El legado tóxico de la guerra de Vietnam: El drama persistente del Agente Naranja

Décadas después del conflicto, millones de vietnamitas siguen sufriendo las consecuencias de un arma química devastadora

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Una guerra que nunca terminó para muchos

El 30 de abril de 1975 marcó el final de la Guerra de Vietnam con la caída de Saigón. Sin embargo, para millones de personas, el conflicto sigue presente diariamente. El Agente Naranja, un potente defoliante utilizado por el ejército estadounidense, dejó una marca imborrable en Vietnam, afectando generaciones enteras.

Nguyen Thanh Hai: un rostro del sufrimiento

Nguyen Thanh Hai, de 34 años, es uno de los millones de vietnamitas que sufren discapacidades atribuidas a la exposición al Agente Naranja. Nacido en Da Nang, donde operaba una importante base aérea estadounidense, Hai enfrenta enormes desafíos para realizar acciones sencillas como abotonarse una camisa o escribir su nombre.

El uso masivo del Agente Naranja

Durante la guerra, las fuerzas de EE.UU. rociaron aproximadamente 72 millones de litros (19 millones de galones) de defoliantes en Vietnam, siendo el Agente Naranja el más utilizado. Este químico, compuesto por herbicidas y dioxinas, se empleaba para eliminar la cobertura vegetal del Viet Cong. Según datos del Departamento de Estado de EE.UU., más de la mitad del volumen total eran mezclas que contenían dioxinas altamente tóxicas.

Un legado que afecta generaciones

Actualmente, al menos 3 millones de vietnamitas enfrentan serias afecciones de salud debido al Agente Naranja, incluyendo defectos de nacimiento, cánceres, y trastornos neurológicos y del sistema inmunológico. Incluso, estudios sugieren que las consecuencias genéticas pueden transmitirse a hijos, nietos e incluso bisnietos.

El lento y costoso proceso de limpieza

Vietnam ha trabajado durante décadas para limpiar zonas afectadas como el aeropuerto de Da Nang y la base aérea de Bien Hoa. En Da Nang, la descontaminación de 45 hectáreas costó más de 110 millones de dólares y terminó en 2018. Sin embargo, zonas del tamaño de 10 campos de fútbol siguen contaminadas.

El proceso implica remover tierra contaminada y calentarla a altas temperaturas para destruir la dioxina, o confinarla en vertederos especializados. Esta operación es increíblemente costosa y técnicamente compleja.

Ayuda y cooperación internacional: una historia reciente

La cooperación entre Vietnam y EE.UU. en estos temas no comenzó sino hasta mediados de la década de 2000. En 1991, Washington reconoció que ciertos padecimientos en veteranos estaban ligados al Agente Naranja, otorgando beneficios de salud. Posteriormente, se destinaron más de 155 millones de dólares en asistencia a discapacitados vietnamitas y trabajos de remediación ambiental.

En 2023, ambos países elevaron su relación diplomática a "asociación estratégica integral", lo que marca una cooperación sin precedentes desde el fin de la guerra.

Incertidumbre ante recortes presupuestarios

Con los recientes recortes anunciados por el presidente Donald Trump a la asistencia exterior estadounidense, muchos programas en Vietnam se encuentran en peligro. Durante su administración, USAID, la agencia responsable de dichos programas, sufrió reducciones de personal que paralizaron por momentos la limpieza del Agente Naranja en Bien Hoa.

La preocupación persiste: "Siempre creímos que el Gobierno estadounidense y los fabricantes de estos productos químicos tóxicos deberían asumir su responsabilidad", expresó Nguyen Van An, presidente de la Asociación de Víctimas del Agente Naranja en Da Nang.

La tragedia ambiental: más allá de los seres humanos

No solo las personas han sufrido. Casi la mitad de los manglares en Vietnam, esenciales para proteger las costas de tormentas, fueron destruidos. Las selvas tropicales afectadas han perdido biodiversidad de manera irreversible, y la fertilidad de los suelos en zonas agrícolas clave ha quedado severamente comprometida.

La ciencia aún tiene mucho por descubrir

La relación causal entre la exposición al Agente Naranja y ciertas enfermedades todavía no está completamente establecida científicamente. Charles Bailey, coautor del libro "From Enemies to Partners: Vietnam, the U.S. and Agent Orange", señala que la investigación en salud humana se vio sacrificada por la urgencia de limpiar el medio ambiente.

Vietnam clasifica a las víctimas basándose en su historial familiar, lugar de residencia y dolencias reconocidas. "La discapacidad de Hai probablemente esté ligada al Agente Naranja", afirma Bailey.

El presente y el futuro para las víctimas

La vida en escuelas especiales ha permitido a personas como Hai soñar con un futuro mejor. Sueña con ser soldado, como su abuelo. Otros aspiran a ser sastres o fabricantes de varitas de incienso, pequeños oficios que representan esperanza en un país todavía lidia con las heridas de un conflicto cerrado hace casi 50 años.

Pero para que sueños como el de Hai puedan concretarse, es fundamental que los esfuerzos de limpieza y apoyo no se detengan. "No podemos enfrentar solos estos tóxicos", advierte Nguyen Van An, resaltando la necesidad urgente de compromiso internacional.

Más allá de Vietnam: lecciones para el mundo

El drama del Agente Naranja ilustra cómo los conflictos armados dejan cicatrices invisibles y persistentes mucho después de que las armas se han silenciado. También subraya la importancia de las responsabilidades post-conflicto y la necesidad de ciencia independiente y comprometida.

La tragedia de Vietnam debería servir de advertencia: la guerra química nunca es "limpia" ni "eficiente" y sus daños rara vez terminan con la rendición de los ejércitos.

Fuentes:

  • Departamento de Estado de EE.UU. – state.gov
  • Bailey, Charles y D’Andrea, Bailey – "From Enemies to Partners: Vietnam, the U.S. and Agent Orange"
  • Vietnam Red Cross Society – Informes sobre víctimas del Agente Naranja
Este artículo fue redactado con información de Associated Press