Mark Carney gana las elecciones y liderará una nueva etapa en Canadá frente a desafíos históricos

El exgobernador del Banco de Inglaterra y sucesor de Trudeau dirigirá el país en medio de tensiones con EE.UU., retos económicos internos y la necesidad de mantener una estabilidad política

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Un nuevo capítulo político en Canadá: El triunfo de los liberales

Canadá ha votado y el panorama político del país ha entrado en una nueva etapa con nombre propio: Mark Carney. Tras una jornada electoral marcada por especulaciones y tensiones internacionales, el Partido Liberal logró asegurar la victoria en las elecciones federales de 2025. Aunque aún no está confirmado si alcanzarán una mayoría absoluta en el Parlamento, lo que sí es seguro es que Carney continuará como Primer Ministro, después de haber asumido el cargo interinamente tras la renuncia de Justin Trudeau en marzo.

Esta elección no fue solamente un trámite democrático: se llevó a cabo en un contexto de crispación con Estados Unidos, encabezado por el presidente Donald Trump, quien no solo amenazó con una guerra comercial, sino que llegó a sugerir incorporar a Canadá como el estado número 51. Las urnas hablaron y, en vez de ceder a presiones externas, los canadienses apostaron por un liderazgo con experiencia económica y perfil técnico.

¿Quién es Mark Carney?

Para muchos fuera de Canadá, Mark Carney puede sonar más a un banquero central que a un hombre de política. Y tienen razón: lo es. Con 60 años, su trayectoria es tan robusta como inusual en la política moderna. Educado en Harvard y en la Universidad de Oxford, Carney forjó su carrera en Goldman Sachs durante más de una década antes de entrar al mundo de los bancos centrales. Fue gobernador del Banco de Canadá entre 2008 y 2013, y posteriormente ocupó la jefatura del Banco de Inglaterra hasta 2020.

Su transición hacia la política fue abrupta pero calculada. En marzo de 2025, tras la dimisión de Justin Trudeau, Carney asumió interinamente como Primer Ministro. Estas elecciones fueron, entonces, su prueba de fuego. Y la ha pasado con nota aprobatoria, al menos de momento.

Un sistema parlamentario que define líderes

En Canadá, el Primer Ministro no es elegido directamente por los ciudadanos. El sistema parlamentario establece que el líder del partido que consiga una mayoría en la Cámara de los Comunes —ya sea por sí solo o en coalición— es quien forma gobierno. Con 343 escaños en juego, se necesita un mínimo de 172 para una mayoría absoluta. Aunque aún se desconoce si los liberales llegaron a esa cifra, su victoria les otorga el derecho de intentar formar una mayoría funcional, ya sea con apoyo puntual o alianzas estables.

Los retos que aguardan a Carney

La llegada oficial de Carney al poder no será ningún paseo. Hay una serie de retos externos e internos que pondrán a prueba su pericia económica y capacidad de liderazgo.

Relación con Estados Unidos

No se puede hablar del panorama político canadiense sin mencionar a su vecino del sur. La retórica agresiva de Donald Trump hacia Canadá ha escalado en los últimos meses, con amenazas de imponer aranceles unilaterales y convertir al país en un supuesto “Estado número 51”. Aunque estas afirmaciones carecen de fundamento legal y político, generan tensiones innecesarias en la región.

Canadá depende ampliamente del comercio con EE.UU., ya que más del 75% de sus exportaciones van dirigidas hacia ese país (fuente: Gobierno de Canadá, 2023). Carney, con su experiencia en mercados internacionales y años al mando de bancos centrales en entornos complejos como el Brexit, tendrá que maniobrar con delicadeza para no escalar tensiones y proteger los intereses de su país.

Precios de alimentos y vivienda

A nivel interno, los votantes han expresado preocupación por el aumento continuo del costo de vida. El precio de los alimentos ha subido un 9.8% en el último año, según Statistics Canada, lo que afecta directamente a la clase media y baja. La vivienda sigue siendo inaccesible para muchos canadienses, especialmente en ciudades como Toronto, Vancouver y Montreal, donde el precio medio de una casa supera los 900.000 dólares canadienses.

El gobierno liberal ha prometido intervenir en ambos frentes, con políticas de subsidio y creación de viviendas asequibles, pero la presión fiscal y la inflación amenazan con hacer inefectivas estas medidas si no se administran con estrategia.

Inmigración y cohesión social

Otro de los temas cruciales será el manejo de la inmigración. Canadá ha sido un país abierto a recibir nuevos habitantes, pero en los últimos dos años ha visto un aumento del 34% en la llegada de inmigrantes, lo que ha generado tensiones en sectores del país, particularmente en provincias pequeñas con poca infraestructura para absorber a nuevos residentes.

¿Mayoría liberal o coalición?

Una de las dudas que persisten tras las elecciones es si los liberales lograron obtener la ansiada mayoría parlamentaria. De no lograrlo, Carney deberá negociar acuerdos con partidos como el NDP (Nuevo Partido Democrático) o el Bloc Québécois, quienes podrían aprovechar esta situación para imponer condiciones específicas que reflejen sus agendas políticas.

Está previsto que en los próximos días se determine oficialmente la composición de la Cámara, y con ello se podrá trazar el camino político que deberá seguir el nuevo gabinete liberal.

La sombra de Trudeau y el inicio del sello Carney

Carney hereda tanto lo bueno como lo malo del mandato de Justin Trudeau. Si bien Trudeau mantuvo a Canadá entre las democracias más estables y progresistas, también dejó una serie de tareas inconclusas: reformas en las relaciones con las comunidades indígenas, transición energética estancada y críticas a un aumento del déficit público.

Diferente de Trudeau, cuya política fue marcada por contactos emocionales e imagen carismática, Carney representa un enfoque más técnico y basado en la racionalidad de datos y modelos económicos. El gran interrogante es si podrá traducir esa experiencia en instituciones financieras a resultados tangibles en gobernanza política.

Canadá frente al populismo: ¿una excepción norteamericana?

Mientras en el escenario estadounidense se consolida una agenda populista y aislacionista bajo Trump, Canadá parece reafirmarse como un bastión de la moderación y el compromiso internacional. En ese sentido, el triunfo de Carney puede interpretarse como una respuesta política al trumpismo, una reafirmación de los valores liberales y del orden multilateral.

No obstante, no se puede subestimar la influencia mediática y económica del discurso estadounidense. Carney tendrá que blindar la política canadiense contra este tipo de presiones, sin destruir las alianzas estratégicas necesarias para el desarrollo económico.

Los próximos pasos políticos

Una vez ratificados los resultados y conocida la distribución de escaños, Carney deberá formar un nuevo gabinete, nombrar ministros clave y definir las líneas maestras de su mandato. Se espera un enfoque más tecnocrático y menos mediático, con énfasis en temas como sostenibilidad fiscal, innovación tecnológica y rejuvenecimiento de la infraestructura pública.

Asimismo, se espera una revisión del tratado comercial USMCA con Estados Unidos y México, ahora que Trump ha vuelto a ponerlo en duda. Todo indica que se avecinan meses intensos de negociación y reposicionamiento diplomático.

¿Qué significa este momento para los canadienses?

Más allá de quién haya ganado las elecciones, lo cierto es que los canadienses han enviado un mensaje claro: deseo de estabilidad, profesionalismo y soluciones concretas a problemas reales. La figura de Mark Carney cumple, al menos en el papel, con esos requisitos.

Habrá que seguir de cerca cómo ese perfil técnico logra convivir con una realidad política marcada por emociones, ideologías y demandas sociales urgentes. Pero si algo ha demostrado Canadá, es que su democracia sigue firme, con instituciones robustas y una ciudadanía que sabe usar su voz en las urnas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press