La huelga histórica en el condado de Los Ángeles: ¿el último grito de un sistema sobrecargado?

Más de 50,000 trabajadores paralizan servicios críticos mientras la crisis financiera se agudiza en el condado más poblado de EE.UU.

Una movilización sin precedentes sacude el condado de Los Ángeles

En un hecho sin precedentes, más de 50,000 empleados públicos del condado de Los Ángeles iniciaron una huelga de dos días, cerrando bibliotecas, interrumpiendo operaciones administrativas y afectando diversos servicios esenciales. Es la primera vez que la Service Employees International Union Local 721 moviliza a la totalidad de sus afiliados: trabajadores de salud pública, asistentes sociales, personal de parques, conserjes, oficinistas y más.

Somos la red de seguridad”, proclamaban las pancartas levantadas frente al Hospital General de Los Ángeles, mientras más de 150 empleados exigían respeto y condiciones justas. La huelga, programada para durar hasta las 7 p.m. del miércoles, es una manifestación de hartazgo acumulado ante lo que el sindicato califica como graves violaciones laborales y falta de reconocimiento a una labor esencial.

Los pilares de un sistema al límite

Esta es la fuerza laboral que sacó adelante al condado en cada emergencia: incendios, crisis sanitarias, desastres mentales y sociales”, expresó David Green, dirigente sindical. Y no es para menos. Durante los últimos años, estos empleados han estado en la primera línea de cada catástrofe que ha golpeado al condado, incluidos los incendios forestales de enero y la pandemia de COVID-19. Sin embargo, sienten que se les ha dejado de lado.

Las acusaciones contra el condado son severas: 44 violaciones a la ley laboral, entre ellas vigilancia ilegal, represalias y subcontratación de puestos representados por el sindicato. La frustración es palpable entre los trabajadores, como lo ilustra Lillian Cabral, empleada del hospital desde 1978 y miembro del comité de negociación: “Nos han hecho esperar demasiado, sin avances significativos, y esto es injusto no solo para nosotros, sino para nuestros pacientes y comunidad”.

Servicios paralizados y caos logístico

Durante la huelga, bibliotecas, baños públicos en playas, centros médicos y algunas dependencias gubernamentales cerraron parcial o totalmente. También se vieron afectadas áreas claves como la oficina del forense y el departamento de obras públicas. Aunque en principio estaba prevista para dos días, muchos temen que la huelga pueda extenderse si las negociaciones siguen estancadas.

Este paro no solo visibiliza la precariedad en la que opera una de las instituciones más grandes del país, sino que también cuestiona la sostenibilidad del modelo de servicios públicos ante crisis financieras persistentes.

La raíz del conflicto: un presupuesto en crisis

Los líderes del condado tienen sus propias preocupaciones. Según Elizabeth Marcellino, portavoz de la Oficina Ejecutiva, la situación económica es crítica. Entre los factores que ponen en jaque las finanzas del condado se encuentran:

  • Un acuerdo tentativo por $4 mil millones relacionados con miles de demandas por abuso sexual infantil.
  • $2 mil millones de impactos económicos ligados a los incendios de enero.
  • Posible pérdida de cientos de millones en fondos federales.

No podemos negociar hasta crear un déficit estructural que nos lleve a despidos masivos y recortes de servicios”, defendió Marcellino. Busca equilibrar entre una remuneración justa y la continuidad operativa de una burocracia al filo del colapso.

¿Hacia un efecto dominó en otras ciudades?

La ciudad de Los Ángeles también enfrenta su propio infierno fiscal. La alcaldesa Karen Bass propuso recientemente un presupuesto que contempla el despido de 1,600 trabajadores, debido a un déficit cercano a los $1,000 millones. Las medidas de austeridad podrían ser el preludio de aún más protestas.

Esto despierta interrogantes cruciales: ¿estamos ante el principio de una ola de huelgas en otras instituciones públicas? ¿Podría esto ser un catalizador para una reforma estructural en los servicios públicos de los Estados Unidos?

Una lucha laboral con ecos históricos

Los Ángeles tiene un largo historial de movilizaciones laborales, desde las huelgas de educadores hasta el célebre paro portuario. Sin embargo, nunca antes una acción sindical había movilizado a 55,000 personas al mismo tiempo en el plano institucional del condado. Es un termómetro de un sistema que ya no puede soportar más carga sin romperse.

Los sindicatos están encontrando nuevas formas de visibilizarse y presionar en un contexto político y económico radicalmente distinto del de hace 20 años”, explica el profesor de sociología laboral John Logan, de la Universidad Estatal de San Francisco. “Estamos viendo una ola de revitalización sindical en sectores históricamente invisibilizados”.

El impacto humano: más allá de los números

Detrás de cada estadística hay un trabajador, una familia, una comunidad. Los conserjes que limpian los hospitales al final de cada jornada, los asistentes sociales que velan por niños en situación de violencia, los técnicos que mantienen los archivos de salud digitalizados, todos ellos forman el esqueleto funcional de una ciudad que no duerme.

Es fácil olvidar que los servicios públicos son personas, no solo sistemas. Esta huelga nos lo recuerda con fuerza”, afirma Rosa Chávez, vecina del Este de LA, cuya hija depende de terapias médicas en clínicas del condado que ahora enfrentan interrupciones de servicio.

La ciudadanía observa: ¿empatía o fatiga?

Mientras que algunos ciudadanos manifiestan su solidaridad con los trabajadores, otros expresan frustración por los cierres de servicios. “Entiendo sus demandas, pero también necesito renovar mis documentos, y están cerradas las oficinas”, comenta Tomás Regalado, residente del Sur de Los Ángeles.

Estos sentimientos divididos reflejan los complejos equilibrios éticos y prácticos que emergen cuando el Estado se paraliza y la tensión entre servicio y derechos laborales se hace tangible.

¿Una chispa que prenda más fuegos?

Expertos advierten que huelgas como esta podrían multiplicarse en todo el país. Ciudades como San Francisco, Portland y Chicago enfrentan crisis presupuestarias similares. El resurgimiento del activismo sindical, unido a una clase trabajadora agotada, podría ser la fórmula para una escalada nacional de conflictos laborales.

Lo que ocurre hoy en el condado de Los Ángeles bien podría ser observado en unos meses en otros puntos del mapa estadounidense. Una señal de que el modelo de administración pública en tiempos de recesión necesita urgentemente una reinvención.

Un momento bisagra para el futuro laboral

El desenlace de esta huelga podría marcar un antes y un después en la historia reciente de las relaciones laborales en Estados Unidos. Con una población atendida de más de 10 millones de personas y servicios fundamentales en jaque, el llamado de los trabajadores es más que una queja: es un grito por un sistema sostenible, justo y respetuoso.

Como nación, vale preguntarse: ¿cuánto más puede cargarse a los hombros del trabajador público antes de que el sistema colapse del todo? El reloj está corriendo.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press