Golpe, elecciones y legitimidad: ¿Una nueva era para Gabón con Oligui Nguema o más de lo mismo?

El general Oligui Nguema afianza su poder tras ser confirmado presidente con el 94.85% de los votos, en unas elecciones marcadas por dudas sobre equidad, participación y uso de recursos públicos.

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Un resultado contundente en medio de la incertidumbre

Gabon ha comenzado un nuevo capítulo político bajo la presidencia de Brice Clotaire Oligui Nguema. En unas elecciones celebradas el pasado 12 de abril, el general que encabezó el golpe de Estado en 2023 fue declarado vencedor con un avasallante 94.85% de los votos, según confirmó la Corte Constitucional del país. Este resultado refuerza su posición como líder oficial, ahora bajo el ropaje de la legalidad democrática.

Aun así, surgen dudas sobre la transparencia y la equidad del proceso. La votación fue la primera desde que se puso fin a los más de 50 años de dominio político de la familia Bongo. Si bien Oligui Nguema logró imponerse con facilidad frente a siete contrincantes, entre ellos el ex Primer Ministro Alain Claude Bilie-By-Nze, quien apenas alcanzó un 3% de los sufragios, las voces críticas apuntan a un aparente aprovechamiento de los recursos del Estado para impulsar su campaña.

¿Un golpe con legitimidad democrática?

Oligui Nguema llegó al poder en agosto de 2023 tras derrocar al expresidente Ali Bongo Ondimba, que gobernaba desde 2009, heredando el poder de su padre, Omar Bongo, quien lideró Gabón durante más de cuatro décadas. El golpe fue recibido con alivio por muchos ciudadanos que consideraban a los Bongo como símbolo de corrupción y estancamiento nacional, pese a la riqueza petrolera del país.

En este contexto, las elecciones del 12 de abril fueron presentadas por el nuevo régimen como una transición democrática hacia una nueva era. Sin embargo, ganar con más del 94% de los votos suele ser un signo de alarma en la mayoría de las democracias, y aún más cuando los procesos electorales se celebran sin una observación internacional rigurosa ni instituciones plena e independientemente consolidadas.

Una participación electoral dudosa

La participación ha sido otro punto de debate. Según la Corte Constitucional, el 70.11% de los 920,000 votantes registrados acudieron a las urnas, una cifra bastante inferior al 87.21% anunciado previamente por el Ministerio del Interior. Esta discrepancia alimenta aún más la sospecha entre sectores opositores y ciudadanos escépticos sobre la transparencia de los comicios.

¿Democracia o continuidad disfrazada?

El fenómeno de líderes golpistas que luego legitiman su mandato mediante elecciones no es nuevo en África. Según un informe de International IDEA (https://www.idea.int), el 40% de los líderes golpistas en África desde 1990 han logrado mantenerse en el poder más allá de cinco años tras celebrar elecciones. Algunos han logrado establecer verdaderos regímenes autoritarios con fachada de democracia.

Esto plantea la pregunta clave: ¿Estamos ante una verdadera transición democrática en Gabón o simplemente ante un cambio de rostro en el autoritarismo? La forma en que se organizaron las elecciones, con reportes locales positivos pero sin monitoreo internacional independiente ni presencia de medios críticos, no despeja las dudas.

El papel del petróleo en la política gabonesa

Gabón es uno de los mayores productores de petróleo de África central, con reservas que representaban el 9% del total del continente en 2021, según la OPEP. Sin embargo, alrededor de un tercio de su población sigue viviendo bajo el umbral de pobreza. La paradoja de "pobreza en medio de la abundancia" ha sido característica de muchos países africanos ricos en recursos naturales, donde la corrupción y una mala gestión crónica impiden que los beneficios del desarrollo lleguen a las mayorías.

Oligui Nguema ha prometido combatir la corrupción y mejorar la transparencia en la gestión de los recursos, un discurso que muchos consideran necesario. No obstante, sin reformas institucionales profundas, ampliación real de las libertades civiles y una prensa libre, cualquier promesa puede quedarse en mera retórica de campaña.

¿Hacia una democracia militarizada?

El perfil de Oligui Nguema como exjefe de la Guardia Republicana y miembro del alto mando militar plantea dilemas sobre la militarización progresiva del poder político en Gabón. Su rápida transición de golpista a presidente electo recuerda a casos como el de Abdel Fattah el-Sisi en Egipto o el del burkinés Blaise Compaoré durante décadas.

"Las elecciones no pueden legitimar un golpe si no se dan en condiciones de competencia leal y libertad real", señaló Alioun Tine, presidente de la ONG AfriqueJom Center, en entrevista con Jeune Afrique. “El riesgo es establecer un presidencialismo autoritario con rostro democrático”.

El riesgo de regresar a prácticas autocráticas bajo un manto electoral es alto si no se consolidan contrapesos institucionales: tribunales independientes, parlamentos efectivos y sociedad civil crítica.

Las otras voces ignoradas

Pese a que los opositores fueron marginados electoralmente, algunos denuncian que fue debido al uso desmedido de recursos públicos por parte de Oligui Nguema. Bilie-By-Nze ha afirmado que la campaña del general "tuvo todo el aparato estatal a su disposición, incluidas instituciones, medios y fondos públicos". Aunque el gobierno niega estas acusaciones, no se ofrecieron auditorías independientes ni se permitió una cobertura crítica del proceso electoral.

¿Qué viene para Gabón?

La toma de posesión de Oligui Nguema está prevista para el próximo 3 de mayo. Comienza entonces un nuevo ciclo político en el que deberá enfrentarse a una creciente demanda de reformas sociales, económicas e institucionales. La población pide resultados reales: mejor distribución de las riquezas, mayor acceso a salud y educación y un camino cierto hacia el Estado de derecho.

Si quiere diferenciarse realmente del sistema bongoísta que combatió, Oligui Nguema deberá dar más espacio a la oposición, garantizar la libertad de prensa, y crear una comisión electoral verdaderamente independiente.

Un espejo para África Central

Lo que suceda en Gabón resonará más allá de sus fronteras. El país podría marcar una ruta para otras naciones de África Central donde abundan gobiernos longevos sostenidos por élites militares. De momento, el ejemplo gabonés deja un mensaje ambiguo: los trajes democráticos también pueden ser usados por quienes llegaron con uniforme militar, incluso sin abandonar prácticas del pasado.

La historia juzgará si esto fue un punto de inflexión o simplemente maquillaje político.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press