China acelera su conquista del espacio: los astronautas de Tiangong enfrentan desafíos y logros históricos

El ambicioso programa espacial chino reúne hazañas como la caminata espacial más larga y misiones pioneras, consolidando a una nueva potencia más allá de la Tierra

La escena espacial ha dejado de ser un dominio exclusivo de Estados Unidos y Rusia. En los últimos años, China ha dado pasos firmes y ambiciosos para posicionarse como una superpotencia espacial, y lo ha hecho con logros tan espectaculares como inéditos. Uno de los más destacados es su estación espacial Tiangong, operativa desde 2021 y un símbolo tangible de su independencia tecnológica.

La misión Shenzhou-17: récords, ciencia y desafíos

La misión Shenzhou-17, lanzada en octubre de 2023, ha marcado un hito importante en el programa espacial chino. A bordo de la estación espacial Tiangong, los astronautas Cai Xuzhe, Song Lingdong y Wang Haoze han llevado a cabo una intensa agenda de experimentos científicos, mejorías estructurales y actividades extravehiculares que engrandecen la narrativa de un país decidido a triunfar más allá de la atmósfera terrestre.

Uno de los momentos más espectaculares de esta misión fue la caminata espacial de nueve horas realizada por Cai y Song, la más larga jamás hecha por astronautas chinos y registrada como una de las más extensas a nivel global. Ese ejercicio no solo probó los límites físicos y técnicos de sus trajes y protocolos, sino que reafirmó la fiabilidad de la infraestructura de Tiangong.

Aplazamiento de la vuelta a casa: cuando la seguridad va primero

Aunque el regreso de la tripulación estaba previsto para este martes en Dongfeng, región de Mongolia Interior, las condiciones climáticas obligaron a posponer el aterrizaje. La decisión, según la agencia oficial Xinhua, se tomó para “garantizar la salud y seguridad de los astronautas”.

La demora demuestra la madurez organizativa del programa espacial chino, capaz de anteponer precauciones sistemáticas a calendarios de prensa, algo que en sus primeras etapas no siempre era evidente.

Tiangong: el hogar orbital independiente de China

La estación Tiangong (“Palacio Celestial”) es más que una respuesta política a la exclusión china del proyecto de la Estación Espacial Internacional por preocupaciones del gobierno de EE. UU. sobre el control militar del programa chino. Es también un símbolo de competencia directa en la carrera espacial del siglo XXI.

Desde 2021, la estación ha recibido un flujo continuo de astronautas para mantenimiento, investigación y optimización de sus sistemas. China planea sostenerla funcional hasta 2030, superando incluso a la envejecida Estación Espacial Internacional, cuyo cierre definitivo está previsto para este mismo período.

Antecedentes: exclusión y motivación

China fue oficialmente excluida de la Estación Espacial Internacional en 2011, cuando el Congreso de EE. UU. aprobó una ley que prohibía cualquier colaboración bilateral entre la NASA y agencias chinas, citando preocupaciones en torno al espionaje militar. Esta decisión fue determinante para que China trazara su propio camino, construyendo un programa que, 13 años después, rivaliza en resultados y visión.

Lejos de ser una derrota, esta exclusión ha funcionado como catalizador. Según Jean-Jacques Dordain, exdirector general de la ESA, “China ha aprovechado su aislamiento para desarrollar un sistema autónomo y robusto, sin depender de socios externos”.

China en la Luna y Marte: un plan a largo plazo

Además de mantener la estación espacial, China cuenta con otros logros extraordinarios:

  • En 2019, se convirtió en el primer país en aterrizar una sonda en el lado oculto de la Luna.
  • En mayo de 2021, su rover Zhurong aterrizó exitosamente en Marte, enviando valiosa información sobre la topografía marciana.
  • Para 2030, esperan llevar astronautas a la superficie lunar, una meta solo lograda hasta ahora por Estados Unidos.

¿Qué diferencia al programa espacial chino?

Existen cuatro elementos cruciales que definen el enfoque chino respecto a la exploración espacial:

  1. Centralización del control: El programa está directamente subordinado a la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA) y financiado por el Estado. Esto permite planificación sin presiones electorales ni presupuestarias.
  2. Sinergia militar-civil: Las capacidades satelitales, de comunicación y navegación están alineadas con proyectos de defensa, algo que les otorga enorme fluidez operativa.
  3. Enfoque incremental: Cada misión tiene un objetivo claramente diseñado para mejorar el siguiente paso. No hay improvisación.
  4. Política exterior: China usa estos logros como herramienta diplomática, ofreciendo cooperación en el ámbito espacial a países de África, Asia y América Latina.

¿Una nueva carrera espacial?

Frente a los contrastes con la NASA, muchos ya hablan de una nueva carrera espacial, aunque con componentes distintos. Mientras Occidente apuesta por la colaboración público-privada, con nombres como SpaceX de Elon Musk, Blue Origin y Boeing compitiendo en lanzamientos, China opta por un enfoque estatal y planificado.

Y aunque las misiones privadas estadounidenses suelen acaparar los titulares, China va desarrollando una constelación de satélites, bases de lanzamiento y vehículos de transporte reutilizables que podrían permitirle tomar la delantera en breve.

¿Qué viene después? Estación lunar y más ciencia

El futuro del programa espacial chino está lleno de ambiciones estructuradas:

  • Estación de investigación lunar conjunta con Rusia, programada para la década de 2030.
  • Nuevas misiones de retorno con muestras lunares más sofisticadas que las anteriores.
  • Constelaciones satelitales propias para navegación (Beidou), observación (Gaofen) y telecomunicaciones (Chinese StarNet).

En palabras de Wu Yansheng, presidente de China Aerospace Science and Technology Corporation, “nuestra visión es hacer de China una nación espacial de primer nivel global”.

Impacto nacional: orgullo y poder blando

Los logros en el espacio no son solo tecnológicos: son también un poderoso factor de unidad nacional e identidad global. Cada misión Shenzhou despierta orgullo popular, y las noticias sobre caminatas espaciales o exploraciones lunares ocupan los titulares nacionales durante días.

En un contexto geopolítico incierto, el cosmos se ha convertido en otro escenario más de competencia de poder blando, donde China compite por alianzas, prestigio y relevancia sin disparar un solo misil.

¿Qué lecciones deja Shenzhou-17?

La misión recientemente concluida —aunque con aterrizaje pendiente— nos deja tres enseñanzas claves:

  1. China ya no es un actor emergente, sino una potencia espacial consolidada.
  2. La tecnología de Tiangong y las capacidades humanas para realizar caminatas largas refuerzan su autonomía.
  3. El esfuerzo estratégico, transparente y sostenido da frutos en un campo donde pocos pueden competir.

Así, mientras algunos países miran con nostalgia sus días de gloria espacial, China continúa su ascenso orbital sin pausa, lanzando misiones, estableciendo récords y preparando el terreno para la conquista lunar antes del fin de esta década.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press