legalidad o inhumanidad?: Una cuestión de enfoque migratorio

La deportación de Sánchez no solo plantea interrogantes familiares, sino también legales y éticos. ¿Era inevitable su deportación? ¿Se siguieron los procedimientos adecuados? ¿Ha sido víctima de una política migratoria inflexible? Estas son preguntas que hoy se hacen juristas y activistas.

Durante la administración de Donald Trump, la inmigración ilegal fue tratada con mano dura. Un eje fundamental del enfoque fue la ejecución de las ordenes de deportación ya emitidas por jueces, bajo el argumento de que los afectados habían agotado todas sus vías legales. ICE no ha respondido públicamente sobre este caso en particular, pero se sabe que la agencia prioriza la deportación de quienes tienen una orden firme.

“Mi mundo se derrumbó y mi vida está acabada”, dijo Sánchez entre lágrimas al revisar fotos de su hija y su esposo. “Estoy física y mentalmente destruida”.

El drama de una familia dividida

Mientras Sánchez vive en el aislamiento físico y emocional de La Habana, en Tampa, su esposo trata de sostener a su hija solo, con serias dificultades financieras y emocionales. Se ha visto obligado a faltar al trabajo y teme perder su casa y su vehículo.

Uno de los momentos más conmovedores ocurrió durante una videollamada nocturna en la que la niña no quería dormir. Su madre le cantó una canción de cuna a través del teléfono. “La niña comenzó a tocar la pantalla para acariciar el rostro de su mamá”, recuerda Carlos. “Empezó a besar la pantalla… yo empecé a llorar y su madre también”.

Presión política y la esperanza de un visado humanitario

La familia ha emprendido una campaña para recolectar firmas y solicitar un visado humanitario que permita el regreso de Heydi a Estados Unidos. Incluso cuentan con el respaldo de la congresista demócrata Kathy Castor, representante del distrito de Tampa, quien ha pedido oficialmente su libertad condicional.

Sánchez ha apelado directamente al corazón del expresidente Donald Trump, quien se ha manifestado como defensor de la familia y de los valores cristianos. “A él, que dice creer en Dios y en la familia, le pido que ponga su mano en el corazón y nos ayude a reunirnos otra vez. Mi bebé me necesita”, implora.

El perfil de los deportados: más allá de números

Según datos del ICE, en los últimos años se ha priorizado la deportación de personas con antecedentes penales o con orden de deportación firme. Sin embargo, casos como el de Sánchez cuestionan esa práctica, sobre todo cuando se trata de personas que han intentado regularizar su situación, tienen vínculos familiares con ciudadanos estadounidenses y no representan una amenaza.

El Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes señala que más del 30% de las deportaciones efectuadas entre 2023 y 2024 corresponden a personas sin historial criminal. “La política migratoria estadounidense se encuentra en una encrucijada entre aplicar la ley o respetar el derecho a la vida familiar”, señala María Vázquez, abogada experta en temas migratorios.

Impactos psicológicos y afectivos en la infancia

La ausencia de un progenitor en la vida de un menor, especialmente durante el primer año de vida, tiene consecuencias psicológicas comprobadas. Organizaciones como Zero to Three advierten que las rupturas tempranas generan estrés tóxico en los niños, afectando su desarrollo cognitivo y emocional.

“La falta del vínculo físico con la madre, especialmente para una niña tan pequeña como Kailyn, puede generar trastornos de apego e inseguridad emocional en el futuro”, asegura la psicóloga infantil Teresa Larraín. “Las videollamadas no son suficientes para reemplazar el contacto real”.

El caso Sánchez como símbolo de un sistema roto

La historia de Heydi Sánchez resuena más allá de su familia. Representa el drama que viven miles de personas a quienes la política migratoria, los tecnicismos legales y la burocracia han dejado en un limbo. Mujeres, niños, maridos y abuelas, cuyas historias quedan atrapadas entre resoluciones frías, sellos oficiales y prioridad cero en los discursos electorales.

Organizaciones defensoras de derechos humanos han catalogado casos como este como una “forma moderna de violencia institucional”, en la medida que se excluyen consideraciones humanas por aplicar de forma rígida las leyes migratorias. ¿Se trata de aplicar la ley o de ejercer compasión y justicia?

Una decisión política y moral pendiente

Mientras tanto, Heydi Sánchez seguirá caminando diez veces al día por las calles de La Habana para ver a su hija durante unos minutos. No puede cargarla. No puede oler su cabello. Solo verla a través de una pantalla cubierta de lágrimas.

El llamado está hecho: una madre clama por volver a su hogar, una niña espera el abrazo de quien la trajo al mundo y un esposo lucha contra la adversidad por mantener unida a su familia desde la distancia. ¿Responderá EE. UU. con leyes o con humanidad?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press