¡Inmortales del Jardín! El tributo eterno a los tres bateadores de .400 de los Phillies de 1894

Philadelphia honra a Ed Delahanty, Billy Hamilton y Sam Thompson con un lugar simbólico entre sus leyendas, reconociendo el único outfield de Grandes Ligas con tres jugadores en .400 en una misma temporada.

En el béisbol, los números cuentan historias. Algunos perduran más allá del tiempo. Ese es el caso del legendario trío de jardineros de los Philadelphia Phillies de 1894: Ed Delahanty, Billy Hamilton y Sam Thompson, quienes marcaron una página eterna en la historia del deporte al lograr la hazaña, nunca repetida, de que los tres titulares del outfield batearan por encima de .400 en la misma temporada.

Ahora, 130 años después, el club ha decidido rendirles tributo en el estadio que representa hoy la identidad de los Phillies: Citizens Bank Park. La franquicia anunció que los símbolos de uniforme de los tres jugadores, ya que su carrera ocurrió antes de la numeración oficial, serán añadidos al Muro de los Números Retirados, junto a los grandes nombres que definieron la historia del equipo en el siglo XX y XXI.

El trío inmortal de 1894

La temporada de 1894 fue, simple y llanamente, una anomalía béisbolistica. No sólo por el ofensivo descomunal a lo largo de las Grandes Ligas, impulsado por cambios en la pelota y en el reglamento, sino también por el rendimiento astronómico de este trío de jugadores:

  • Sam Thompson — promedio de bateo: .415
  • Ed Delahanty — promedio de bateo: .405
  • Billy Hamilton — promedio de bateo: .403

Batear .400 en el béisbol es un sello de grandeza absoluta. Desde la era moderna, sólo Ted Williams lo ha logrado (.406 en 1941). En ese contexto, ver a tres jugadores lograrlo en el mismo equipo y año es una leyenda a punto de ser olvidada... hasta ahora.

¿Quiénes fueron estos héroes de antaño?

Ed Delahanty

Delahanty fue un slugger nato, con una combinación de poder y promedio pocas veces vista en su época. Entró al Salón de la Fama en 1945, y su carrera tuvo un final trágico cuando cayó de un puente en 1903 bajo circunstancias misteriosas. Pero en su mejor año, 1899, bateó 55 dobles, 12 triples, 6 jonrones y 137 imparables en apenas 120 juegos.

Billy Hamilton

Apodado "Sliding Billy" por su agresividad en las bases, Hamilton fue un demonio del robo de bases: 912 robos en su carrera. En esa temporada de 1894 además de su .403 al bate, se robó 98 bases y anotó 198 carreras en 132 juegos, un récord que aún no ha sido superado. Fue inducido al Salón de la Fama en 1961.

Sam Thompson

Apodado “Big Sam”, fue uno de los outfielders con más poder de fines del siglo XIX. Lideró la liga en impulsadas varias veces, con un OPS de por vida de .923. Fue integrante del Salón de la Fama desde 1974. Su .415 de 1894 fue el mejor del tridente.

Honrados sin números… pero con historia

Antes de 1929, los equipos de MLB no usaban números en los uniformes. Por eso, estos tres gigantes no tienen dorsal que retirar. En su lugar, los Phillies han creado emblemas de uniforme de época y los exhibirán en el espacio de los números retirados sobre el muro de ladrillo en Ashburn Alley. Además, se les rendirá un homenaje individual en los discos conmemorativos de la plaza del jardín izquierdo en el estadio.

Con esto, se unirán simbólicamente a otras leyendas de la franquicia como Mike Schmidt (número 20), Steve Carlton (32), Richie Ashburn (1), Robin Roberts (36), Jim Bunning (14), Dick Allen (15), Roy Halladay (34), así como los antiguos insignias Chuck Klein y Grover Cleveland Alexander, quienes tampoco tuvieron números en su época, pero sí reconocimiento perpetuo.

El contexto histórico de esa mágica temporada

En 1894, el béisbol todavía se estaba reinventando. La temporada fue la más ofensiva del siglo XIX. El promedio colectivo de la Liga Nacional ese año fue de más de .300, algo impensable hoy en día. Las reglas del lanzador también cambiaron: acababa de prohibirse lanzar sin levantar el brazo, lo que dio ventajas ofensivas.

En ese entorno, los Phillies anotaron 962 carreras y ganaron 71 partidos (de 132), ubicándose en cuarta posición —lo cual demuestra que aquel béisbol era tan desigual y cambiante como una banda de jazz improvisando melodías sobre una base caótica.

“No se trata solo de números. Se trata de contar historias, de transmitir cómo era el juego cuando el béisbol era joven, romántico y muchas veces salvaje” — John Middleton, copropietario de los Phillies.

El legado simbólico de este homenaje

Philadelphia es una de las ciudades más ricas en tradición del béisbol. Pocos equipos se preocupan tanto por preservar el legado de sus glorias pasadas. Instituir este reconocimiento es una manera de tender un puente emocional entre el fanático moderno y las raíces heroicas del juego.

De hecho, según un estudio del Salón de la Fama, menos del 10% de los jugadores previos a 1900 son realmente reconocidos por los seguidores actuales de la MLB. Iniciativas de este tipo, que combinan simbología, emotividad y didáctica histórica, invitan a restaurar la memoria deportiva colectiva.

¡El único trío de .400 en la historia!

Esta efeméride no debería pasar desapercibida. La hazaña de Thompson, Delahanty y Hamilton jamás se ha repetido. De hecho, en la era moderna sólo contamos con figuras casi míticas que coquetearon con el .400: George Brett (.390 en 1980), Tony Gwynn (.394 en 1994), Wade Boggs (.368 en 1985), pero ninguno lo logró.

Como lo expresaba el periodista Joe Posnanski: “Al final, el .400 bateando es tan raro como lo fue volar para los hermanos Wright en su época. Puede sonar posible, pero sólo ocurre bajo condiciones extraordinarias”.

Una ceremonia con sabor a nostalgia y gloria

El equipo anunciará este curioso y reverente homenaje previo al duelo contra los Washington Nationals. Se espera la presencia de algunos historiadores del béisbol, familiares lejanos de los jugadores y la proyección de imágenes antiguas —algunas de ellas extraídas de archivos de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. y digitalizadas recientemente.

Además, se rumorea que los Phillies vestirán un jersey retro para el recalentamiento prepartido, inspirado en el diseño de 1894, con el logotipo original que llevaba grabadas las palabras “Philadelphia Base Ball Club”.

Porque hay memorias que deben permanecer

Este acto de reconocimiento no es solo nostalgia. Es una invitación a mirar hacia atrás y descubrir que el béisbol, desde sus raíces más viejas, ha sido un espejo del espíritu humano: pasión, excelencia, lucha por sobresalir. Philadelphia, sin duda, ha hecho justicia a quienes vivieron la gloria cuando las cámaras no alcanzaban, cuando el sonido de un hit sólo se escuchaba entre caballos y tranvías.

Celebrar a Delahanty, Hamilton y Thompson es, sobre todo, celebrar al amor eterno por el béisbol.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press