Steve McMichael: El guerrero imbatible que conquistó la NFL y la lucha libre

De ícono defensivo con los Bears a leyenda del cuadrilátero, la vida de 'Mongo' McMichael fue una mezcla épica de pasión, fuerza y lucha hasta el final

Un legado inmortal en la NFL

Steve McMichael, conocido cariñosamente como “Mongo”, fue mucho más que un jugador de fútbol americano. Fue la encarnación del espíritu indomable de los Chicago Bears de 1985, un año que marcó un antes y un después en la historia de la NFL.

McMichael, quien falleció a los 67 años tras una larga batalla contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), dejó huella por su tenacidad, habilidad y también por su vibrante personalidad. No solo fue parte del icónico equipo campeón del Super Bowl XX, sino que fue una pieza clave en una de las defensas más temibles que haya pisado un emparrillado.

Una carrera de hierro

El legado de McMichael en el emparrillado es impresionante. Jugó 191 partidos consecutivos con los Bears desde 1981 hasta 1993, un récord en la franquicia. Acumuló 92.5 capturas (sacks), sólo por detrás del legendario Richard Dent. Fue seleccionado al Pro Bowl en varias ocasiones y elegido All-Pro en 1985 y 1987, años en los que fue el terror de los mariscales rivales.

Su estilo de juego agresivo y su entrega lo convirtieron en uno de los favoritos de la afición. Como él mismo dijo alguna vez: “Papa Bear (George Halas) me dijo que había escuchado que era un sucio en las prácticas. ‘No cambies, Steve’ me dijo. Eso fue todo lo que necesitaba para darle con todo”.

Mongo: más allá del fútbol

Tras retirarse del fútbol en 1994, McMichael no se alejó del spotlight. Su carisma lo llevó al fascinante mundo de la lucha libre profesional en una época dorada para el deporte espectáculo: los Monday Night Wars entre la WCW (World Championship Wrestling) y la WWF (hoy WWE).

En 1995, dio el salto como comentarista, pero no tardó mucho en meterse al ring. En 1996, se unió a uno de los grupos más icónicos del wrestling: Los Four Horsemen, al lado de Ric Flair, Arn Anderson y Chris Benoit. Su corpulencia y actitud lo convirtieron rápidamente en una figura llamativa dentro del cuadrilátero. Su movimiento final, el “Mongo Spike”, era símbolo de su potencia.

Una historia de lucha personal

En abril de 2021, McMichael reveló que padecía ELA, también conocida como la enfermedad de Lou Gehrig. Esta afección neurodegenerativa le fue diagnosticada en 2020, luego de experimentar síntomas como hormigueo en los brazos.

Desde ese momento, su vida cambió drásticamente. De ser un coloso de 270 libras, pasó a estar confinado en una cama, con asistencia respiratoria. Sin embargo, su espíritu nunca se quebró. Su esposa, Misty, relató poco antes de su inducción al Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional en 2024:

“Él tiene miedo de morir y no debería. Es el hombre más fuerte que he conocido, por dentro y por fuera. Le suplico que aguante hasta la ceremonia, pero no quiero verlo sufrir más”.

De Texas a la gloria

Nacido en Houston, Texas, Steve vivió una infancia difícil tras el divorcio de sus padres. Luego de mudarse a la ciudad petrolera de Freer, se convirtió en atleta sobresaliente durante la preparatoria, destacando en seis deportes distintos.

Tuvo la opción de jugar béisbol profesional: los St. Louis Cardinals y los Cincinnati Reds mostraron interés. Pero sus padres insistieron en la educación universitaria. Así llegó a la Universidad de Texas, donde brilló como defensor, fue nombrado All-American en su último año y fue seleccionado al Salón de la Fama del Fútbol Universitario en 2010.

Una caída y su redención en Chicago

El inicio de su carrera en la NFL fue complicado. Elegido por los New England Patriots en el Draft de 1980, fue cortado luego de apenas seis partidos. McMichael no se adaptó al sistema de Bill Fairbanks, y sus hábitos fuera del campo tampoco ayudaron.

Pero como si fuera destino, los Chicago Bears lo rescataron en 1981. Allí encontró un hogar, un entorno donde su intensidad y actitud fueron no sólo toleradas, sino celebradas. El defensive tackle se convirtió en uno de los pilares de la famosa defensa 46 de Buddy Ryan.

El dominio de 1985

Con Mike Ditka como entrenador y un plantel que incluía a estrellas como Richard Dent, Mike Singletary y Dan Hampton, los Bears arrasaron la NFL en 1985, terminando con un récord de 15-1 y coronándose en el Super Bowl XX tras apabullar 46-10 a los New England Patriots.

McMichael registró 8 capturas ese año y fue pieza clave para detener los avances por tierra del rival, cumpliendo un rol más sombrío en comparación con los linebackers glamorosos, pero igual de vital.

Impacto posterior

La vida de McMichael no dejó de ser intensa tras colgar los botines. Estuvo presente en televisión, especialmente en emisiones deportivas de Chicago, y dirigió al equipo de football indoor Chicago Slaughter entre 2007 y 2013. También condujo un programa previo a los partidos de los Bears en WMVP-AM, donde sus comentarios eran tan agudos como en sus días en la línea defensiva.

En el cuadrilátero o la cabina radial, McMichael siempre fue él mismo, sin filtros, sin máscaras. Esto le valió amores y odios, pero nunca indiferencia.

Una inducción merecida

En agosto de 2024, finalmente llegó lo que muchos esperaban: Steve McMichael fue incluido en el Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional. La emoción del momento fue sentida en toda la ciudad de Chicago y por fanáticos de todo el país.

Fue un momento de reconocimiento a una carrera ejemplar, a un guerrero que lo dio todo. Lamentablemente, ese momento también fue un recordatorio del duro avance del ELA en su cuerpo.

El adiós a una leyenda

Steve McMichael falleció el miércoles 4 de abril de 2025. Su partida deja un vacío enorme, no solo en la comunidad de Bears, sino en todo el universo deportivo. Fue un ejemplo de entrega, determinación y lucha, no sólo en el campo o en el ring, sino también en su vida personal.

Como dijo alguna vez el entrenador Mike Ditka: “Si tuviera que ir a la guerra, Steve sería mi primer pick para formar un batallón. Era puro corazón.”

McMichael será recordado como un gigante, una figura cuya historia trasciende generaciones. Desde los campos de Texas, pasando por Soldier Field y las arenas de la WCW, hasta los corazones de los millones que lo vieron como un verdadero héroe, su legado seguirá brillando.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press