Citas en tiempos de streaming: cómo los solteros en China están encontrando el amor en salas de video en vivo
Con espectadores en tiempo real y la ayuda de 'ciber casamenteras', jóvenes chinos reconfiguran el romance en medio de presiones sociales, horarios laborales extremos y una crisis demográfica nacional.
El nuevo escenario del cortejo: ¿Citas con público?
En un país que enfrenta una crisis demográfica sin precedentes y una población soltera que supera los 240 millones de personas mayores de 15 años (según datos oficiales de 2023), China está viendo surgir nuevas formas de buscar pareja. En este nuevo ecosistema de relaciones, los videos en vivo con anfitriones de citas grupales están ganando popularidad entre jóvenes que, frustrados por las aplicaciones de citas y la falta de tiempo, buscan una alternativa más inmediata y humana.
A través de plataformas como Xiaohongshu (RedNote), aplicaciones similares a Instagram pero con una funcionalidad potentemente enfocada en la transmisión en vivo, miles de jóvenes se reúnen virtualmente bajo la supervisión de una ciber matchmaker. Como un reality show amoroso, participantes y espectadores interactúan, opinan y hasta celebran posibles combinaciones románticas en tiempo real.
Tian Xin, la cupido digital con 130 mil seguidores
Una de las figuras más influyentes de este fenómeno es Tian Xin, una trabajadora de una firma de tecnología que por las noches se transforma en presentadora y mediadora de estas reuniones virtuales. Con más de 130.000 seguidores en su cuenta, ha conducido durante más de un año streamings donde modera, bromea, promueve la empatía entre los participantes y, en algunas ocasiones, provee consejos de relaciones.
“Lo más importante es la empatía. Hay que entender sinceramente lo que los demás sienten y dicen”, compartió Tian. Durante una de estas transmisiones, en plena semana laboral y ya pasadas las 11 de la noche, más de 800 personas estaban conectadas observando cómo ocho individuos interactuaban desde una parrilla visual de cámaras web.
Steve Chen: de "mutai solo" a enamorado virtual
Steve Chen, de 25 años, es un ejemplo de cómo estas plataformas están redefiniendo las dinámicas románticas. Médico residente, su rutina laboral no le dejaba tiempo para encuentros presenciales. La idea de entrar a una sala de video pública le pareció al principio poco convencional, pero acabó por convertirse en el punto de inflexión de su vida amorosa.
“La presión del trabajo y los estudios es abrumadora. No tengo tiempo para socializar. Antes me llamaba a mí mismo ‘mutai solo’, como si ya estuviese soltero desde el vientre materno”, confesó. Pero un día, en una de esas sesiones de video, ocurrió lo inesperado: conoció a Christine Zhang.
El amor, en technicolor y frente a una audiencia
Christine Zhang también era una espectadora habitual de las transmisiones de Tian. Lo que más le gustó de esta modalidad es que permite ver mucho más que una simple foto en un perfil: “Puedes ver cómo habla una persona, cómo reacciona, cómo actúa. Es algo más real”.
Tras varios encuentros virtuales donde Steve bailaba, cantaba y participaba activamente, Christine se animó a confesar en vivo ante cientos de espectadores que sentía algo por él. La reacción fue inmediata, tanto de los asistentes del programa como de los espectadores. Tian facilitó la conexión y los animó a conversar en privado. Meses después, se conocieron en persona y ahora mantienen una relación estable con planes a futuro.
“Encontrar el amor es difícil. Tuve que reunir todo mi coraje para decir lo que sentía frente a la cámara”, dice Christine. “Creo que solo los valientes encuentran el amor”.
Las presiones del modelo económico chino y el auge del 'lying flat'
El contexto en el que se popularizan estas transmisiones no es trivial. China sufre una escandalosa caída en su tasa de natalidad y un envejecimiento poblacional que amenaza la sostenibilidad de su economía en el largo plazo. Ante esto, el presidente Xi Jinping ha llamado a empujar una “nueva cultura de matrimonio y natalidad”, promoviendo la familia joven, los múltiples hijos y el compromiso entre los solteros.
Sin embargo, los jóvenes enfrentan un entorno laboral que complica mucho el establecimiento de una vida social activa. Se estima que más del 30% de los adultos solteros lo son porque su trabajo no les deja tiempo para socializar, según un reporte de iiMedia Research de 2025.
Muchas empresas aún operan bajo el modelo 996 (trabajar de 9 a.m. a 9 p.m., seis días a la semana), lo que llevó al surgimiento de movimientos como el “lying flat”, una forma de protesta pasiva contra las exigencias sociales y económicas. Parte de esta resistencia incluye negarse a casarse o formar una familia.
¿El nuevo futuro del romance?
Frente al ocaso de los tradicionales mercados matrimoniales (donde padres intercambian currículums de sus hijos para encontrarles pareja) y la fatiga que provocan las aplicaciones de citas, el streaming se presenta como un oasis emocional y hasta una revolución social. Más espontáneo, más emotivo, más íntimo, y aún así comunitario.
“¿El amor como espectáculo público?”, podría preguntarse con escepticismo un romántico tradicional. Pero para una generación acostumbrada a compartir su vida en redes sociales, enamorarse con el micrófono abierto puede parecer hasta natural.
La periodista Lu Hsiao, experta en tecnología y cultura digital en Asia Oriental, expone en su libro "Amor en línea: Ciberrelaciones en China Moderna" (2024) que: “estas nuevas formas de conectar amorosamente no sólo reflejan cambios tecnológicos, sino transformaciones profundas en cómo entendemos las emociones en una sociedad pragmática”.
No solo parejas: una red de apoyo emocional
Las salas de transmisión se están convirtiendo también en espacios de catarsis colectiva. En ellas, los participantes no solo buscan pareja, también cuentan sus frustraciones, se apoyan mutuamente y crean comunidades. La sensación de compañía que brindan estos encuentros en vivo es un antídoto contra la soledad de las grandes ciudades chinas.
Según datos recogidos por el Pew Research Center, el 65% de los jóvenes en Pekín y Shanghái indicaron sentirse aislados emocionalmente, especialmente aquellos que han migrado desde ciudades pequeñas. Estos espacios virtuales, por tanto, no solo facilitan el romance, sino también la construcción de una identidad colectiva juvenil.
Dificultades, pero también oportunidades
Aun con su éxito, el modelo no está exento de críticas. Algunos cuestionan la falta de privacidad, el riesgo de superficialidad o la dependencia excesiva de la validación en vivo. Otros indican que aún son fenómenos urbanos y que no han penetrado en zonas rurales donde el problema de soltería es aún mayor.
Pero en su conjunto, estos fenómenos apuntan a cómo la generación Z busca redefinir las reglas del romance, adaptándolas a sus tiempos, urgencias y plataformas.
Y tal vez, como señala Christine, el amor en el siglo XXI no requiere menos valentía, sino una nueva forma de coraje: la de abrir tu corazón ante la mirada de cientos de extraños detrás de una pantalla.