Adiós a un Pastor Humilde: El Último Adiós a Papa Francisco
Miles de jóvenes y líderes mundiales celebran una vida dedicada a la fe y la justicia social
Un encuentro inesperado de fe y duelo
Lo que prometía ser un fin de semana de júbilo en el Vaticano, marcado por la canonización del joven beato Carlo Acutis, se transformó en una ceremonia de despedida para Papa Francisco, quien falleció a los 88 años el pasado lunes. Miles de jóvenes peregrinos de todo el mundo, reunidos originalmente para celebrar al primer santo millennial durante el Jubileo de los Adolescentes, encontraron en cambio un escenario de gratitud, esperanza y respeto.
Una atmósfera de alegría serena
Contrario a lo que podría esperarse en un funeral papal, St. Peter’s Square se llenó de una vibra serena pero positiva. “Él siempre decía que hay que vivir la vida con alegría”, recordó Marco Falchi, un peregrino italiano, quien viajó acompañado de su esposa e hijo, nombrado Francesco justamente en honor al Santo Padre.
El cielo claro y el aire templado parecían reflejar el legado de Francisco: un llamado constante a la esperanza, el amor por los pobres y la promoción de la justicia social. Grupos de jóvenes cantaban, rezaban y algunos incluso bailaban, mostrando que, pese a la tristeza, su legado de alegría persistía.
La suspendida canonización de Carlo Acutis
La canonización de Carlo Acutis, prevista originalmente para el domingo, quedó aplazada. Acutis, fallecido de leucemia a los 15 años en 2006, es considerado un símbolo para los jóvenes católicos modernos por su uso de la tecnología para evangelizar. “Carlo es el primer santo de la era digital”, dijo entusiasmada Reyes Arribas, una joven española, quien subrayó la importancia de su figura para la juventud actual.
Recordemos que Acutis fue beatificado en 2020, donde se destacó su pasión por la Eucaristía y su dedicación a mostrar, a través de internet, milagros eucarísticos alrededor del mundo.
Una ceremonia histórica en la era contemporánea
Unas 250.000 personas visitaron el cuerpo de Francis durante los días de capilla ardiente. La ceremonia fúnebre del sábado reunió en Roma una de las congregaciones más diversas en la historia reciente del Vaticano: desde fieles en humildes ropas hasta dignatarios y miembros de familias reales.
El féretro sencillo de madera, llevado por 14 hombres en trajes grises, contrastaba con el esplendor de los cardenales y obispos en sus ropajes purpúreos. Según el Vaticano, más de 130 cardenales participarán en el cónclave para elegir al próximo pontífice.
Líderes mundiales y la despedida global
La lista de dignatarios presentes parecía un 'quién es quién' de la política global: Donald Trump, Volodymyr Zelenskyy, Emmanuel Macron, Keir Starmer, y Javier Milei, entre muchos otros, acudieron a honrar al papa latinoamericano que rompió moldes con su cercanía con el pueblo.
Se pudo observar a Trump y Zelenskyy conversando sobre la guerra en Ucrania antes de la Misa, en un evento que mezcló solemnidad religiosa con inevitable diplomacia internacional. Personajes emblemáticos como el Príncipe William, el Rey Felipe VI de España y la Reina Letizia también rindieron homenaje, mostrando la dimensión global del impacto de Francisco.
Un legado de sencillez y justicia
Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires en 1936, fue el primer pontífice proveniente de América Latina y el primero jesuita en alcanzar el papado. Su enfoque nunca dejó de girar en torno a los temas de justicia social, el cuidado de los pobres y la preservación del medio ambiente, plasmados en documentos fundamentales como su encíclica Laudato si' de 2015.
Durante sus 12 años de papado, realizó más de 36 viajes internacionales, llegando incluso a zonas de conflicto como Iraq, y regiones tradicionalmente olvidadas por el Vaticano, como Asia y Oceanía.
Una despedida en clave de esperanza
Matteo Cozzi, un joven peregrino de 16 años, definió magistralmente el sentir de muchos presentes: “La muerte de un papa durante la Pascua es un buen signo, es un símbolo de resurrección y esperanza”.
Recordando la muerte de San Juan Pablo II en 2005, que estuvo impregnada de profundo duelo, la partida de Francisco fue percibida más como una celebración de una vida bien vivida. Como dijo la joven Ana Kalen desde Sarajevo: “Los planes cambiaron, pero seguimos agradecidos de estar aquí en este momento histórico”.
Entre la multitud: figuras inspiradoras
Además de la presencia diplomática y política, la plaza también se llenó de personas que encontraron en Francisco una figura paternal. Jessica Naranjo, de 27 años y proveniente de Austin, Texas, expresó: “Siento que crecí con el Papa Francisco. Es una gran pérdida para mí”.
Una vida que cambió la Iglesia
Bajo su liderazgo, la Iglesia se abrió más allá de sus estructuras tradicionales: acogió a divorciados, mejoró las relaciones interreligiosas, luchó con firmeza contra los abusos y elevó a la agenda mundial el cuidado de la Creación. Todo esto, manteniendo siempre su reconocible estilo de sencillez y humildad que lo acercó al corazón de millones.
Sin duda, su muerte marca el fin de una era, pero su legado seguirá inspirando a generaciones futuras de católicos —y no católicos— alrededor del mundo.