El escándalo que sacude a Columbia: el caso Hadden y el precio de la impunidad médica

Una revisión profunda del caso del ex ginecólogo Robert Hadden, la negligencia institucional y el costo histórico para las víctimas

Un crimen que se prolongó por décadas

En un hecho sin precedentes legales y éticos, Columbia University y el hospital NewYork-Presbyterian han acordado pagar la cifra monumental de 750 millones de dólares como parte de un acuerdo para resolver 576 demandas civiles relacionadas con las agresiones sexuales cometidas por el ex ginecólogo Robert Hadden. Este nuevo monto eleva el total de los pagos asociados al caso a más de mil millones de dólares, consolidando uno de los mayores escándalos médicos en la historia de Estados Unidos.

Robert Hadden, de 66 años, fue condenado en 2023 por cargos federales de crímenes sexuales. Su conducta aberrante tuvo lugar durante varias décadas, mayoritariamente en instituciones médicas de renombre como el Columbia University Irving Medical Center y el NewYork-Presbyterian Hospital. Entre sus víctimas se encuentran mujeres embarazadas, jóvenes estudiantes y mujeres que acudían en busca de atención médica de rutina. Algunas de ellas, incluido el testimonio público de Evelyn Yang, esposa del excandidato presidencial Andrew Yang, describieron abusos perpetrados en momentos de vulnerabilidad extrema.

Un sistema que falló múltiples veces

El caso Hadden no es solamente una historia de un depredador con bata blanca. Es también un ejemplo devastador de cómo las instituciones fallaron una y otra vez en proteger a sus pacientes. Las primeras denuncias formales se remontan a 2012, y en 2014 fue acusado formalmente por el estado de Nueva York. Sin embargo, en lugar de enfrentar penas de cárcel, logró un acuerdo en 2016 con la fiscalía del entonces fiscal Cyrus Vance Jr. que le permitió declararse culpable de delitos menores sin ir a prisión ni ser incluido en el registro de delincuentes sexuales del estado.

Este fallo judicial fue descrito por muchas víctimas como una traición. Varias de ellas no fueron notificadas ni consultadas sobre el acuerdo hasta que la indignación pública, acelerada por el movimiento #MeToo, puso el foco de atención sobre el caso, obligando a los fiscales federales a actuar años más tarde.

El pacto millonario y su significado

El acuerdo más reciente de 750 millones de dólares fue alcanzado el lunes bajo la supervisión de un juez de Manhattan. Según el abogado principal de los demandantes, Anthony DiPietro, el promedio de compensación para las víctimas es de alrededor de 1.3 millones de dólares por persona. La cifra busca reflejar no solo el daño físico, sino también el trauma psicológico, la pérdida de confianza en el sistema médico y el sufrimiento prolongado.

“Esta victoria es para todas las personas que han confiado su salud a instituciones médicas y han sido traicionadas. Este acuerdo envía un mensaje poderoso: quienes encubren abusos serán obligados a responder”, declaró DiPietro.

Columbia confirmó el acuerdo aunque no especificó la suma. No obstante, emitió un comunicado donde expresó: “Lamentamos profundamente el dolor que han sufrido las pacientes y este acuerdo es un paso más en nuestro compromiso continuo para reparar el daño y apoyar a las sobrevivientes”.

Las historias que rompieron el silencio

Varias sobrevivientes decidieron salir del anonimato después de años de silencio. Una de ellas, Laurie Maldonado, dejó en claro que su lucha no se trataba del dinero:

“Columbia permitió que se cometiera un abuso sádico, y hoy finalmente ha tenido que enfrentar la verdad. Este caso es sobre obtener justicia, no compensación económica”, apuntó.

Estas voces han sido claves no solo para llevar el caso a tribunales, sino también para sacar a la luz patrones de encubrimiento institucional que según los abogados se extendieron durante décadas en la universidad y el hospital.

¿Cómo pudo ocurrir esto en una institución Ivy League?

Columbia University es una de las universidades más prestigiosas del mundo. Su centro médico, uno de los más importantes en EE.UU., forma parte esencial del sistema de salud académica del país. Pero precisamente esa imagen intocable de excelencia académica y científica generó una estructura de impunidad institucional. Médicos respetados, directivos que se protegían entre ellos y una administración que tardó en reaccionar, permitieron que Hadden continuara abusando de pacientes durante años.

Según se ha revelado, hubo denuncias internas que fueron ignoradas. Pacientes que alertaron sobre comportamientos inadecuados y enfermeras que expresaron su preocupación tampoco fueron escuchadas. Todo esto refuerza una tendencia documentada en otras universidades de élite —como en el caso de Larry Nassar en Michigan State— donde el prestigio y la reputación de la institución priman sobre el bienestar de las víctimas.

Un precedente legal y social

La magnitud financiera de este escándalo no tiene comparación: es uno de los cinco mayores acuerdos por abuso sexual en la historia de Estados Unidos. Se suma a casos como el de la Iglesia Católica, los Boy Scouts of America y el mencionado Nassar. La cifra por sí sola sirve como advertencia a otras instituciones: el costo de encubrir abusos es mucho mayor que enfrentarlos con transparencia.

Además, el caso empujó a Columbia a enviar en 2023 una notificación a más de 6,500 ex pacientes de Hadden informándoles sobre sus condenas y ofreciéndoles la posibilidad de acceder a un fondo de compensación adicional de 100 millones de dólares. Este fondo permanecerá disponible hasta el 15 de mayo, con miles de personas aún consideradas potenciales víctimas.

El poder del testimonio: el efecto #MeToo

¿Habría llegado este caso a juicio y condena sin el movimiento #MeToo? Probablemente no. Muchas de las víctimas de Hadden afirmaron que durante años se sintieron solas, aisladas e ignoradas. Pero a partir de 2017, cuando cientos de mujeres —desde actrices famosas hasta empleadas anónimas— comenzaron a denunciar públicamente a sus abusadores, se generó un clima en el que hacerse oír era una posibilidad real.

El caso de Evelyn Yang, en especial, fue fundamental para atraer atención mediática. En un emotivo testimonio televisado, ella relató cómo Hadden abusó de ella mientras estaba embarazada de su primer hijo. Su caso dio rostro a una injusticia estructural que durante años había sido barrida bajo la alfombra.

Cambios necesarios en la medicina institucional

Como respuesta al escándalo, Columbia anunció una serie de reformas internas que incluyen:

  • Un comité externo independiente para revisar prácticas de seguridad con pacientes.
  • Actualización de protocolos para denuncias de mala conducta profesional.
  • Creación de un fondo permanente para apoyar a sobrevivientes.
  • Mayor supervisión de profesionales por parte de los hospitales afiliados.

Estas medidas, aunque positivas, llegan tras décadas de impunidad. El daño ya está hecho. Ahora, expertos en ética médica y derecho institucional esperan que el escándalo sirva como catalizador para transformar la cultura de silencio que todavía prevalece en muchas clínicas, hospitales y universidades.

La batalla por el cambio aún no termina

Aunque Robert Hadden ya está cumpliendo una condena de 20 años de prisión federal, muchas víctimas consideran que la justicia completa solo llegará cuando todas las personas que lo protegieron enfrenten consecuencias legales y profesionales. Hasta el día de hoy, ningún alto directivo de Columbia o del NewYork-Presbyterian ha sido imputado formalmente por su rol en el encubrimiento.

Este caso nos obliga a hacernos una pregunta incómoda: ¿qué otras historias similares siguen ocultas en instituciones que se dicen ejemplares? La transparencia, la supervisión independiente y la vigilancia ciudadana son ahora más imprescindibles que nunca para evitar que este tipo de tragedias se repitan.

Como dijo una de las víctimas al salir del juzgado: "El dinero puede ayudarte a sanar, pero lo que necesitamos de verdad es que esto no le pase a nadie más...”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press