El calvario de los cautivos en Gaza y el grito de las familias en Israel
La angustia de una madre, la incertidumbre del gobierno israelí y el silencio que duele: la historia de los rehenes capturados por Hamas en octubre de 2023
Un hijo en manos de Hamas: la pesadilla de Ruhama Bohbot
Cuando Ruhama Bohbot escuchó por televisión que el entonces presidente Donald Trump afirmaba que tres de los 24 rehenes israelíes aún vivos en Gaza probablemente habían muerto, sintió cómo el suelo se desmoronaba bajo sus pies. Su hijo, Elkana Bohbot, de 36 años, fue secuestrado por militantes liderados por Hamas durante el ataque del 7 de octubre de 2023 en el sur de Israel.
Lo más devastador fue enterarse de ello por la televisión, no por un funcionario israelí. "Seguimos viviendo con la esperanza de que todo estará bien... incluso en medio de todo lo que no está bien", declaró Bohbot, visiblemente afectada.
Es sabido que en conflictos como estos, la información se convierte en arma y escudo. Para las familias de los cautivos, cada dato omitido, cada anuncio ambiguo, se convierte en un nuevo golpe emocional. La lentitud y el secretismo del gobierno israelí alimentan el temor y la rabia de quienes aún aguardan noticias concretas de sus seres queridos.
El ataque del 7 de octubre: cifras de una tragedia
Durante el brutal ataque de Hamas, 251 personas fueron secuestradas y cerca de 1.200 israelíes asesinados. Muchas de las víctimas, como Elkana, fueron capturadas en un festival de música, llamado Supernova Sukkot, que terminó convertido en escenario de una masacre. Más de 300 personas murieron allí.
Desde entonces, el gobierno israelí emprendió un ofensiva militar en Gaza que ha dejado más de 52.000 muertos, en su mayoría mujeres y niños, según cifras del Ministerio de Salud palestino, que no distingue entre civiles y combatientes. La guerra se ha intensificado, pero aún no se ha logrado rescatar con vida a la totalidad de los secuestrados.
Un país dividido entre la guerra y los rehenes
En medio de esta situación extrema, crece el clamor popular en Israel para que el gobierno priorice el rescate de los rehenes. Protestas semanales en Tel Aviv y otras ciudades reúnen a miles de personas, que exigen un alto el fuego inmediato y un acuerdo que garantice el regreso de sus familiares.
El Foro de Familias de Rehenes y Desaparecidos ha sido una de las voces más firmes: "Si hay nueva información que se nos está ocultando, exigimos que se nos dé de inmediato", afirmaron en un comunicado reciente.
Hasta la fecha, Israel reconoce oficialmente que 21 de los 59 rehenes restantes estarían vivos. Sin embargo, las dudas en torno a tres de ellos han abierto una grieta emocional que ni el tiempo ni la resistencia parecen poder cerrar.
Los videos que no traen consuelo
En los últimos meses, Hamas ha difundido tres videos breves de Elkana Bohbot, en los cuales se le ve conversando ficticiamente con su esposa, su hijo Raem, su madre y su hermano. Sin embargo, se trata de grabaciones hechas bajo presión, donde el peligro, más que disiparse, parece intensificarse.
"Son pruebas de vida condicionales. No sabemos cuándo fueron realmente grabados", afirma su madre. El rostro de Elkana, cansado, demacrado, golpea más que las palabras. Son los ojos de la angustia que brotan desde los túneles de Gaza.
El alimento como arma de guerra
Uno de los temas más alarmantes para las familias tiene que ver con la suspensión de la ayuda humanitaria hacia Gaza. Israel impuso en marzo un congelamiento total, el más prolongado desde el inicio de la guerra. Según el Programa Mundial de Alimentos, el 80% de la población en Gaza depende exclusivamente de ayuda humanitaria para comer.
"Eso significa que probablemente mi hijo tampoco está recibiendo alimento alguno", expresó Bohbot. Diversas organizaciones advierten de una inminente crisis de hambruna severa que, en medio de una guerra, parece configurar un eufemismo para muerte por inanición.
El drama infantil en medio del conflicto
Raem, el hijo pequeño de Elkana, cumplirá cinco años el próximo mes. Será su segundo cumpleaños alejado de su padre. Pero su inocente esperanza sigue intacta. "Si mi papi regresa", suelta a veces entre juegos, a lo que toda la familia responde suavemente: "Tu papi va a volver, solo hay que esperar un poquito más".
Raem tiene un par de binoculares caseros que hizo en el jardín de infancia. A menudo sale al balcón y mira a lo lejos... buscando a su padre. Como si la distancia pudiese acortarse con un tubo de cartón y una esperanza interminable.
Netanyahu y las grietas del liderazgo
El liderazgo del Primer Ministro Benjamin Netanyahu está cada vez más cuestionado por su ambigüedad respecto a la situación de los rehenes. En un evento público, un micrófono captó a su esposa Sara decir "menos" en voz baja tras la mención de que 24 rehenes siguen vivos. Luego, la oficina del primer ministro lo calificó como un desliz lingüístico.
La oposición acusa al gobierno de usar políticamente la crisis de los rehenes, mientras la estrategia militar predomina por encima del salvamento humano. Es una paradoja que resuena: el país que afirma proteger a su pueblo, pero lo sacrifica en nombre de su seguridad nacional.
Trump, ¿intermediario de paz?
El regreso del presidente Trump a la escena diplomática ha encendido un pequeño rayo de esperanza para las familias de los rehenes. Para Bohbot, cualquier movimiento que implique una reducción del conflicto o un acuerdo regional es valioso.
"Solo quiero imaginar que está resistiendo, que por ahora está bien. Esa es mi esperanza y mi creencia", dice ella con los ojos húmedos, sentada debajo de un mural que muestra el rostro de Elkana bajo la frase: “No hay precio para la libertad”.
Israel atraviesa uno de los periodos más complejos de su historia moderna. La guerra, los rehenes, las acusaciones cruzadas... todo converge en una sociedad desgarrada a la que el silencio y la espera están devorando de adentro hacia afuera.