¿Puede la tecnología salvar vidas en las carreteras? El auge de los limitadores de velocidad inteligentes
Tras una tragedia en Washington, el uso obligatorio de limitadores de velocidad digitales se abre paso como solución legal y tecnológica contra los conductores reincidentes en exceso de velocidad
Una tragedia que cambió el rumbo legal
En marzo de 2024, una comunidad del estado de Washington fue sacudida tras un brutal accidente automovilístico. Chase Daniel Jones, un joven de 19 años que confesó ser “adicto a la velocidad”, embistió una minivan a 180 km/h, matando a su conductora, Andrea Hudson, y a tres adolescentes que transportaba: Boyd “Buster” Brown y las hermanas Eloise y Matilda Wilcoxson.
Hudson llevaba a los niños a una actividad de una cooperativa educativa. Sus propios hijos, que sobrevivieron con heridas graves, iban en el costado del vehículo que no recibió el impacto directo. El caso conmocionó al estado y encendió una nueva discusión sobre el papel de la ley y la tecnología para prevenir que conductores peligrosos reincidan.
La respuesta legal: la Ley BEAM
Inspirados por la tragedia, los legisladores del estado de Washington aprobaron la Ley BEAM, un acrónimo que lleva las iniciales de las víctimas: Buster, Eloise, Andrea y Matilda. Esta legislación aspira a imponer una condición tecnológica para los conductores con historial de conducción temeraria: la instalación obligatoria de limitadores de velocidad inteligentes, también conocidos como Intelligent Speed Assistance (ISA).
El juez que sentenció a Jones a más de 17 años de prisión fue más allá: en caso de que vuelva a conducir tras su liberación, su vehículo deberá tener un dispositivo que le impida exceder los límites de velocidad establecidos.
¿En qué consisten los limitadores de velocidad inteligentes?
Estos sistemas están basados en GPS y detectan automáticamente el límite de velocidad que aplica en la vía. Su función es simple pero poderosa: evitar que un vehículo supere dicho umbral. En algunos modelos, el vehículo simplemente no puede acelerar más allá del límite; en otros, emite señales acústicas persistentes para alertar al conductor. Incluso existe una función de override (anulación) para emergencias, que alerta a las autoridades si es utilizada.
En Europa, una versión pasiva de esta tecnología es obligatoria en todos los nuevos vehículos desde julio de 2022, como lo establece la Unión Europea. California debatió una norma similar, pero el gobernador Gavin Newsom la vetó señalando que la regulación vehicular corresponde al gobierno federal.
El reto de los conductores reincidentes: una epidemia silenciosa
Según la Comisión de Seguridad Vial del Estado de Washington, entre 2019 y 2024 se produjo un aumento del 200% en las sanciones por conducir más de 80 km/h por encima del límite. Las cifras son alarmantes si se considera que cada segundo que un conductor circula a velocidad excesiva reduce la capacidad de reacción y multiplica la probabilidad de un desenlace fatal.
La representante estatal Mari Leavitt, impulsora de la Ley BEAM, comentó: “No entiendo qué impulsa a alguien a conducir tan rápido, pero si lo intenta con un limitador de velocidad, el sistema simplemente se lo impedirá”.
Una medida más efectiva que quitar la licencia
Uno de los argumentos más persuasivos a favor de los limitadores digitales es su eficacia comparada con la revocación de licencias. Estudios citados por la legisladora Leavitt indican que el 75% de las personas que pierden su licencia siguen conduciendo ilegalmente.
En contraposición, un limitador activo haría imposible —o extremadamente difícil— que una conducta peligrosa vuelva a repetirse en tiempo real. Es la diferencia entre una medida punitiva y una medida preventiva.
Nueva tecnología, nuevos aliados
Compañías como Smart Start y LifeSafer, que ganaron experiencia implementando dispositivos de alcoholímetro interconectados como condición judicial para conductores ebrios, ahora lideran el impulso de los sistemas ISA. Han sido probados en flotas de autobuses escolares en Washington D.C. y, según sus voceros, la fiabilidad ha aumentado notablemente con la expansión del sistema satelital global.
Ken Denton, exoficial de policía y representante de LifeSafer comentó: “Hoy tenemos muchos más satélites en el cielo. El sistema puede ubicar al vehículo y detectar el límite de velocidad con una precisión que simplemente no era posible hace cinco años”.
Impacto económico y acceso: la barrera del costo
Los infractores obligados por un tribunal a instalar estos dispositivos enfrentarán un coste de aproximadamente $4 diarios y $100 por instalación. Aunque puede resultar oneroso, existen programas de asistencia económica para personas de bajos recursos.
Esto abre una ventana de debate sobre equidad: ¿deberían los sistemas ISA integrarse de forma más universal en los nuevos vehículos vendidos en EE.UU.? Desde un punto de vista de salud pública, la inversión de inicio sería menor que los costos hospitalarios y las pérdidas humanas derivadas de accidentes.
El activismo desde el dolor
Para Amy Cohen, fundadora de la organización Families for Safe Streets, este tipo de tecnología ofrece algo más importante que seguridad: justicia preventiva. Su hijo, Sammy, murió atropellado por un conductor que excedía el límite de velocidad frente a su casa, en Nueva York, en 2013. Un año después, en el mismo lugar, otro niño fue atropellado, pero sobrevivió gracias a una modificación reciente en el límite de velocidad.
“Mi hijo no sobrevivió, el otro sí. Esa es la diferencia que pueden marcar unos pocos kilómetros por hora”, reflexionó Cohen. Su activismo ha sido clave en lograr reformas como la visión Cero en Nueva York y ahora apoya la expansión de los limitadores en todo el país.
¿Quiénes han adoptado ya esta medida?
- Virginia: Primer estado en aprobar la medida judicial
- Washington D.C.: Uso en flotas escolares y municipales
- Georgia, Washington, Nueva York y California: Considerando legislaciones similares
El caso del estado de Washington será pionero en hacer de esta medida una política pública regular. Una vez que la Ley BEAM entre en vigor (proyectada para 2029), los reincidentes deberán cumplir con esta condición para recuperar su licencia. En casos como el de Jones —que no tenía multa previa por velocidad a pesar de haber destruido dos autos en un año— la ley no hubiera aplicado, al menos no antes del fatal accidente.
El desafío de la regulación federal
Uno de los obstáculos más difíciles es la fragmentación entre las leyes federales y estatales. En California, el veto del gobernador Newsom a una propuesta de limitadores se basó en el argumento de que sólo el gobierno federal regula los estándares técnicos de seguridad vehicular. Esto ha frenado que los fabricantes adopten el sistema de forma predeterminada en autos nuevos.
Sin embargo, un cambio en la política federal —o una presión colectiva desde múltiples estados— podría modificar ese paradigma. En el contexto actual de un aumento generalizado en las muertes por accidente de tráfico (42,795 muertes solo en EE.UU. en 2022, según la NHTSA), urge replantear el papel de la tecnología como herramienta inmediata de control.
¿Hacia dónde va la conducción en EE.UU.?
Nos encontramos en un momento histórico donde los peligros de la velocidad no pueden eliminarse con más campañas de concientización, multas o charlas escolares. Necesitamos infraestructura tecnológica integrada vehicularmente que quite de las manos del conductor irresponsable el control final sobre decisiones de vida o muerte.
Los limitadores de velocidad inteligentes representan una forma de justicia restaurativa que apunta a proteger sin necesidad de esperar un fallo judicial severo o una tragedia irreversible. Su futuro ya no es hipotético; está en marcha, con familias rotas convertidas en activistas y con gobiernos que, poco a poco, empiezan a reaccionar.
Como dijo el padre de Andrea Hudson, “Siempre creí que estas cosas les pasaban a otros… hasta que fue mi hija”. Que no sea otra familia quien lo descubra del mismo modo.