La batalla por el aire limpio: ¿puede California liderar la revolución eléctrica sin apoyo federal?

Mientras la Cámara de Representantes intenta frenar los planes climáticos de California, el debate entre regulaciones ambientales y libertad de mercado vuelve a encenderse en EE.UU.

Una decisión histórica bajo fuego político

En 2020, el gobernador de California, Gavin Newsom, anunció una medida sin precedentes: prohibir la venta de vehículos nuevos que funcionen con gasolina a partir de 2035. El ambicioso objetivo de la regulación es combatir el cambio climático y reducir sustancialmente las emisiones contaminantes del estado más poblado de los Estados Unidos.

Desde entonces, el camino para implementar esta legislación se ha vuelto no solo técnico y administrativo, sino también un campo de batalla político. Esta semana, la Cámara de Representantes de Estados Unidos, controlada por los republicanos, votó a favor de bloquear la autoridad de California para imponer dichas normas medioambientales. Esto se realizó mediante el uso del Congressional Review Act (CRA), un mecanismo excepcionalmente controversial que permite al Congreso invalidar reglamentaciones administrativas.

¿De qué trata realmente el Congressional Review Act?

El CRA fue pensado para dar al Congreso un control más eficiente sobre la acción normativa de las agencias federales. Pero su uso reciente para frenar los permisos concedidos a California para aplicar su propia legislación medioambiental representa una reinterpretación arriesgada del mecanismo.

Según una carta publicada por la Government Accountability Office (GAO) en marzo de 2024, las waivers o exenciones otorgadas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) a California no están sujetas al CRA. Aun así, los republicanos en la Cámara de Representantes votaron a favor de bloquearlas.

Un derecho ganado con décadas de historia

Desde la adopción de la Ley de Aire Limpio (Clean Air Act) de 1970, California ha tenido autoridad para establecer estándares más estrictos que los federales, reconociendo su grave problema histórico de contaminación del aire.
Este poder no es nuevo, ni ilegal, ni excepcional: ha sido el motor detrás de muchas innovaciones industriales sobre emisiones vehiculares que luego han sido adoptadas a nivel nacional.

El gobierno de Joe Biden restableció este derecho en 2021, tras ser revocado por Donald Trump en 2019. Sin embargo, la nueva votación de la Cámara intenta reavivar el conflicto para bloquear no solo la eliminación progresiva de autos a gasolina, sino también otras medidas contra contaminación de camiones de carga.

¿Electricidad para todos o imposición económica?

Los republicanos que promueven el bloqueo argumentan que las reglas de California forzarán a los consumidores a comprar vehículos eléctricos (EVs) costosos, afectarán a los trabajadores de la industria automotriz y aumentarán la dependencia hacia China —debido al dominio chino en la cadena de suministro de baterías de litio—.

“La aprobación de estas resoluciones es una victoria para los estadounidenses que no quieren ser forzados a adoptar vehículos eléctricos ni a pagar precios exorbitantes”, dijeron los representantes Brett Guthrie (Kentucky) y Morgan Griffith (Virginia).

No obstante, defensores de la regulación argumentan que los EVs se están abaratando rápidamente. Según BloombergNEF, los vehículos eléctricos costarán lo mismo que los de gasolina para 2027, y California ofrece incentivos económicos para facilitar la transición, especialmente a sectores vulnerables.

Respeto al federalismo: ¿ataques a los derechos de los estados?

Para muchos observadores, el núcleo del conflicto no es solamente ambiental, sino también político e ideológico: ¿hasta qué punto puede un estado como California adoptar políticas más progresistas que el gobierno federal?

El senador demócrata Adam Schiff fue enfático en su respuesta: “Estaremos luchando contra este último ataque al poder de California para proteger a sus propios residentes. Este precedente es peligroso y anticonstitucional”.

Por su parte, Gavin Newsom recordó que el movimiento a favor del aire limpio surgió con apoyo bipartidista. “El aire limpio no solía ser una cuestión política. Nuestra política vehicular ayuda a limpiar el aire para todos los californianos, y seguiremos defendiéndola”.

El respaldo de otros estados y el avance de una tendencia global

California no está sola. Al menos 17 estados han decidido seguir sus regulaciones, incluyendo Washington, Nueva York y Massachusetts. En conjunto, representan cerca del 40% del mercado automotriz estadounidense.

Además, la tendencia global apunta hacia la electrificación del transporte. La Unión Europea ha establecido una meta similar para 2035. Países como el Reino Unido, Noruega, India y Japón también están adoptando calendarios ambiciosos.

Las principales automotrices ya están preparándose: General Motors anunció su intención de eliminar los autos a gasolina hacia 2035. Ford, VW y Mercedes-Benz están realizando fuertes inversiones en movilidad eléctrica. Tesla, por supuesto, lidera el cambio desde hace años.

¿Y el impacto en la red eléctrica?

Uno de los argumentos en contra más repetidos por los opositores es que esta transición sobrecargará la red eléctrica. Es cierto que se necesitarán importantes inversiones, pero especialistas como el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley señalan que la carga incremental será manejable si se distribuye adecuadamente en el tiempo (por ejemplo, cargando los vehículos predominantemente de noche).

Al mismo tiempo, California ya ha proyectado más de $5 mil millones en inversión en infraestructura de recarga y modernización de la red. Parte proviene del presupuesto estatal; otra parte lo asumen empresas como PG&E, SoCal Edison y compañías privadas.

Industria petrolera vs. salud pública

Mientras grupos como el American Petroleum Institute celebraron la votación como una “gran victoria para el consumidor”, ambientalistas y expertos en salud pública lo vieron como un retroceso que socava años de progreso en la reducción de enfermedades respiratorias, especialmente en comunidades latinas y afroamericanas.

Dan Becker, director de políticas del Center for Biological Diversity, describió el movimiento republicano como una “maniobra desesperada” y advirtió: “Están abriendo la caja de Pandora. En el futuro, otros podrían usar este mismo mecanismo para atacar políticas de salud o derechos laborales”

La política climática como arma electoral

No es coincidencia que este esfuerzo llegue en pleno año electoral. Donald Trump ha hecho de su agenda de desregulación ambiental un estandarte político. Durante su primera presidencia, retiró a EE.UU. del Acuerdo de París, debilitó medidas sobre calidad del aire y permitió nuevas perforaciones petroleras.

Ahora, en campaña, ha prometido revertir inmediatamente las políticas climáticas de Biden. Dentro de este contexto, frenar a California es también frenar un símbolo del progresismo ambiental.

¿Qué sigue? ¿Puede el Senado revertir el intento de bloqueo?

El Senado podría frenar esta movida, especialmente considerando que la Parlamentaria del Senado afirmó recientemente que las exenciones de California no pueden ser revocadas mediante el CRA. Además, el partido Demócrata aún controla esa cámara, aunque con una mayoría estrecha.

La implicación más urgente no es simplemente si esta revocación tendrá éxito legislativo, sino cómo afectará la confianza del país en su arquitectura ambiental, y cómo impactará las elecciones presidenciales próximas.

Más que autos eléctricos: se debate el modelo de país

El conflicto entre regulaciones de California y el Congreso vuelve a mostrar cómo el cambio climático es la grieta más profunda entre dos visiones opuestas de Estados Unidos: la gestión pública frente a la libre empresa, la salud comunitaria frente al derecho individual, la visión de futuro frente a la protección del presente.

El desenlace de esta disputa tendrá consecuencias duraderas no solo para California, sino para todo el país. La pregunta es: ¿podemos permitirnos retrasar la transformación de nuestra matriz energética en nombre de la comodidad temporal?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press