¿Represalia o protocolo migratorio? El caso de Mohsen Mahdawi y el derecho a la disidencia en EE. UU.

La detención de un estudiante palestino tras liderar protestas en Columbia reabre el debate sobre la libertad de expresión y el uso del poder migratorio estadounidense

El caso de Mohsen Mahdawi, estudiante palestino de la Universidad de Columbia detenido por agentes de inmigración cuando se encontraba en proceso de adquisición de la ciudadanía estadounidense, ha encendido nuevamente un foco sobre la mezcla explosiva de libertad de expresión, derechos humanos y política migratoria en Estados Unidos.

Un activista en el corazón de la academia

Mohsen Mahdawi llegó a Estados Unidos en 2014, dejando atrás un escenario marcado por el conflicto: un campo de refugiados en la Cisjordania ocupada. A lo largo de los últimos diez años, ha construido una vida en territorio estadounidense, convirtiéndose en residente permanente legal y estudiante destacado.

Su voz se hizo notar especialmente en contextos universitarios, donde no solo alzó la voz en contra de la ofensiva de Israel en Gaza, sino que también organizó protestas y cofundó la Unión de Estudiantes Palestinos en Columbia, junto con Mahmoud Khalil, otro residente permanente que también fue detenido posteriormente.

¿Casualidad o patrón?

Una detención polémica

El pasado 14 de abril, Mahdawi fue citado a una entrevista para finalizar su proceso de naturalización. En lugar de avanzar hacia la ciudadanía, fue arrestado por Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y recluido en la Prisión Estatal del Noroeste en St. Albans, Vermont.

Su detención desató críticas por parte de defensores de derechos humanos y organizaciones palestinas en el país que aseguran que Mahdawi fue castigado por ejercer su libertad de expresión. Sin embargo, el argumento del gobierno señala que su detención es parte del "proceso constitucionalmente válido de deportación".

En los documentos presentados ante el tribunal, se indica que figuras gubernamentales como el senador Marco Rubio consideraron que la presencia de Mahdawi "tendría consecuencias adversas serias para la política exterior y comprometería intereses prioritarios del país".

La ambigüedad de la norma

Esta formulación permite al Estado imponer acciones migratorias sin necesidad de pruebas tangibles sobre actos criminales o de incitación. El solo hecho de ser considerado una amenaza bajo criterios de política exterior basta para ejecutar detenciones o deportaciones.

En ese marco, la jueza del distrito Geoffrey Crawford intervino, ordenando la liberación de Mahdawi y prohibiendo su traslado fuera del estado o del país, reconociendo que su arresto podría haber estado motivado por represalias políticas.

Libertad de expresión en disputa

El derecho a organizar una protesta en suelo universitario es (al menos en teoría) una garantía protegida por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. Sin embargo, la realidad para activistas extranjeros o descendientes de comunidades en conflicto suele ser otra.

Históricamente, figuras críticas del accionar israelí en Palestina han sido blanco de presiones políticas significativas. Desde congresistas como Rashida Tlaib hasta activistas como Linda Sarsour, el espacio para la disidencia se estrecha cuando se trata de cuestionar abiertamente la política exterior estadounidense en Medio Oriente.

El caso de Mahdawi se suma a este camino espinoso. Aunque en su país de acogida se promueve una narrativa de inclusión y libertad de pensamiento, la presencia de voces críticas dentro del campus universitario puede convertirse en un campo minado, más aún si esa voz representa a una comunidad históricamente oprimida.

¿Qué dice la ley?

La carta magna garantiza libertad de expresión, pero la ley migratoria estadounidense contiene mecanismos que permiten la deportación por motivos de seguridad nacional o interés diplomático, incluso si no se ha cometido un delito ni una infracción migratoria.

Particularmente, la Sección 212(a)(3)(B) del Immigration and Nationality Act permite negar la entrada o la permanencia a cualquier persona si se considera que sus actividades pueden ser perjudiciales para la política exterior. El vago carácter de esta sección ha sido criticado por ONGs y defensores constitucionales, ya que permite su aplicación arbitraria.

Contexto universitario: Columbia como epicentro del debate

Columbia no es ajena al activismo político. Desde las protestas contra la Guerra de Vietnam en los años 60 hasta manifestaciones actuales contra el racismo institucional, su campus ha sido símbolo de rebeldía intelectual. Sin embargo, las tensiones geopolíticas actuales elevan el costo de ciertas posturas.

En 2024, mientras Israel intensificaba sus operaciones en Gaza tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, las universidades estadounidenses vivieron un renovado auge de organizaciones estudiantiles movilizadas, sobre todo en defensa de los derechos palestinos. En Columbia, Mahdawi y Khalil fueron parte activa en la organización de protestas masivas que derivaron en debates acalorados entre grupos pro-israelíes y pro-palestinos.

El arresto de ambos plantea dudas: ¿hasta qué punto puede un gobierno ejercer represalias migratorias sobre la base de opiniones políticas? Y más aún, ¿puede una universidad “progresista” proteger a sus estudiantes extranjeros cuando sus posturas incomodan al poder?

Reacciones a nivel nacional

La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) criticó duramente el arresto, señalando que "ninguno debería temer ser arrestado por ejercer su libertad de expresión, sin importar su origen o estatus migratorio".

Organizaciones como Jewish Voice for Peace también han mostrado respaldo a Mahdawi, indicando que su detención forma parte de una campaña sistemática de silenciamiento de las voces pro-palestinas en Estados Unidos.

Por su parte, portavoces del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) han evitado hacer comentarios específicos, escudándose en procesos legales en curso.

En redes sociales, el caso ha generado olas de solidaridad. La etiqueta #FreeMohsen ha sido tendencia en círculos académicos y defensores de derechos humanos.

Un precedente peligroso

El caso Mahdawi no ocurre en el vacío. Existen precedentes preocupantes en la historia migratoria estadounidense:

  • Durante la 'Red Scare' post-Segunda Guerra Mundial, inmigrantes acusados de simpatizar con el comunismo fueron deportados o arrestados.
  • Tras el 11 de septiembre de 2001, miles de musulmanes —en su mayoría sin cargos criminales— fueron detenidos de forma preventiva como parte del programa NSEERS.

Estos episodios reflejan un patrón en el que la migración se convierte en un terreno fértil para políticas discriminatorias justificadas bajo la retórica de seguridad nacional o interés diplomático.

¿Qué sigue?

Con su liberación ordenada por un juez federal, Mahdawi sigue enfrentando un proceso de deportación en curso. Su futuro aún es incierto. ¿Podrá completar su maestría en Columbia? ¿Volverá al activismo abierto o será silenciado por temor a represalias?

Su caso reaviva una pregunta crucial para la democracia estadounidense: ¿Puede la libertad de expresión sobrevivir cuando se convierte en disidencia foránea?

En una época donde las universidades buscan diversificar sus voces y cuerpos estudiantiles, historias como la de Mahdawi nos recuerdan que el espíritu académico y los derechos humanos no pueden desligarse de la política migratoria ni de las tensiones internacionales.

Tal como dijo Edward Said, uno de los más influyentes pensadores palestinos en EE. UU.: “Hay que estar del lado de los que resisten, de los que sufren y enfrentan la injusticia, sin importar la nacionalidad.” El destino de Mohsen Mahdawi bien podría ser un termómetro de esa resistencia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press