¿Un Papa Africano? Las posibilidades reales y el impacto de un pontífice negro en la Iglesia Católica
Con la elección papal en camino tras la muerte de Francisco, tres cardenales africanos podrían hacer historia. ¿Está preparada la Iglesia para un cambio de paradigma?
Un momento decisivo en la historia del Vaticano
La muerte del Papa Francisco ha abierto las puertas a uno de los eventos más importantes del mundo católico: un nuevo cónclave. Y con él, la inevitable especulación sobre quién será el próximo líder de los 1.300 millones de católicos en el planeta. Entre los nombres que circulan actualmente como "papabile", es decir, posibles candidatos al pontificado, hay tres que llaman poderosamente la atención por un hecho inédito: son africanos.
Los cardenales Robert Sarah de Guinea, Peter Turkson de Ghana y Fridolin Ambongo de la República Democrática del Congo representan una oportunidad histórica para la Iglesia: la elección del primer papa negro, y además el primero proveniente del África subsahariana. Hasta ahora, solo tres papas africanos ocuparon el trono de Pedro y todos ellos en los primeros siglos de la cristiandad, cuando el cristianismo florecía en el norte de África bajo el Imperio Romano.
El renacimiento católico en África
Según el Informe Estadístico Anual del Vaticano, más del 20% de los católicos del mundo viven actualmente en África, y esta cifra ha crecido aceleradamente en las últimas décadas. A diferencia de Europa, donde el número de fieles disminuye, el catolicismo en África se está renovando con vitalidad, dinamismo y un arraigo profundo en las comunidades locales.
«África es el futuro de la Iglesia», dijo en 2009 Benedicto XVI durante una visita a Camerún. Hoy, esa afirmación cobra aún más fuerza. La visión conservadora de muchos clérigos africanos también refleja las posturas mayoritarias de sus congregaciones, profundamente influenciadas por valores tradicionales y culturales.
Los grandes contendientes africanos al papado
Robert Sarah, de 79 años, es conocido por su apego al tradicionalismo litúrgico. Fue prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y uno de los últimos altos funcionarios vaticanos nombrados por Benedicto XVI. Sarah dirigió duras críticas a muchos de los cambios litúrgicos promovidos por Francisco, particularmente la flexibilización del uso de la Misa en latín.
En 2020, Sarah generó controversia al publicar un libro que defendía el celibato sacerdotal, con autoría compartida inicialmente con el Papa emérito Benedicto XVI. La obra se publicó justamente cuando el Papa Francisco evaluaba ordenaciones sacerdotales de hombres casados en regiones como el Amazonas, donde hay escasez extrema de sacerdotes.
Peter Turkson, por su parte, es una figura ampliamente respetada dentro y fuera del Vaticano, conocido por su papel en temas sociales y ambientales. Fue presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, y posteriormente del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, donde promovió mensajes clave sobre migración, pobreza y ecología. A pesar de su cercanía al Papa Francisco, Turkson mantiene una visión teológica ortodoxa.
Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasa desde 2018, ha mostrado un fuerte liderazgo en la Iglesia africana. También ha sido vocero de la postura contraria al reconocimiento litúrgico de las uniones entre personas del mismo sexo. En 2023, Ambongo firmó una contundente declaración por parte de la Conferencia Episcopal Africana, calificando dicho reconocimiento como “contrario a la voluntad de Dios” y a las “normas culturales africanas”.
Diversidad vs. unidad: una tensión dentro del Colegio Cardenalicio
La posibilidad de un papa africano está enmarcada por tensiones latentes: por un lado, el deseo de mayor inclusión geográfica, cultural y étnica en la estructura de poder eclesiástico; por otro, el temor a que las posturas conservadoras de varios cardenales africanos frenen el impulso progresista iniciado por Francisco.
El propio Papa emérito Benedicto XVI, quien era considerado tradicionalista en muchos aspectos, amplió enormemente la variedad regional de los cardenales del Colegio Electoral. Esa decisión ha sembrado la diversidad actual del cuerpo que elegirá al próximo pontífice. En la actualidad, hay más cardenales electores fuera de Europa que nunca antes en la historia, con una notable presencia de América Latina, África y Asia.
Aun así, los cardenales africanos siguen siendo minoría: apenas 17 de los 137 cardenales electores actuales son africanos, lo que representa solo el 12,4% del grupo con derecho a voto.
¿Qué opina el pueblo católico africano?
No solo los jerarcas tienen voz. Para muchos católicos africanos, lo esencial no es el lugar de origen del nuevo papa, sino que sea un líder santo y comprometido con todos.
«Para nosotros, no importa si es africano, blanco o negro. Lo que importa es tener un buen papa que una a los católicos del mundo», dice Luka Lawrence Ndenge, funcionario de una organización cristiana en Sudán del Sur. Es una opinión recurrente, aunque no está exenta de emoción ante la posibilidad de un pontífice africano: «Sería el sueño de mi vida», afirmó el obispo Tesfaselassie Medhin desde Etiopía.
Pese a las diferencias internas, el legado de Francisco ha dejado una profunda huella de empatía hacia África. Fue uno de los pocos líderes mundiales en denunciar de forma constante la guerra en Tigray (Etiopía), la explotación minera en la RDC y los conflictos tribales en Sudán del Sur. Su compasión despertó un cariño duradero en muchas comunidades africanas.
La Iglesia a prueba de universalidad
La elección de un papa negro no solo sería histórica —sería simbólica. Sería una señal de reconciliación real con la diversidad del mundo católico. También traería un reto: armonizar las posturas conservadoras africanas con las nuevas demandas del catolicismo moderno, especialmente en Occidente, donde el enfoque pastoral de Francisco caló profundamente.
El periodista y analista papal John L. Allen resumió esta tensión en una entrevista a Crux Now: “Muchos cardenales africanos tienen al mismo tiempo una visión conservadora sobre la doctrina sexual, pero son muy progresistas en temas sociales. Son difíciles de etiquetar desde las categorías europeas o americanas.”
¿Será posible conciliar estos mundos? Eso dependerá tanto del nuevo papa como de la voluntad colectiva del Colegio Cardenalicio.
Un mensaje más allá del Vaticano
Contemplar hoy la posibilidad de un pontífice africano implica también cuestionar estereotipos arrastrados durante siglos. Desde tiempos coloniales, la idea de liderazgo religioso ha estado teñida de eurocentrismo. Un papa africano supondría un hito que vendría a romper esa hegemonía simbólica.
No sería solo un líder para África, sería un líder global, capaz de guiar una Iglesia con más de 1.300 millones de fieles, en un mundo cada vez más interconectado, complejo y multicultural.
¿Y si no llega ahora?
Incluso si en esta ocasión el papado no recae en un africano, el camino está abierto. La cantidad y la calidad de los candidatos africanos al trono de Pedro marcan un cambio de paradigma en la Iglesia. Ya no es extraño pensar en un cardenal africano liderando el Vaticano. Hoy es una posibilidad real, reconocida y legítima. Un paso más hacia la verdadera catolicidad que la Iglesia dice representar.
Y como dijo Emily Mwaka en Uganda: «Aunque el próximo papa fuera verde, sería nuestro papa. Para todos nosotros.»