Una mujer burló la seguridad de JFK y voló a París sin boleto: ¿Qué tan seguras son nuestras fronteras aéreas?
El insólito caso de Svetlana Dali expone fallas críticas en la seguridad aeroportuaria de EE. UU.
¿Una pasajera fantasma?
En un mundo donde los controles de seguridad aérea parecen cada vez más estrictos, el caso de Svetlana Dali sorprendió a las autoridades y puso en entredicho la confianza en los sistemas de vigilancia de aeropuertos de alto perfil. Esta ciudadana rusa, de 57 años y con residencia legal en Estados Unidos, logró colarse en un vuelo de Delta Airlines de Nueva York a París sin boleto ni documentación válida. El suceso, ocurrido en noviembre pasado, ha salido a la luz gracias a la publicación de videos de vigilancia del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy (JFK), que muestran con claridad cómo logró esquivar la seguridad.
El modus operandi de una intrusa
Las imágenes de las cámaras de seguridad, divulgadas por la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, muestran a Dali «pegándose» a un grupo de pasajeros con boleto válido mientras cruzaban el control de la puerta de embarque. Gracias a una maniobra sincronizada y quizás casual, caminó por el puente aéreo sin ser detectada por los agentes de abordaje.
Según los documentos judiciales, Dali ya había intentado ingresar por un control previo de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) sin éxito. Sin embargo, en un segundo intento, logró infiltrarse en una zona exclusiva para empleados de aerolíneas, camuflada entre una gran tripulación de Air Europa.
¿Un fallo aislado o una debilidad sistémica?
Esta situación plantea serias dudas sobre la integridad de los sistemas de seguridad aeroportuaria. Si esta mujer pudo entrar sin ser detectada, ¿cuántas otras personas han logrando esquivar los controles sin que lo sepamos?
El propio testimonio de Dali, recogido en expedientes judiciales, reveló que había evadido intencionalmente a los agentes de Delta y funcionarios de seguridad para evitar comprar un boleto. Fue descubierta una vez que el avión ya estaba en el aire rumbo al aeropuerto Charles de Gaulle en París.
Consecuencias legales y una fuga posterior
Al aterrizar en Francia, las autoridades locales impidieron su entrada al país y la regresaron a Estados Unidos. Allí fue arrestada e inicialmente puesta en libertad bajo vigilancia electrónica. No obstante, Dali cortó su monitor y fue reaprehendida en Buffalo, Nueva York, mientras intentaba cruzar la frontera con Canadá.
Actualmente, permanece detenida en una prisión federal en Brooklyn a la espera de juicio, aunque tanto su abogado como la fiscalía trabajan en un posible acuerdo de culpabilidad. Su juicio está previsto para el próximo mes.
Precedentes históricos: no es la primera 'polizón' aérea
Aunque este caso destaca por su reciente viralización, hay antecedentes sorprendentes de personas que han burlado la seguridad aérea con diferentes métodos. Un ejemplo emblemático es el de Marilyn Jean Hartman, apodada la "polizón serial", quien logró abordar múltiples vuelos en Estados Unidos sin boletos entre 2014 y 2019.
Otro caso famoso ocurrió en 2013, cuando un adolescente de 16 años sobrevivió escondido en el compartimiento del tren de aterrizaje de un avión que voló de California a Hawái, viajando cinco horas a temperaturas bajo cero y a 11.000 metros de altitud.
¿Una amenaza mayor a la seguridad nacional?
El peligro no reside solo en el intento de viajar sin pagar, sino en las posibles implicaciones de seguridad. ¿Y si en lugar de Dali, un individuo con intenciones maliciosas —como un terrorista— hubiese logrado esta hazaña?
Tony Roman, experto en seguridad aérea y exagente de la TSA, comentó a Security Weekly:
“Este tipo de vulnerabilidades explotan la parte humana del sistema. No importa cuán avanzada sea la tecnología; si un agente se distrae o asume que alguien pertenece a un grupo, suceden estos fallos.”
La respuesta de TSA y Delta Airlines
Hasta ahora, ni Delta ni la TSA han emitido declaraciones contundentes más allá de indicar que revisarán sus protocolos. La Autoridad Portuaria reconoció la «excepcionalidad del caso» pero no ofreció detalles sobre acciones disciplinarias para el personal implicado.
El incidente ha generado llamados de atención en el Congreso de Estados Unidos. La senadora Dianne Harmon, presidenta del Comité de Transporte, solicitó una auditoría completa de los protocolos de abordaje y la cooperación interagencias entre TSA y aerolíneas.
Crónica de una frágil seguridad tecnológica
Los aeropuertos modernos han adoptado tecnologías como el reconocimiento facial, la lectura biométrica y el análisis predictivo de comportamiento para evitar que pasajeros no autorizados accedan a vuelos. Pero este caso demuestra que sin una aplicación rigurosa y consciente por parte del personal humano, todo ese avance tecnológico se vuelve inútil.
Además, el hecho de que Dali haya sido detectada solo cuando el avión ya había despegado resalta otro peligro: la escasa verificación posterior al control de embarque.
¿Qué debería cambiar?
Diversos expertos han sugerido varias reformas urgentes:
- Refuerzos en la supervisión de entradas a zonas exclusivas del aeropuerto.
- Verificación adicional en aeropuertos internacionales a pasajeros antes del despegue.
- Entrenamiento intensivo a personal de aerolíneas para detectar individuos no autorizados.
- Implementación de dispositivos de alerta para identificar si una persona ha evadido un control previo.
Además, se ha impulsado una propuesta legislativa que requeriría que cada pasajero pase un segundo escaneo facial antes de ingresar físicamente a la aeronave.
Más allá de una anécdota: la erosión de la confianza
En un contexto global marcado por amenazas geopolíticas y ataques terroristas, la confianza del público en las instituciones de seguridad es crucial. Episodios como el de Svetlana Dali siembran dudas en los ciudadanos y reflejan una falta de consistencia que puede ser costosa para la imagen de Estados Unidos como líder en infraestructura aeroportuaria.
El desafío no solo es corregir este error, sino también restaurar la fe en un sistema que promete proteger a millones de personas por día. Mientras tanto, el caso de Dali quedará como un recordatorio de que, como decía el escritor Isaac Asimov: «la tecnología no es la respuesta si la mente humana es el problema».