Luis Pacheco, el rostro indígena que desafía al poder en Guatemala
Del liderazgo de las protestas de 2023 a su arresto en 2024: el caso que pone en jaque la democracia guatemalteca
Por Redacción Especial
Una detención que huele a revancha política
Este miércoles, Guatemala volvió a encender alarmas entre instituciones democráticas y defensoras de derechos humanos de América Latina. Luis Pacheco, actual viceministro de Desarrollo Sostenible en el Ministerio de Energía y Minas y líder indígena del pueblo K’iche’, fue arrestado acusado de terrorismo y asociación ilícita.
Su “delito”: haber liderado las manifestaciones indígenas en octubre de 2023 para exigir la transición presidencial del entonces presidente electo Bernardo Arévalo y la renuncia de la fiscal general Consuelo Porras. Protestas pacíficas, que paralizaron al país por casi tres semanas, pidiendo el respeto al voto popular.
El contexto del conflicto electoral
Tras la victoria legítima de Bernardo Arévalo en las urnas en agosto de 2023 representando al partido Semilla, las aguas políticas lejos de calmarse se encresparon aún más. La Fiscalía, encabezada por la polémica Consuelo Porras, desconoció las elecciones y abrió investigaciones contra Arévalo y miembros de su partido por supuestas irregularidades en la inscripción partidaria.
Para muchos analistas, esto fue una jugada desesperada del establishment guatemalteco para evitar que un outsider reformista accediera al poder. Incluso Estados Unidos sancionó a Consuelo Porras acusándola de entorpecer la lucha contra la corrupción.
Pacheco, la voz de los pueblos originarios
En ese contexto surgió con fuerza la voz de Luis Pacheco, un líder indígena conocido por su compromiso social, quien encabezó la Alianza de los 48 Cantones de Totonicapán, articulando a diversas comunidades mayas. Las protestas se concentraron en la defensa del proceso democrático, con bloqueos en autopistas clave y vigilias en plazas públicas.
Pacheco denunciaba que los ataques al proceso electoral eran también un ataque a la soberanía popular: “El pueblo ya votó y hay que respetar la decisión”, fue su consigna en las decenas de entrevistas que dio durante la crisis institucional.
Del liderazgo ciudadano al despacho parlamentario
Lejos de buscar notoriedad, Pacheco fue reconocido por Arévalo tras asumir el mando en enero de 2024, y fue nombrado como viceministro, en congruencia con los reclamos históricos de representación de los pueblos indígenas. Guatemala tiene una población mayoritariamente indígena (más del 40% según el censo oficial), aunque históricamente invisibilizada en los espacios de poder.
Su ascenso fue visto por muchos sectores como un símbolo de avance en la inclusión política del país centroamericano. Sin embargo, la política tradicional no olvida fácilmente.
¿Terrorismo? El uso del poder judicial como arma política
La acusación contra Pacheco de terrorismo ha generado una ola de indignación nacional e internacional. Organismos como Amnistía Internacional han calificado la imputación como un intento de criminalizar el derecho a la protesta pacífica.
El presidente Arévalo definió la detención como “espuria” y “criminalizadora de derechos amparados en la Constitución”. Su abogado, Francisco Vivar, reportó que no se les permitió el acceso a Pacheco tras su detención, lo que ha despertado preocupaciones por posibles violaciones al debido proceso.
Consuelo Porras: la fiscal aferrada al poder
Consuelo Porras ha sido centro de la tormenta política desde 2021. Su historial incluye haber removido a fiscales anticorrupción, perseguido a jueces independientes y bloquear investigaciones clave sobre redes de corrupción. Por estos hechos ha sido incluida en la “Lista Engel” del Departamento de Estado de EE. UU., que sanciona a funcionarios corruptos en Centroamérica.
No obstante, sigue en su puesto y es respaldada por sectores del viejo poder político, lo que la convierte en una figura central del conflicto entre las aspiraciones democráticas del pueblo guatemalteco y las resistencias del sistema judicial y político tradicional.
Los 48 Cantones, un ejemplo de democracia comunitaria
La organización de los 48 Cantones de Totonicapán tiene una estructura ancestral democrática que goza de gran respeto en las comunidades indígenas. Cada cantón elige a sus autoridades comunales, y estas designan representantes para decisiones regionales. Así, a diferencia de partidos políticos tradicionales, su representatividad emana del consenso y asamblea comunitaria.
Durante el conflicto postelectoral, estos grupos demostraron una capacidad impresionante de organización sin recurrir a la violencia. Cerraron carreteras estratégicas, negociaron con autoridades civiles y generaron presión social sin enfrentamientos con las fuerzas del orden.
La detención de Pacheco podría ser vista como un castigo ejemplificador para disuadir futuras movilizaciones de este tipo.
Un país atrapado entre dos Guatemalas
La lucha en Guatemala en este momento parece ser entre dos visiones irreconciliables: una que clama por modernizar el sistema y respetar las reglas democráticas, representada por figuras como Arévalo, los 48 Cantones y muchos jóvenes urbanos; y otra que intenta mantener viejas estructuras de poder y clientelismo político intactas.
Incluso tras su rotunda victoria, Arévalo ha enfrentado obstáculos institucionales constantes. Ahora, la detención de uno de los rostros visibles de sus aliados más estrechos da señales preocupantes sobre los límites reales del cambio en el país.
El silencio internacional
Hasta ahora, la comunidad internacional ha sido cauta. La embajada de EE. UU. ha mantenido una postura crítica hacia los intentos de interferencia en la democracia guatemalteca, pero no se ha pronunciado directamente sobre el caso de Pacheco.
Distintos sectores sociales y académicos han comenzado a exigir acciones más tangibles ante lo que podría ser el principio de una nueva ola de represión selectiva. ¿De qué sirve la observación internacional si se permite la criminalización del activismo con total impunidad?
¿Qué significa esto para el movimiento indígena en Guatemala?
El respaldo al movimiento indígena ha crecido significativamente después de las protestas de 2023. Su papel durante y después de la elección ha sido crucial para defender la voluntad democrática, a costa de la persecución política.
Organizaciones comunitarias ya han comenzado a anunciar nuevas movilizaciones en solidaridad con Pacheco, lo que podría elevar la temperatura política en las próximas semanas.
Cierre abierto: ¿puede Guatemala reinventar su democracia?
El encarcelamiento de Luis Pacheco es más que un hecho judicial: es un termómetro político que mide hasta dónde el poder tradicional está dispuesto a llegar para defender su status quo, incluso recurriendo al uso excesivo y cuestionado de las herramientas legales.
Guatemala se encuentra en una encrucijada: o se respeta el mandato popular y se afianzan los procesos incluyentes, o se retrocede hacia una versión maquillada de autoritarismo donde incluso protestar es delito.
Pero basta mirar las imágenes de octubre de 2023, con ancianos y jóvenes indígenas cortando rutas mientras empuñaban banderas mayas y pancartas democráticas, para entender que no será fácil callar esas voces.