El escándalo del siglo en el Vaticano: Becciu, poder, traición y juicio bajo la sombra papal

El oscuro caso de corrupción que sacudió el Vaticano, debilitó la imagen del papado e impide a un influyente cardenal votar al próximo Papa

El ocaso de un cardenal poderoso: ¿quién es Angelo Becciu?

Angelo Becciu llegó a ser uno de los hombres más influyentes de la Iglesia católica. A sus 76 años, el cardenal italiano, oriundo de Cerdeña, conocía los pasillos del Vaticano como pocos. Fue diplomático en Angola y Cuba, y luego ocupó el prestigioso cargo de sustituto para Asuntos Generales en la Secretaría de Estado del Vaticano, considerada la segunda posición más poderosa después del Papa.

Nombrado cardenal por el papa Francisco en 2018 y jefe de la Congregación para las Causas de los Santos (el ente que “fabrica” santos, literalmente), su carrera parecía imparable. Sin embargo, el 24 de septiembre de 2020, en un movimiento fulminante, Francisco lo obligó a renunciar a su puesto y a los privilegios como cardenal. Se desató así lo que muchos llaman el “juicio del siglo” en el Vaticano.

¿Qué causó su caída?

En palabras del propio Becciu, su caída fue “surrealista”. El motivo: transferencias multimillonarias de dinero de la Santa Sede hacia un oscuro entramado financiero dentro y fuera de Italia. El foco de la investigación fue la inversión de 350 millones de euros en un lujoso inmueble en Londres, realizada a través de mecanismos poco transparentes que terminaron costando a la Santa Sede decenas de millones de euros en comisiones y presuntas extorsiones.

Sin embargo, el escándalo no acabó ahí. Becciu también fue acusado de enviar 125.000 euros a una organización en su natal Cerdeña gestionada por su propio hermano. Según su versión, la suma tenía fines benéficos y fue solicitada por el obispo local. También se descubrieron transferencias por más de 575.000 euros a Cecilia Marogna, una mujer sarda contratada, presuntamente, para servicios de inteligencia pero cuyos gastos se rastrearon hasta bolsos Louis Vuitton y costosos hoteles, según los fiscales.

¿Qué sucedió con el juicio?

El proceso judicial, que comenzó en 2021, estuvo plagado de irregularidades. El tribunal vaticano emitió una sentencia condenatoria en diciembre de 2023. Becciu fue condenado por malversación y otros cargos financieros, junto con otros ocho imputados, entre ellos Marogna. El cardenal recibió una pena de cinco años y medio de prisión, aunque todos los condenados han apelado, y el proceso de apelación comenzará en septiembre.

Sin embargo, lo más controversial radica en las condiciones en las que se celebró el juicio. La defensa reveló que el papa Francisco intervino mediante la emisión secreta de cuatro decretos que facilitaban al fiscal general realizar escuchas telefónicas y detenciones sin orden judicial. Además, se supo que el principal testigo fue manipulado por actores externos comprometidos con la fiscalía.

La renuncia al cónclave: ¿acto de obediencia o presión final?

Tras el fallecimiento del papa Francisco, la comunidad católica se prepara para un nuevo cónclave. De acuerdo con las reglas canónicas, los cardenales menores de 80 años tienen derecho a participar. Becciu, pese a permanecer bajo el umbral de edad, estaba marcado como «no elector» en los registros del Vaticano.

Aun así, generó polémica al asegurar en abril que él tenía derecho a participar. Todo cambió el pasado martes, cuando a través de su abogado, Fabio Viglione, anunció su retiro voluntario del cónclave. Según su comunicado:

“Tenendo en el corazón el bienestar de la Iglesia, la he servido y seguiré sirviendo con fidelidad y amor, y para contribuir a la comunión y serenidad del cónclave, he decidido obedecer, como siempre he hecho, la voluntad del papa Francisco de no entrar en el cónclave, permaneciendo convencido de mi inocencia”.

Este giro se habría desencadenado tras haber recibido dos cartas escritas por el papa Francisco antes de morir, donde le pedía explícitamente su no participación.

El trasfondo político dentro del Vaticano

Becciu es parte del grupo de cardenales conservadores cercanos al legado del papa Benedicto XVI, y muchos analistas aseguran que, de haber participado, su voto hubiera inclinado la balanza hacia un sucesor contrario a las reformas de Francisco.

Desde la expansión de la transparencia financiera, hasta el acceso por parte de los laicos —incluidas mujeres— a posiciones de poder eclesial, las reformas de Francisco incomodaron a los sectores más tradicionalistas, entre ellos Becciu. El daño potencial de su voto en un cónclave, sumado al eco mediático del juicio, fue considerado demasiado alto.

Los números del escándalo y una Iglesia en crisis

  • 8 años como sustituto en la Secretaría de Estado: entre 2011 y 2018.
  • 350 millones de euros fue la cantidad invertida en el edificio de Londres.
  • 575.000 euros enviados a Marogna, una civil sin experiencia comprobada en inteligencia.
  • 125.000 euros a una ONG diocesana dirigida por su hermano.
  • 5 años y medio de condena por fraude, malversación y abuso de poder.

¿Implica esto una limpieza interna en el Vaticano?

Hay quienes ven la caída de Becciu como un símbolo de la lucha de Francisco por dejar un legado de transparencia. Otros lo interpretan como una pugna interna por el poder, donde el Papa hizo uso de su autoridad ejecutiva, legislativa y judicial en un sistema jurídico sin apelaciones externas.

El hecho de que el papa interviniera directamente en el proceso judicial genera críticas sobre la separación de poderes dentro del Estado Vaticano. Esto plantea preguntas incómodas: ¿puede haber justicia independiente cuando el Papa tiene potestad omnímoda en los tres poderes?

El próximo cónclave: con 133 cardenales, pero también con sombras

Oficialmente, hay 133 cardenales electores luego de que dos anunciaran su imposibilidad de asistir por motivos de salud. Con la salida formal de Becciu, no se altera la cifra oficial, pues el Vaticano nunca lo computó como elector tras su renuncia en 2020.

La incertidumbre sobre quién será el próximo Papa está marcada por la tensión entre los reformistas y los conservadores. La figura de Becciu, ahora apartado, sirve como reflejo de una Iglesia que enfrenta sus luchas internas más profundas en siglos, en un contexto global donde la transparencia y la ética pública son centrales.

¿Qué augura el futuro? ¿Justicia o escape?

Mientras Becciu espera el resultado de su apelación, muchos católicos siguen cuestionándose si se está realmente cerrando una etapa oscura o simplemente tapando el escándalo con hojas de parra.

En palabras del propio cardenal, “mi conciencia está tranquila” y asegura seguir comprometido con la Iglesia. Pero para muchos observadores y fieles, el juicio de la historia será más duro que el del tribunal vaticano.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press