¿Un nuevo Papa con tolerancia cero? Los sobrevivientes de abuso alzan la voz en el Vaticano
En medio del cónclave para elegir al sucesor del Papa Francisco, grupos de víctimas exigen una política firme y universal contra los abusos sexuales en la Iglesia Católica.
La herida aún abierta del abuso clerical
Dos décadas han pasado desde que los escándalos de abuso sexual en la Iglesia Católica salieran a la luz con crudeza en Estados Unidos, Irlanda y otras partes del mundo. Lejos de ser un tema del pasado, los sobrevivientes advierten que el problema persiste y, en muchos casos, se ha profundizado en regiones como América Latina, África y Asia.
Con la próxima elección papal marcada para el 7 de mayo, grupos de víctimas como End Clergy Abuse (ECA) y SNAP (Survivors Network of those Abused by Priests) han elevado su voz una vez más, exigiendo que el próximo pontífice tenga un historial intachable en el manejo de casos de abuso y se comprometa con una política de tolerancia cero a nivel global.
¿Qué exigen las víctimas?
La coalición demanda una única regla clara: un solo acto de abuso sexual admitido o probado según la ley canónica debe bastar para remover permanentemente a un sacerdote de todo ministerio eclesial. Esta política fue adoptada en Estados Unidos tras la histórica ola de denuncias en 2002 (tras el caso Spotlight en Boston) pero no ha sido implementada universalmente.
“La crisis de abuso sexual no es algo del pasado. Está presente. Y en ningún lugar su devastación es más visible que en el Sur Global”, señala la carta abierta enviada a los cardenales.
Cardenales en la mira
SNAP ha lanzado una base de datos digital llamada Conclave Watch, que detalla los historiales de los cardenales elegibles al papado en relación con su papel —o complicidad— en la cobertura de abusos sexuales. La iniciativa ha recibido información de víctimas desde Fiyi, Tonga, Bélgica, Francia, Sudáfrica, Malawi, Italia, Canadá y EE. UU.
Uno de los casos que ha causado polémica esta semana es la presencia del cardenal peruano Juan Luis Cipriani Thorne en las reuniones previas al cónclave. Aunque tiene 81 años —por lo tanto, impedido de votar— ha sido visto entrando y saliendo del Vaticano vestido con su atuendo cardenalicio, a pesar de estar bajo sanciones disciplinarias por acusaciones de abuso sexual.
El Vaticano confirmó en enero que Cipriani tenía restricciones, incluyendo la salida de Perú, el cese de toda actividad pública y el uso de símbolos cardinalicios. Sin embargo, según el portavoz Matteo Bruni, las normas de las reuniones previas al cónclave exigen la participación de todos los cardenales sin impedimentos físicos o personales.
Cipriani, primer cardenal del Opus Dei, ha negado completamente las acusaciones.
¿Aprenderá la Iglesia del pasado?
En la elección de Benedicto XVI se habló poco del tema. Cuando fue elegido Francisco en 2013, había una expectativa de reforma. Si bien el pontífice argentino creó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores ese mismo año, su efectividad ha sido cuestionada por varios miembros que, incluso, han renunciado públicamente.
En 2018, Francisco fue criticado duramente por defender inicialmente al obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrimiento. Luego, rectificó, pidió perdón y envió una investigación que derivó en la renuncia de varios obispos chilenos, marcando un cambio en su postura.
“Los sobrevivientes no quieren ver otro cónclave que elija a un Papa que ha encubierto y protegido a ofensores del clero.” — Sarah Pearson, portavoz de SNAP
El desafío de implementar la tolerancia cero
La implementación global de una política de tolerancia cero enfrenta múltiples obstáculos:
- Resistencia cultural y estructural dentro de las conferencias episcopales.
- Falta de transparencia y una fuerte jerarquía clerical centrada en la protección institucional.
- Falta de independencia judicial en muchos países donde la Iglesia tiene amplia influencia social y política.
Según la base de datos de Bishop Accountability, solo una minoría de diócesis a nivel mundial publica listas de sacerdotes con “historiales creíbles de abuso”.
Una Iglesia sacudida por años de escándalo
Desde los casos de Australia, donde el cardenal George Pell fue condenado (y posteriormente exonerado), hasta recientes escándalos en Polonia, Irlanda, México y Francia, la desconfianza hacia la jerarquía eclesial ha aumentado.
El informe Sauvé en Francia, publicado en 2021, estimó que más de 330,000 niños fueron víctimas de abuso sexual relacionado con religiosos entre 1950 y 2020. Una cifra devastadora que corroboró lo que muchas víctimas han denunciado por décadas.
El Sur Global: Crisis silenciosa
En el mundo en desarrollo, los abusos rara vez llegan a los tribunales o incluso a los medios. En países como Malawi, Uganda, Colombia, Perú y Filipinas, los supervivientes a menudo enfrentan amenazas, rechazo social e intimidación para no denunciar.
“Allí los abusadores aún son protegidos como si fueran héroes, porque la Iglesia es una de las pocas instituciones que da acceso al progreso social”, explicó un sobreviviente africano vinculado a ECA.
¿Qué busca el nuevo Papa?
Los cardenales reunidos en Roma esta semana han discutido varios temas de agenda: evangelización, ecología, economía, pero el abuso sexual, aunque presente, no ha sido priorizado en todas las intervenciones, según fuentes del Vaticano.
Sin embargo, grupos como SNAP y ECA sostienen que es momento de que se elija un líder que afronte esta crisis con firmeza moral, sin balbuceos ni pretextos institucionales.
Algunos nombres mencionados como papables han generado preocupaciones. Otros gozan de reputación más limpia, como el cardenal filipino Luis Antonio Tagle o el cardenal jesuita canadiense Michael Czerny, involucrado en causas sociales y denunciando los abusos del clero.
La pregunta que ronda el Vaticano es: ¿Se elegirá al Papa por razones políticas, doctrinales o morales? Para los millones de víctimas y sus familias, hay solo una elección posible: un Papa que no tolere ni un acto de abuso más dentro de la Iglesia de Cristo.