Cheech y Chong: Los profetas del humo que conquistaron Hollywood (y siguen riendo)
De fugitivos a íconos: cómo una pareja de comediantes cambió la cultura pop, la percepción sobre la marihuana y sigue vigente casi medio siglo después
Por más de 50 años, Cheech Marin y Tommy Chong han sido mucho más que solo dos comediantes marihuanos. Han sido rebeldes, cronistas de una contracultura perseguida, empresarios visionarios de cannabis legal y, sorprendentemente, una de las duplas más duraderas de la comedia estadounidense.
Del exilio a la fama: un encuentro auspicioso
Cheech Marin, hijo de un oficial de policía latino en Los Ángeles, y Tommy Chong, de raíces chinas e irlandesas, se conocieron a finales de los años 60 en Canadá. Cheech había escapado del servicio militar para la guerra de Vietnam. Se cruzaron en un grupo de teatro de improvisación y desde entonces, como ellos mismos dicen, “todo fue obra de Dios”.
“Él es el eggroll y yo el taquito”, bromea Marin aún, capturando la esencia de su química: una mezcla improbable, pero perfecta.
Cheech & Chong: los Beatles de la marihuana
Con su primer álbum de comedia en 1971, Cheech and Chong se convirtió en un fenómeno cultural. Su humor psicodélico, rebelde y racialmente consciente conectó de inmediato con una generación desencantada.
- En 1978, su película “Up in Smoke” fue un éxito instantáneo. Hecha con un presupuesto de solo $2 millones, recaudó más de $44 millones solo en Estados Unidos (Box Office Mojo).
- Compartieron cartel con los Rolling Stones y hasta Bruce Springsteen alguna vez abrió un espectáculo para ellos.
- Lanzaron ocho películas entre 1978 y 1984, consolidando su imagen como los arquetipos definitivos del “stoner film”.
Su humor trascendía lo puramente antidrogas: cuestionaban la autoridad, los prejuicios raciales y el orden moral estadounidense post-Vietnam.
Rupturas, prisión y el retorno imposible
No todo fluyó con humo y risas. En los años 80, el éxito empezó a dividirlos. Disputas creativas y de egos llevaron a la separación del dúo, y durante 20 años apenas se hablaron.
En 2003, Tommy Chong fue condenado a nueve meses de prisión por vender artículos para el consumo de cannabis. Él recuerda esa etapa como uno de los mejores periodos de su vida: “Me ayudó a reconectar, leer, meditar. Fue como una universidad espiritual”.
El reencuentro fue casi accidental. Según Chong, su hijo Paris envió un correo —sin su permiso— reavivando el contacto con Cheech. “Y luego recibo una llamada diciéndome: 'Cheech viene a ensayar'. El resto es historia”, cuenta entre risas.
Un nuevo siglo, pero el mismo viaje: “Cheech & Chong’s Last Movie”
Estrenada recientemente, “Cheech & Chong’s Last Movie” es tanto una despedida como una celebración. En ella, recorren el desierto en busca de un lugar llamado “The Joint” (juego de palabras entre “el lugar” y “el porro”).
“Puede que sea nuestra última película… o no”, suelta Cheech. Y Chong compara la situación con los tours de despedida de Cher: “Ya lleva como 18”.
El filme conecta con temas actuales: la legalización de la marihuana, el racismo sistémico, la vejez creativa y los efectos del éxito temprano.
La revolución cannábica: de ilegales a magnates
Con la legalización de la marihuana en múltiples estados de EE.UU., Cheech y Chong se convirtieron en empresarios activos. Venden desde vaporizadores hasta flores premium, con frases como “Get High with the Legends”.
“No es tan lucrativo como prometieron, pero vamos llegando”, reconoce Tommy. “Especialmente con esta película...”
La cultura mainstream los necesitaba… aunque no los dejara entrar
Irónicamente, nunca fueron invitados a programas como el de Johnny Carson, pese a su inmensa popularidad. “El productor, Freddy de Cordova, era consumidor, pero no quería que lo descubrieran,” revela Chong. “La televisión no quería que cambiáramos el sistema. Y nosotros, sin querer, lo hacíamos.”
Hoy, la situación es diferente. Cheech forma parte del consejo del Centro Cheech Marin para el Arte Chicano en Riverside, California, mientras Chong sigue presentándose y posteando clips activistas en redes sociales.
¿Un lugar en el Salón de la Fama del Rock & Roll?
“Debemos estar en el Salón de la Fama del Rock. ¡Pon eso al principio!” exige Cheech. Y no le falta razón: fueron de los primeros comediantes en llenar arenas, lanzar discos conceptuales de comedia y mezclar humor con psicodelia y música.
En los años 70, sus discos como “Big Bambu” vendían millones y eran embajadas parlantes de la rebeldía contracultural.
La vejez y la sabiduría del buen viaje
A sus 86 (Chong) y 78 años (Marin), mantienen la lucidez, el humor y —más importante— la risa fácil. “He aprendido a hablar menos. Cada vez que abro la boca, meto la pata”, reflexiona Chong.
Y es cierto que el tiempo los ha hecho más sabios. Siguen evitando hacer declaraciones políticas, por ironía pero también por prudencia. “Somos muy deportables aún”, bromea Chong.
Una dupla improbable y eterna
¿Por qué han durado tanto? “Éramos parias, los dos. Teníamos la misma base cultural. Él era el loco en la clase, yo el que lo convencía a hacer locuras”, dice Chong. Esa química sigue intacta.
“Estuvimos juntos más tiempo que con nuestras esposas”, bromean mientras brindan, con carcajadas, por el viaje juntos.
¿Final de camino o sólo otra parada? Con Cheech y Chong, nunca se sabe. Pero si te hacen sonreír solo al mencionarlos, el legado ya está asegurado.