SafeSport bajo revisión: ¿crisis de confianza o una oportunidad para reinventarse?
Tras despidos, polémicas y críticas públicas, el centro encargado de erradicar el abuso en el deporte olímpico estadounidense enfrenta su prueba más dura desde su fundación
Por años, el Centro para el Deporte Seguro de EE.UU. (SafeSport) ha sido considerado una piedra angular en la lucha contra el abuso y la mala conducta en el deporte olímpico. Sin embargo, recientes controversias han puesto en tela de juicio su credibilidad, efectividad y, sobre todo, su futuro.
Una misión noble atrapada en el caos
SafeSport fue fundado en 2017, tras el escándalo de Larry Nassar, el exmédico de USA Gymnastics que fue condenado por abusar sexualmente de cientos de atletas. El escándalo reveló huecos monumentales en el sistema de protección deportiva en EE.UU., lo que motivó la creación de este organismo independiente con poderes para investigar, sancionar y educar sobre abuso.
La misión de SafeSport cubre a más de 11 millones de personas vinculadas con deportes olímpicos y paralímpicos. Según cifras de la propia organización, recibe más de 8,000 reportes al año, lo que supone un incremento del 2,500% desde su fundación. Su base de datos contiene más de 2,300 sancionados.
Investigaciones lentas y conflictos internos
El sistema no es perfecto. De hecho, es ampliamente criticado tanto por sobrevivientes como por acusados. La AP reportó múltiples casos que pueden tomar años en resolverse, con consecuencias devastadoras, tanto emocionales como económicas. Una de estas historias es la del ecuestre Zoubair Bennani, quien fue baneado permanentemente pese a no tener cargos criminales y haber gastado más de $275,000 en gastos legales para limpiar su nombre.
“Lo único en lo que pienso todos los días es cómo recuperar mi estatus, cueste lo que cueste, porque soy inocente”, dijo Bennani. “¿Por qué SafeSport no hace una mayor revisión de las personas que presentan quejas?”
Este tipo de cuestionamientos no son aislados. Incluso el senador republicano Chuck Grassley expresó en marzo profundo escepticismo sobre la forma en la que el centro da prioridad a los casos. En su carta a la nueva CEO interina, April Holmes, destacó el “recurrente fracaso en supervisar adecuadamente a los oficiales” de SafeSport y la “falta de enfoque en los casos más graves”.
¿Quién es April Holmes y qué representa?
La nueva voz que lidera SafeSport de forma interina no es una desconocida en el mundo del deporte. April Holmes, de 52 años, fue campeona paralímpica en Pekín 2008 en 100 metros planos. Su designación como presidenta del Consejo Directivo en 2023 la posicionó para asumir el liderazgo tras la destitución de Ju’Riese Colon, a quien muchos culpan por las fallas administrativas recientes.
Holmes declaró que su tarea inmediata es asegurar “la continuidad operativa” y liderar la búsqueda de una nueva dirección ejecutiva permanente. “Los cambios de gran escala deben ser dirigidos por la próxima persona al frente de SafeSport”, dijo.
Avances significativos… aunque insuficientes
Entre sus logros más importantes, SafeSport ha estandarizado las reglas de protección a través del Código de SafeSport, ha desarrollado recursos educativos que han impactado a millones y ha instaurado auditorías para las federaciones afiliadas. También ha fortalecido la recopilación de datos y su relación con las organizaciones de sobrevivientes.
Sarah Hirshland, CEO del Comité Olímpico y Paralímpico de EE.UU. (USOPC), que financia la mayor parte del presupuesto de $23 millones del centro, declaró: “Han logrado avances tangibles para frenar los abusos y sacar a los abusadores del sistema… pero aún queda mucho por hacer”.
Una estructura desbordada
Parte del problema es que SafeSport ha asumido una carga que supera su capacidad: además de casos de abuso sexual, también investiga bullying, acoso psicológico y conductas inapropiadas en niveles no olímpicos. Según la propia Hirshland, “es como si hubieran lanzado una organización con 12 líneas de productos a la vez”.
Esta sobrecarga ha impactado los tiempos de respuesta y generado frustración tanto en alegantes como en acusados. Como señaló Dionne Koller, copresidenta de una comisión congresional que analizó SafeSport: “El centro está en crisis potencial. La gente ha perdido la confianza en él”.
Propuestas de reforma: regresar a lo básico
Voces dentro y fuera del ámbito deportivo proponen una reestructuración profunda del centro. Algunas alternativas que se barajan incluyen:
- Limitar el estatuto de limitaciones: hoy, el centro puede sancionar abusos desde los años 60. Reducir esa ventana sería un nuevo enfoque.
- Delimitar casos aceptables: dividir deportes organizados de base de los deportes olímpicos podría aligerar la carga.
- Mayor transparencia en investigaciones: especialmente para proteger el debido proceso de los acusados.
- Reforma estructural del financiamiento: llevar su presupuesto al Congreso, para mayor supervisión directa.
- Más autonomía para atletas: incrementar su representación dentro de la organización.
“Puedes seguir haciendo ajustes aquí y allá, pero eso no solucionará los problemas de fondo”, advirtió Koller. “Sin cambios estructurales, los mismos errores se repetirán”.
¿Vale la pena salvar SafeSport?
La mayoría de los especialistas consultados están de acuerdo en una cosa: SafeSport no debe ser desmantelado, sino reformado. “Definitivamente vale la pena salvarlo”, escribió Phil Andrews, CEO de USA Fencing. “Pero necesitamos liderazgo fuerte y financiamiento adicional para recomponer el desorden”.
En otras palabras, SafeSport representa un experimento social y legal complejo, que intenta equilibrar justicias opuestas: proteger a víctimas y evitar juicios sumarios. Ambos frentes son igual de valiosos.
La pregunta ya no es si SafeSport puede funcionar. La pregunta es cuándo, y cómo, realmente lo hará correctamente.