¿Un futuro con una sola vacuna para gripe y COVID? Moderna en el centro del debate
Un análisis del avance biotecnológico que promete simplificar la inmunización, mientras enfrenta escepticismo científico y regulatorio
La promesa de una vacuna combinada con tecnología mRNA
Moderna, la farmacéutica estadounidense conocida por su protagonismo durante la pandemia de COVID-19, ha dado un paso más hacia una nueva revolución en la inmunización: una vacuna combinada contra la gripe y el COVID-19 usando tecnología mRNA. Esta propuesta no solo apunta a mejorar la eficiencia de la vacunación, sino también a simplificar la logística de salud pública.
La nueva vacuna combinada ha mostrado generar una respuesta inmunitaria más robusta que las vacunas tradicionales contra la gripe y el COVID-19, específicamente en pacientes mayores de 50 años, según un estudio publicado por la Journal of the American Medical Association. La fase de prueba incluyó a más de 8,000 personas y fue financiada por la misma compañía.
¿Qué es la tecnología mRNA y por qué revolucionaría la vacunación contra la gripe?
La tecnología de ARN mensajero (mRNA) ya es ampliamente usada en vacunas como la de Pfizer-BioNTech y la propia de Moderna contra el COVID-19. Esta tecnología permite inducir al cuerpo a generar proteínas propias del virus sin usar el virus vivo, desencadenando una respuesta inmunológica fuerte con menor margen de efectos secundarios serios.
Tradicionalmente, las vacunas contra la gripe se fabrican usando huevos de gallina o cultivos celulares, un proceso que puede tomar hasta seis meses. En cambio, las vacunas mRNA pueden desarrollarse y producirse en cuestión de semanas. Esta velocidad permitiría adaptarse mejor a nuevas variantes, algo crucial debido a la mutación frecuente del virus de influenza.
“Creemos que esta tecnología puede revolucionar la inmunización contra la gripe, acelerando la producción y aumentando la eficacia contra las cepas estacionales”, dijo Stefano Hoge, presidente de Moderna, durante una llamada con inversores.
Datos prometedores... pero no concluyentes
El estudio de Moderna analizó niveles de anticuerpos en sangre 29 días después de la inoculación. En este tiempo, la vacuna combinada mostró mayor actividad inmunológica que las vacunas individuales.
Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos ha solicitado más pruebas, particularmente datos sobre la eficacia real en la prevención de enfermedades. No basta con observar el nivel de anticuerpos: se quiere saber cuánto reduce la vacuna las infecciones, hospitalizaciones y, por supuesto, las muertes.
El Dr. Greg Poland, investigador de vacunas en la Clínica Mayo, no participó en el estudio, pero se mostró escéptico: “Podría tener sentido en teoría, pero no sabemos si una combinación funcionará igual en el mundo real. Además, COVID-19 circula todo el año, no solo en una estación como la gripe. ¿Cómo ajustamos los tiempos para ambos virus?”
Efectos secundarios y seguridad
Los efectos colaterales más comunes reportados fueron dolor en el lugar de la inyección, fatiga y dolor de cabeza, sintomatología similar a otros inmunizantes mRNA.
No obstante, la controversia persiste fuera de la comunidad científica. El Secretario de Salud de EE.UU., Robert F. Kennedy Jr., conocido crítico de las vacunas mRNA, ha sembrado dudas respecto a su seguridad. Moderna, por su parte, considera que las recientes conversaciones con la FDA han sido “negocios como siempre”, y proyecta un posible lanzamiento para 2026.
Resistencia política y el futuro de la aprobación
El tema no solo despierta debate en la comunidad médica: el Congreso de Estados Unidos también se enfrenta a una lucha ideológica sobre el futuro del sistema sanitario, en particular el programa Medicaid, que cubre a más de 71 millones de adultos. Varios grupos republicanos pretenden reducir el gasto federal en salud, lo que podría limitar el acceso a inmunizaciones innovadoras.
Esto coincide con un reporte de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), que estima que millones de estadounidenses perderían su cobertura si avanzan los cambios propuestos. Esto sería contradictorio con la implementación de nuevos esquemas vacunales que requieren de amplia disponibilidad y acceso equitativo.
Una sola vacuna para dos amenazas: ¿atractiva o preocupante?
El concepto de “una sola inyección al año” para prevenir tanto gripe como COVID-19 tiene un indudable atractivo logístico y psicológico, especialmente en personas mayores o con condiciones predisponentes.
Sin embargo, aún existe la percepción pública de que combinar vacunas conlleva mayores riesgos, algo que los médicos y comunicadores científicos deberán abordar con claridad. La fatiga post-pandémica también juega un rol: muchos ciudadanos, hartos de las discusiones sobre vacunas, podrían simplemente optar por no vacunarse en absoluto.
Autismo y vacunas: controversias que reaparecen
El mismo Robert F. Kennedy Jr. ha lanzado una nueva iniciativa para estudiar el autismo y otras enfermedades crónicas usando datos médicos de Medicare y Medicaid. Si bien Kennedy ha prometido descubrir las “causas del autismo”, este programa ha sido criticado por científicos como Helen Tager-Flusberg, quien argumenta que este tipo de registros no sirven para encontrar factores causales verdaderos, que deben buscarse en el ámbito genético y ambiental prenatal.
Esta controversia revivió viejos temores sobre la relación entre vacunas y autismo. A pesar de que no existe evidencia científica que vincule las vacunas con el autismo, Kennedy y otros críticos continúan defendiendo teorías desacreditadas —reforzadas a veces por figuras públicas como el expresidente Donald Trump—, lo cual complica el esfuerzo por promover nuevas vacunas como las combinadas con mRNA.
Autismo: un diagnóstico en alza, pero también mejor detectado
Los últimos datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican que 1 de cada 31 niños en EE.UU. ha sido diagnosticado con autismo, frente a 1 de cada 44 en 2020. No obstante, los expertos creen que esta alza se debe a una mejor detección y diagnóstico, especialmente en los casos más sutiles.
Contrario a la narrativa de Kennedy que sugiere que se trata de una enfermedad prevenible provocada por factores ambientales, la comunidad científica insiste en un enfoque multidimensional que incluye genética, edad parental, condiciones de salud materna y exposición a ciertos factores durante el embarazo.
En este contexto, iniciativas gubernamentales que buscan estudiar el tema usando bases de datos como Medicaid pueden terminar desviando la atención científica hacia líneas de investigación ya desacreditadas, generando más confusión en un momento donde la confianza pública en la ciencia es clave.
Vacunas mRNA: ¿el futuro o una promesa más?
La vacuna combinada de Moderna representa un avance técnico potencialmente transformador en la salud pública mundial. Pero el camino hacia su implementación está minado de escepticismo, política y desinformación.
Si bien los datos iniciales son prometedores, la presión de demostrar una eficacia clínica real en prevención y hospitalización será decisiva para su aprobación. La cronología anunciada por Moderna, que ya pospuso su objetivo de aprobación hasta 2026, sugiere que el proceso regulatorio será intenso.
Como señala el Dr. Poland: “Estoy de acuerdo con la FDA: necesitamos datos duros de eficacia, no solo anticuerpos en sangre. Este podría ser ‘el futuro de las vacunas’... o simplemente otra promesa más.”
Si el futuro de la inmunización combina ciencia de punta con responsabilidad política y claridad comunicativa, este tipo de vacunas podría ser una de las herramientas más útiles en la lucha continua contra enfermedades respiratorias persistentes. Pero si se impone la ideología, el escepticismo infundado y la búsqueda de culpables simplistas para condiciones complejas como el autismo, podríamos desperdiciar una de las oportunidades más ambiciosas de la medicina moderna.