Palestina en la encrucijada: El nuevo rol de vicepresidente de la OLP y la incierta sucesión de Mahmoud Abbas

Con la creación de la vicepresidencia en la OLP, Abbas busca dejar huella en la era post-Gaza, pero el camino hacia una transición política sigue lleno de incógnitas

Un movimiento inesperado en tiempos turbulentos

La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) sorprendió al mundo político al anunciar recientemente la creación de un nuevo cargo: la vicepresidencia del Comité Ejecutivo. Esta figura también será conocida como el vicepresidente del Estado de Palestina, en una clara señal de los esfuerzos por consolidar institucionalmente una posible sucesión del actual y longevo líder, Mahmoud Abbas, quien con 89 años todavía se aferra al poder sin nombrar públicamente a un sucesor claro.

Una organización entre la legitimidad y la irrelevancia

La OLP sigue siendo reconocida internacionalmente como la representante legítima del pueblo palestino. No obstante, su papel en la política palestina ha perdido relevancia en los últimos años, especialmente desde que Hamas tomó el control de Gaza en 2007 tras unas elecciones que datan del 2006 y que fueron las últimas elecciones nacionales celebradas. La Autoridad Nacional Palestina (ANP), también dirigida por Abbas, ejerce un poder limitado en menos de la mitad de la Cisjordania ocupada por Israel.

La guerra de Gaza reconfigura el tablero político

Desde los ataques del 7 de octubre de 2023 orquestados por Hamas —que resultaron en más de 1,200 muertos israelíes y el secuestro de 251 personas— la región ha vivido una devastadora guerra. Israel ha respondido con una ofensiva aérea y terrestre que ha cobrado la vida de más de 51,000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, según reportes del Ministerio de Salud de Gaza. Aunque no se especifica cuántos de los fallecidos eran civiles o combatientes, las cifras han despertado preocupación internacional.

En este contexto, Abbas busca reinsertar a la OLP y a la ANP en el futuro del territorio palestino, especialmente en los hipotéticos planes de reconstrucción y gobernanza de Gaza tras la guerra.

¿Una verdadera transición de poder o una estrategia de supervivencia política?

La creación del rol de vicepresidente despierta múltiples incógnitas. Si bien se espera que esta persona se convierta en el heredero político natural de Abbas, no está claro cómo ni cuándo se llenará oficialmente este cargo. Abbas tiene el poder de designarlo directamente de entre los 15 miembros del Comité Ejecutivo, lo que otorga poca legitimidad democrática al proceso y deja abierta la puerta para maniobras políticas internas.

Entre los posibles candidatos se mencionan nombres como Hussein al-Sheikh, cercano colaborador de Abbas y actual secretario general del Comité Ejecutivo de la OLP. Al-Sheikh es conocido por su papel en las negociaciones con Israel y su buena relación con líderes internacionales, aunque dentro del pueblo palestino es percibido por sectores como un burócrata sin mucho respaldo popular.

Debilidad institucional y fragmentación interna

Uno de los grandes desafíos que enfrenta Palestina es la falta de cohesión entre sus diferentes facciones políticas. Desde el violento cisma con Hamas en 2007, ha habido intentos intermitentes de reconciliación, todos ellos fracasados o inconclusos. Hamas sigue excluido de la OLP y controla militarmente la Franja de Gaza, lo que hace inviable un gobierno unificado sin una profunda reorganización del entramado político palestino.

Muchos analistas coinciden en que esta falta de renovación institucional se ha convertido en un obstáculo para representar adecuadamente las aspiraciones de los palestinos, particularmente de las generaciones jóvenes, que reclaman representación democrática, reformas y estrategias eficaces ante la ocupación israelí.

Un dilema geopolítico: ¿Quién apoya a Abbas?

Mientras EE.UU. y la Unión Europea consideran a la ANP como su único interlocutor legítimo, varios países árabes expresan escepticismo ante la capacidad de Abbas de liderar cualquier proyecto post-bélico. Incluso dentro de la comunidad internacional se duda de la representatividad del actual liderazgo palestino, que mantiene su estructura basada en figuras de avanzada edad y métodos caducos de gestión política.

Esta situación presenta a la comunidad internacional un reto: impulsar una transición pacífica y creíble sin desestabilizar aún más un territorio ya marcado por décadas de conflicto.

Posibilidades de reconstrucción y gobernabilidad en Gaza

Varios actores hablan ya de cómo debería configurarse Gaza una vez termine el conflicto. Sin embargo, las diferencias son amplias: Israel desea una Gaza desmilitarizada y sin presencia de Hamas; EE.UU. sugiere que la ANP podría volver a gobernar el enclave con apoyo internacional; y Hamas afirma que no cederá su control sin condiciones.

La creación de la vicepresidencia puede interpretarse como un paso simbólico para preparar la participación oficial de la OLP en estos esfuerzos, pero también como un mecanismo para garantizar la supervivencia política de Abbas aun sin tener ventaja en el terreno.

¿Está Palestina lista para un nuevo liderazgo?

En 2024, el reto no es solo el de la transición, sino el de restaurar la conexión entre la dirigencia y el pueblo. Más del 70% de los palestinos opina que Abbas debería dejar el poder, según cifras del Palestinian Center for Policy and Survey Research. En ausencia de elecciones democráticas y con una población cansada del estancamiento político, el ascenso de un nuevo vicepresidente sin un mandato popular puede alimentar aún más el desencanto.

Asimismo, muchos jóvenes palestinos no ven en los movimientos políticos tradicionales —ni en la OLP ni en Hamas— una solución a su futuro. Las redes sociales están llenas de voces que piden nuevos partidos, nuevos líderes y nuevas estrategias, incluyendo una campaña más efectiva en organismos internacionales y tribunales de justicia.

Una mirada al futuro

Palestina está en la encrucijada. La creación de esta vicepresidencia es un intento de proyectar estabilidad y continuidad, pero también refleja el vacío de liderazgo que se avecina. En una región donde cada decisión puede tener repercusiones internacionales y donde el futuro de millones depende de decisiones políticas, este simple nombramiento puede ser el primero de muchos pasos hacia un nuevo capítulo... o hacia una prolongación del actual estancamiento.

La pregunta clave sigue siendo: ¿Será el próximo vicepresidente un símbolo de esperanza y renovación, o simplemente una extensión del legado inmovilista de Abbas?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press