El cónclave más global de la historia: ¿Hacia dónde va la Iglesia Católica tras Francisco?
Con 133 cardenales de 70 países, la elección del nuevo Papa pone a prueba el legado de Francisco y reconfigura el poder en la Iglesia
Una elección entre humo y esperanza
En la majestuosa Capilla Sixtina, bajo la aterradora mirada del fresco El Juicio Final de Miguel Ángel, 133 cardenales se reúnen en uno de los eventos más enigmáticos y ritualizados del mundo: el cónclave para nombrar al sucesor del Papa Francisco. Esta vez, la reunión tiene un tinte especial: se trata del cónclave más diverso geográficamente en los 2,000 años de historia de la Iglesia Católica.
No es solo un cambio de liderazgo. Es un momento de inflexión. ¿Continuará la Iglesia por la senda aperturista que Francisco trazó o volverá a un modelo más conservador? Más aún, ¿logrará un nuevo Papa unir a una Iglesia global cada vez más fracturada entre norte y sur, progresistas y tradicionalistas?
El poder del sur global
De los 133 cardenales con derecho a voto, 108 fueron nombrados por el propio Papa Francisco, una cifra histórica. Más que números, se trata de una revolución simbólica: cardenales provenientes de Mongolia, Tailandia, Tonga, e incluso Suecia, tienen ahora voz y voto en una institución tradicionalmente dominada por europeos.
Francisco quebró barreras al optar por el sur global, otorgando representatividad a comunidades católicas históricamente periféricas. No es coincidencia que muchos de estos nuevos cardenales fueran elegidos por su compromiso pastoral en contextos de pobreza, violencia o migración.
Como escribió el teólogo brasileño Leonardo Boff, “el cristianismo del futuro hablará con acento del sur”. Y esa visión ya es una realidad tangible en las paredes vaticanas.
Un cónclave con sabor a incógnita
Pese al tradicional secreto que envuelve al cónclave, algunos posibles papables ya suenan en los pasillos:
- Cardenal Pietro Parolin (Italia, 70 años): Secretario de Estado del Vaticano. Representa la continuidad dentro de la Curia Romana.
- Cardenal Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años): Fuerte candidato asiático. Estuvo al frente de las misiones y evangelización, con gran prestigio entre las iglesias del sur global.
- Cardenal Peter Erdo (Hungría, 72 años): Conservador y cercano a los sectores doctrinales clásicos.
Pero entre los veteranos surgen también cardenales de nuevos perfiles, como el cardenal Jean-Marc Aveline (Francia), de origen argelino, cuya visión intercultural cautiva a muchos. O el cardenal Wilton Gregory (EE. UU.), el primero afroamericano en acceder al cardenalato.
El ritual del humo blanco
Los detalles litúrgicos del cónclave siguen siendo de una coreografía estricta. Todo inicia con una misa Pro Eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro. Luego, los cardenales entran en la Capilla Sixtina entonando el “Veni Creator Spiritus” y juran secreto absoluto sobre el proceso.
Cada votación se realiza cuidadosamente. La frase latina “Eligo in summum pontificem” encabeza cada papeleta. Tres escrutadores cuentan los votos, revisores validan el resultado y todo se documenta para los archivos secretos vaticanos. El humo negro indica que no hay nuevo Papa; el humo blanco, que el Espíritu Santo ya ha hablado.
En el siglo XX, el número de votaciones para elegir al Papa osciló entre 3 y 8. Juan Pablo I fue elegido tras la tercera votación en 1978. Su sucesor, Juan Pablo II, necesitó ocho. Francisco fue elegido en la quinta ronda en 2013.
El legado de Francisco: continuidad o ruptura
Francisco encarnó, en sus 12 años de pontificado, una visión pastoral más abierta y política: defensa del medio ambiente (Laudato Si’), acercamiento a la comunidad LGBTQ+, mayor participación femenina (aunque sin ordenar diaconisas o sacerdotisas), e impulso a una “Iglesia en salida”. Esa apertura, sin embargo, también polarizó.
Una mayoría de cardenales nombrados por él presume una continuidad. Pero el modo puede variar. Algunos, como Tagle, podrían avanzar en reformas; otros, como Erdo, podrían dar marcha atrás. La crisis del abuso sexual —aún no superada— pesa como piedra en el discernimiento de los electores.
El teólogo español Rafael Luciani afirmó en una entrevista con la revista Vida Nueva: “La gran pregunta no es solo quién será el nuevo Papa, sino si la sinodalidad, ese modelo de Iglesia inclusiva y participativa, seguirá su curso o quedará en pausa”.
Un reto para el próximo pontífice
Las batallas que esperan al próximo pontífice son múltiples:
- Crisis moral y sexual: aún quedan pendientes víctimas de abuso y estructuras internas sin reformar.
- Feminismo católico: la demanda por un mayor papel de la mujer en la jerarquía eclesial ha crecido, incluso en sectores conservadores.
- Relación con China: las tensiones diplomáticas sobre el nombramiento de obispos siguen siendo una herida abierta.
- El éxodo de fieles: América Latina, antaño bastión católico, pierde cada año miles de fieles hacia el protestantismo.
- Unidad interna: los cismas silenciosos, especialmente en Europa y África, podrían explotar si no se encauzan hacia un diálogo eclesiológico profundo.
En palabras de un cardenal africano no identificado, citado por The Tablet: “No estamos eligiendo solo a un Papa, sino a un puente entre culturas, resistencias y esperanzas”.
Los ojos del mundo, en una chimenea
Mientras las cámaras del mundo enfocan una única salita coronada por una chimenea en el techo de la Capilla Sixtina, el destino de 1,400 millones de personas se escribe dentro. Es una paradoja fascinante: el rito más antiguo y cerrado es también, a ojos del mundo, uno de los más universales en impacto.
En última instancia, el próximo Papa tendrá que ser más que un teólogo o pastor. Tendrá que ser un hábil mediador global, un símbolo de consenso en tiempos de fragmentación y un líder espiritual para un siglo XXI que, en palabras de Benedicto XVI, “parece haber olvidado a Dios, pero no ha dejado de buscar sentido”.
Hoy, la historia vive entre mármoles renacentistas, cánticos latinos... y el susurro de un humo blanco que, cuando llegue, abrirá un nuevo capítulo, quizá tan revolucionario como el que está por cerrar.