El regreso de Kamla Persad-Bissessar: ¿una nueva era para Trinidad y Tobago?
La ex primera ministra vuelve al poder en una nación convulsionada por la inseguridad y la inestabilidad económica
Una victoria contundente en las urnas
Trinidad y Tobago ha sido testigo de un giro político significativo tras las elecciones anticipadas celebradas el pasado lunes. Kamla Persad-Bissessar, líder del Congreso Nacional Unido (UNC) y ex primera ministra, ha recuperado el poder en una victoria electoral donde su partido, aliado con la Coalición de Intereses, obtuvo 26 de los 41 escaños en la Cámara de Representantes. Esta victoria marca un retorno notable, luego de casi una década fuera del poder, y refleja el descontento popular con las recientes decisiones del gobierno saliente.
Stuart Young, quien recientemente había asumido el cargo de primer ministro luego de la renuncia de Keith Rowley, fue duramente criticado por no haber sido electo por votación popular. Su decisión de disolver el Parlamento y convocar a elecciones rápidas ha terminado por favorecer al bloque opositor, que ahora retoma las riendas del país.
Un pasado que pesa: los años de Persad-Bissessar
Kamla Persad-Bissessar no es una figura nueva en la política caribeña. Fue la primera mujer en asumir la jefatura de gobierno en Trinidad y Tobago entre 2010 y 2015. Su mandato, aunque recibido con esperanza, también enfrentó desafíos significativos, especialmente en temas de gobernanza y economía.
Aunque su gestión fue criticada por haber promovido medidas poco sostenibles fiscalmente, también fue recordada por su apuesta a proyectos sociales y reformas educativas que beneficiaron a comunidades vulnerables. Ahora, con un nuevo mandato, enfrenta una realidad aún más compleja.
Un país entre la inseguridad y la incertidumbre económica
La nación caribeña enfrenta múltiples desafíos. Según cifras del Banco Mundial, Trinidad y Tobago sufrió una contracción económica del 7.8% en 2020 como resultado de la pandemia por COVID-19, y si bien ha habido cierta recuperación, los indicadores macroeconómicos muestran fragilidad. La economía, altamente dependiente del gas y el petróleo, ha sido golpeada por la volatilidad de los precios internacionales y la falta de inversión en sectores alternativos.
Además, la criminalidad ha escalado de manera alarmante. Organizaciones como Insight Crime han colocado a Trinidad y Tobago entre los países del Caribe con las tasas más altas de homicidios. El crimen organizado, el tráfico de armas y la corrupción policial han generado un profundo malestar social.
Las promesas de campaña: soluciones o ilusiones
Durante su campaña, Persad-Bissessar planteó una serie de promesas populistas que buscan revertir el desgaste de los últimos años:
- Aumento de sueldos para trabajadores del sector público.
- Protección y aumentos en las pensiones para personas mayores.
- Reapertura de Petrotrin, la compañía petrolera estatal cerrada en 2018.
Este último punto genera especial controversia. Petrotrin, con más de un siglo de historia, fue cerrada tras un creciente número de pérdidas millonarias y denuncias de corrupción. En su mejor época, producía hasta 165.000 barriles diarios de petróleo, pero en sus últimos años había acumulado una deuda de casi 12 mil millones de dólares trinitenses (~1.8 mil millones de USD), según un informe de auditoría del gobierno en 2018.
“No podemos seguir castigando al pueblo por los errores de la mala administración. Petrotrin es parte de nuestro ADN. Vamos a reabrirla con transparencia y nuevos modelos de gestión”, dijo Persad-Bissessar en su primer discurso post-electoral.
El reto geopolítico y la presión internacional
El nuevo gobierno también se encuentra bajo la mirada de la comunidad internacional. Como uno de los países más industrializados del Caribe, Trinidad y Tobago juega un papel clave en los foros regionales, especialmente en la Comunidad del Caribe (CARICOM).
El reciente acercamiento entre China y algunas naciones insulares también genera interrogantes sobre cómo Persad-Bissessar manejará la balanza diplomática. Durante sus anteriores años como primera ministra, mostró una actitud moderada, pero se le criticó por falta de inversión en relaciones multilaterales.
Según el Caribbean Policy Research Institute, una mayor apertura comercial y acuerdos bilaterales podrían representar soluciones más sostenibles frente a los problemas estructurales del país.
¿Populismo reinventado o gestión pragmática?
Los analistas políticos muestran opiniones divididas. Algunos, como el sociólogo Michael Harrilal, señalan que la vuelta de Persad-Bissessar representa un “populismo reinventado en un momento donde el pueblo busca respuestas rápidas”.
Otros creen que la experiencia podría ser una ventaja: “Es una líder con bagaje político, sabe negociar, y aunque su regreso despierta fantasmas del pasado, hoy su enfoque parece más estructurado”, opinó Alicia Perreira, analista de política regional consultada por el Trinidad Express.
Una isla que aún escribe su historia
Con menos de 1.4 millones de habitantes, este pequeño pero estratégico país se enfrenta a decisiones trascendentales. La elección anticipada y el regreso de una figura histórica como Persad-Bissessar podrían marcar un punto de inflexión para la nación.
¿Será capaz de enfrentar el crimen de manera efectiva? ¿Reactivará la economía sin caer en los errores del pasado? ¿Podrá consolidar un nuevo modelo de desarrollo sostenible? En los próximos meses, el país caribeño pasará de la campaña al desafío real de gobernar.
Una cosa está clara: Trinidad y Tobago ha decidido darse otra oportunidad con una líder conocida, pero en un contexto radicalmente distinto. Solo el tiempo dirá si esta jugada resultará en un renacer político o en un nuevo capítulo de frustraciones.