Marcha de la Vida en Auschwitz: memoria viva, heridas abiertas y el deber de no olvidar

Conmemorando el Holocausto en 2025: La historia que aún arde entre el antisemitismo, la política mundial y la memoria de una Europa rota

En una mañana fría y solemne en Oswiecim, Polonia, miles de personas marcharon nuevamente por el antiguo campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau. El evento, conocido como la Marcha de la Vida, volvió a reunir a jóvenes israelíes, sobrevivientes del Holocausto y líderes mundiales para recordar una atrocidad que todavía reverbera globalmente.

Una tradición anual con propósito vital

La Marcha de la Vida es mucho más que una peregrinación a un sitio histórico. Se trata de una experiencia educativa profundamente emocional, que desde 1988 ha llevado a más de 260.000 personas, en su mayoría estudiantes, a caminar tres kilómetros desde la icónica entrada con el engañoso lema “Arbeit macht frei” (“El trabajo hace libre”) en Auschwitz, hasta las ruinas de los crematorios en Birkenau.

En esta edición del 2025, el evento cobró aún más simbolismo con la presencia del presidente polaco Andrzej Duda y el presidente israelí Isaac Herzog. Ambos líderes coincidieron en que su participación es una declaración contra el antisemitismo en alza y una reafirmación del compromiso con los valores democráticos y la memoria histórica.

Sobrevivientes hoy, testigos eternos

Entre los participantes se encontraban sobrevivientes del Holocausto —cada vez menos en número— y antiguos rehenes israelíes que habían sido capturados por Hamas y liberados recientemente. Esta mezcla de dolor pasado y tragedias contemporáneas subraya un recordatorio escalofriante: el odio sigue presente, trasformado por los tiempos pero con la misma virulencia.

“No olvidamos, no perdonamos, pero también enseñamos”, declaró Sara Shulman, una sobreviviente de 96 años que volvía por primera vez desde que salió con vida del campo. “Cada paso en esta marcha es por aquellos que no pudieron marchar nunca más”.

El simbolismo político de Auschwitz en 2025

La visita conjunta de Duda y Herzog envía un poderoso mensaje diplomático. Polonia, que durante muchos años ha tenido tensiones con Israel respecto a la narrativa histórica del Holocausto y la complicidad local, optó por alinearse simbólicamente con Israel en este acto de conmemoración.

Herzog, por su parte, recordó que Auschwitz no fue una aberración aislada, sino la culminación de siglos de antisemitismo institucionalizado, primero en Europa y ahora reactivado bajo nuevas máscaras. “Si dejamos de marchar, si dejamos de enseñar… volverá a pasar”, advirtió.

80 años de la liberación: ¿cuánto hemos aprendido realmente?

En enero se cumplieron 80 años desde la liberación del campo por parte del Ejército Rojo soviético. El 27 de enero de 1945 marcó el comienzo del fin del terror nazi, al menos en cuanto a sus campos de exterminio. Se estima que en Auschwitz fueron asesinadas 1.1 millones de personas, la mayoría judías, pero también polacos, prisioneros soviéticos, gitanos y otros grupos perseguidos por el régimen nazi.

La UNESCO estableció en 2005 el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto en esa misma fecha, y Auschwitz se convirtió en el símbolo global de genocidio, memoria y advertencia. Y sin embargo, las estadísticas muestran una tendencia preocupante:

  • Más del 60% de los jóvenes europeos entre 18 y 34 años no pueden identificar Auschwitz sin ayuda contextual, según una encuesta del Instituto de Investigación Pew (2023).
  • Los ataques antisemitas aumentaron un 38% en Europa en 2024, según datos del Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia.
  • En Estados Unidos, el antisemitismo alcanzó niveles récord en 2023, con 3.697 incidentes documentados por la ADL (Liga Anti-Difamación).

El antisemitismo contemporáneo: el viejo odio con nuevas caras

Desde teorías anti vacunas con matices antisemitas, hasta la negación del Holocausto en redes sociales, el antisemitismo ha encontrado nuevas formas y plataformas. Y en muchos casos, en naciones donde se juró “nunca más”.

En un contexto donde las redes amplifican discursos de odio y los extremismos políticos se normalizan—desde la ultraderecha europea hasta grupos islamistas radicales—es fundamental recordar cómo empezó todo. No fue con cámaras de gas. Fue con palabras.

Israel y la pedagogía del recuerdo

Para Israel, la Marcha de la Vida es doblemente significativa. No sólo honra a las víctimas y conecta a las nuevas generaciones con su historia, sino también afirma la razón de ser del Estado de Israel como refugio esencial para el pueblo judío.

“Cuando veo a estos jóvenes rodeados con la bandera israelí caminando por donde tantos de nuestros abuelos fueron asesinados, sé que estos muros, aunque mudos, resuenan con esperanza”, afirmó el presidente Herzog.

Israel ha convertido la educación sobre el Holocausto en un pilar de su sistema educativo. De hecho, cada año miles de estudiantes de último año realizan un viaje a Polonia donde visitan campos de concentración, sinagogas destruidas y guetos nazis.

Auschwitz como espejo del presente

Mientras en Polonia se conmemoraba ese horror de otro siglo, en Irán se desataba un incidente que recorre un camino paralelo: la intolerancia religiosa. Autoridades iraníes arrestaron a varios empleados de la televisión estatal tras la emisión de un programa que presuntamente insultó a Abu Bakr, el primer califa del islam sunita. La reacción fue inmediata: despidos, arrestos y condena pública.

Este reflejo en el presente confirma que lo que ocurrió en Auschwitz no pertenece solo a los libros de historia. La intolerancia, el odio hacia el otro, la censura y la incapacidad de convivir con la diversidad siguen vivos.

¿Qué sentido tiene seguir marchando?

En palabras de Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz y sobreviviente del Holocausto: “El opuesto del amor no es el odio, es la indiferencia. Y la indiferencia mata”.

Las marchas, los museos, las películas y los testimonios no son actos decorativos. Son baluartes contra la indiferencia. Son el grito silencioso de quienes no vivieron para contar su historia y la responsabilidad moral de quienes sí quedamos para ser sus portavoces.

“Mientras haya una sola persona dispuesta a marchar entre las sombras de Auschwitz con una bandera de libertad, habrá esperanza para la humanidad”, dijo en su discurso Isaac Herzog.

Por eso, más de ocho décadas después, seguimos caminando.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press