Viterbo y el nacimiento del cónclave: el encierro medieval que cambió para siempre las elecciones papales
Cómo el hartazgo de una ciudad italiana dio origen a una de las tradiciones más secretas e influyentes del mundo católico
En la pequeña ciudad de Viterbo, al norte de Roma, un acto de desesperación colectiva en el siglo XIII definió para siempre la forma en la que se elige al líder espiritual de más de mil millones de personas en todo el mundo. Lo que hoy conocemos como cónclave —el encierro secreto de cardenales para elegir a un nuevo papa— surgió de una frustración histórica, motivada por la falta de comida, la falta de acuerdo y, sobre todo, la falta de paciencia popular.
Una espera de casi tres años: ¿Por qué fue tan larga?
En noviembre de 1268, tras la muerte del Papa Clemente IV, los cardenales fueron convocados en Viterbo para elegir a su sucesor. Parecía un trámite burocrático... pero se convirtió en un hecho histórico sin precedentes. La elección se prolongó por 1,006 días —casi tres años— debido a profundas divisiones internas dentro del colegio cardenalicio.
El conflicto principal se centraba en la lucha entre partidarios del Papado (pro-franceses) y aquellos inclinados al Sacro Imperio Romano Germánico. Las alianzas políticas, los intereses personales e incluso los vínculos familiares complicaron aún más las negociaciones.
Nace el “cónclave”: encerrados con llave y sin techo
Lo que marcó el punto de inflexión fue la reacción del pueblo de Viterbo. Cansados de financiar la estancia prolongada de los cardenales —quienes disfrutaban de habitaciones cómodas y comida a expensas de los ciudadanos— decidieron tomar cartas en el asunto.
- Primero, los encerraron en el Palacio Papal y cerraron las puertas con llave, dando origen al término "con clave", del latín cum clave (“con llave”).
- Después, limitaron su alimentación a pan y agua.
- Y finalmente, les retiraron el techo del palacio, dejándolos expuestos a la intemperie como medida de presión climática y emocional.
Estos hechos, además de lo pintoresco de su ejecución, dieron lugar al término y práctica de “cónclave”, adoptado oficialmente más tarde por la Iglesia Católica como mecanismo regular.
Una nueva regla para evitar otro desastre
Cuando finalmente se eligió a Gregorio X en septiembre de 1271, se puso fin al cónclave más largo de la historia. Para evitar que semejante espectáculo se repitiera, el nuevo papa estableció ”Ubi Periculum” (1274), una constitución apostólica con reglas estrictas para futuros cónclaves:
- Encierro obligatorio y secreto de los cardenales.
- Racionamiento progresivo de alimentos si se demoraba la elección.
- Prohibición de contacto externo.
Estas reglas marcarían el estándar de todos los cónclaves venideros, muchas de ellas vigentes hasta hoy.
Huellas de la historia: Viterbo y su legado papal
Hoy, el Palacio Papal de Viterbo es una joya arquitectónica y testimonial. Desde su sala principal, donde se protagonizó el encierro papal, hasta las marcas en el suelo que, según la tradición oral, corresponden a los postes de las tiendas de campaña que usaron los cardenales expuestos, cada rincón respira historia.
"Los cardenales dejaron un testimonio muy importante: un pergamino fechado el 8 de junio de 1270 donde afirmaron haber sido encerrados en un 'palazzo discoperto', un palacio sin techo", explica la arqueóloga Elena Cangiano del Palazzo dei Papi.
De lo medieval a lo moderno: el cónclave hoy
Aunque hoy el proceso para elegir a un nuevo papa pareciera tener poca conexión con el pasado, mucho de lo aprendido en Viterbo sigue vigente. Las elecciones actuales ocurren en la Capilla Sixtina, bajo reglas que siguen nutriéndose del legado de Gregorio X.
Modernamente, estas elecciones rara vez se extienden por más de unos pocos días. Por ejemplo, el cónclave de 2013 en el que se eligió al Papa Francisco duró sólo cinco votaciones.
“Hoy casi siempre se cumple con los tiempos, en parte gracias a todo lo que ocurrió en Viterbo”, asegura Cangiano.
Además, los cardenales siguen siendo aislados del mundo exterior y se les prohíbe el uso de dispositivos electrónicos durante el proceso, una evolución tecnológica del aislamiento físico ejercido en el siglo XIII.
Una fuente de orgullo local y de turismo cultural
Para los habitantes de Viterbo, su papel en la historia papal es motivo de orgullo. El patrimonio medieval que conserva la ciudad es altamente valorado por los locales y atrae a turistas y académicos de todo el mundo.
“Esta es la historia de nuestra ciudad”, afirma Fabrizio Cardoni, residente de 61 años. Para él, el barrio medieval y el Palacio de los Papas son símbolos que dignifican la identidad local.
Cristina Giusio, turista del norte de Italia, relata: “No sabía que el primer cónclave comenzó aquí, así que fue una verdadera sorpresa”. Su testimonio es uno entre cientos de los que llegan fascinados por un episodio casi de novela histórica… pero totalmente verídico.
Una lección sobre poder, paciencia y presión popular
Lo ocurrido en Viterbo no solo transformó una institución milenaria: también subraya cómo la presión popular puede alterar el curso de la historia. La decisión de la gente común de una pequeña ciudad italiana cambió para siempre el modo en el que se elige al líder de la Iglesia Católica.
Una mezcla de estrategia, hartazgo ciudadano y herramientas medievales (literalmente, fuerza bruta y escasez de comida) lograron lo que los más altos cardenales del momento no pudieron sin ayuda externa: tomar una decisión unificada.
El pasado inspira el presente
Hoy, cuando se menciona la palabra cónclave, se evoca inmediatamente la idea de solemnidad, secreto y trascendencia. Pero detrás de ese símbolo están las decisiones desesperadas de una ciudad medieval, las lluvias sobre un palacio sin techo y el eco de carencias transformadas en reglas.
Más de 750 años después, la historia de Viterbo sigue recordándonos que, incluso en los mecanismos más sagrados y cerrados, la intervención colectiva puede marcar un antes y un después.