Francisco, el Papa de los márgenes: legado de inclusión, tensiones y transformación en la Iglesia Católica

Tras su fallecimiento, miles de fieles rinden homenaje a un líder que abordó temas candentes como la inclusión de la comunidad LGBTQ+, la pobreza y la justicia social, dejando un legado con luces y sombras

La despedida multitudinaria de un pontífice distinto

Más de 20,000 personas acudieron al Vaticano solo en las primeras ocho horas del velorio abierto en la Basílica de San Pedro, formando largas filas que se extendían por la Via della Conciliazione. A lo largo de tres días, fieles de todo el mundo se acercaron para dar el último adiós al Papa Francisco, fallecido a los 88 años el lunes de Pascua.

El ambiente no fue de tristeza desgarradora, sino de gratitud, reflexión y oración. Participaron familias, religiosas, jóvenes y hasta quienes no comulgaban con cada punto doctrinal, pero reconocían en Francisco al papa de los márgenes, el pastor que buscó abrir puertas y corazones en una Iglesia históricamente rígida.

El pontificado de Francisco en foco

Jorge Mario Bergoglio, tras ser elegido en 2013 como el primer papa latinoamericano —y además jesuita—, rompió moldes desde el primer momento. Rechazó vivir en el Palacio Apostólico, prefiriendo una sencilla suite en la Casa Santa Marta. Su elección del nombre Francisco ya indicaba su compromiso con los pobres y los excluidos, evocando a San Francisco de Asís.

Desde entonces, dirigió un papado con marcas claras:

  • Un estilo pastoral cercano: encuentros espontáneos, lenguaje sencillo y gestos tangibles.
  • Compromiso con los pobres: declaró en múltiples ocasiones que una "Iglesia pobre para los pobres" era su ideal.
  • Mensajes de inclusión: en particular hacia comunidades LGBTQ+, pueblos indígenas, mujeres y migrantes.

“¿Quién soy yo para juzgar?”: la revolución silenciosa

En 2013, en la primera rueda de prensa tras una gira papal, Francisco dejó una frase histórica al ser consultado sobre sacerdotes homosexuales: “¿Quién soy yo para juzgar?”. Aquella frase resonó en los cinco continentes y marcó una nueva era en el trato del Vaticano hacia las personas LGBTQ+.

Sin realizar cambios doctrinales de fondo, el tono cambió radicalmente. La puerta de la acogida se abrió simbólicamente con múltiples gestos:

  • Audiencias con grupos LGBTQ+ marginados históricamente por la Iglesia.
  • El permiso para que sacerdotes realicen bendiciones a parejas del mismo sexo, aunque sin equipararlas al matrimonio.
  • Permitir que personas trans fueran bautizadas o actuaran como padrinos/madrinas si no causaban “escándalo”.

En palabras de Francis DeBernardo, director del grupo New Ways Ministry: “Francisco fue el primer papa que habló amorosa y tiernamente a las personas LGBTQ+. Su actitud de bienvenida resonó en todo el mundo”.

Conservadores en tensión y resistencias internas

No todo fue armonía dentro de la Iglesia. Las reformas y mensajes del Papa Francisco —particularmente los relacionados con la comunidad LGBTQ+ y los roles de la mujer— generaron amplia resistencia entre sectores conservadores.

Uno de los episodios más reveladores fue en 2023, cuando el Papa promulgó un documento que autorizaba bendecir a parejas del mismo sexo. En África y partes de Europa del Este, obispos denunciaron la decisión como contraria “a la voluntad de Dios.”

Francisco defendió su postura afirmando: “A veces las decisiones no se aceptan, pero muchas veces eso ocurre porque no se entienden.”

Su intento de apaciguar tensiones mediante el Sínodo de 2023, dedicado a repensar el futuro de la Iglesia, reflejó un equilibrio complejo. Aunque en la agenda inicial se incluían voces LGBTQ+, el resumen final del Sínodo omitió toda mención a este grupo por presiones conservadoras.

“El Señor bendice a todos”

Fiel a su estilo, en declaraciones posteriores a medios italianos e internacionales, reafirmó: “El Señor bendice a todos. Todos, todos, todos”. Este mantra sintetizó la visión con la que buscó abrir el alma de la Iglesia al siglo XXI.

Gestos concretos acompañaron estas palabras. Por ejemplo, se concedió acceso preferente a audiencias papales a un grupo de mujeres trans latinas trabajando en la prostitución en Roma. Andrea Paola Torres López, una de ellas, resumió el impacto: “Antes, la Iglesia nos veía como demonios. Francisco nos abrió las puertas.”

El lado oscuro: errores, omisiones y límites

El pontificado de Francisco no estuvo exento de controversias y decepciones, especialmente en los sectores que esperaban cambios doctrinales profundos con respecto a los derechos de las personas LGBTQ+.

Hubo momentos de tensión, como en 2021, cuando el Vaticano dijo que “Dios no puede bendecir el pecado”, rechazando bendiciones a parejas del mismo sexo. Esta postura fue revertida parcialmente en 2023, pero dejó cicatrices en la percepción pública.

Además, en 2024 surgió un escándalo tras comentarios papales en los que supuestamente se usó un término despectivo para referirse a homosexuales. Aunque luego se disculpó, fue un duro golpe a su imagen de apertura.

Jamie Manson, líder del grupo Catholics for Choice y activista lesbiana, fue severa: “No basta con palabras bonitas en entrevistas. Necesitamos un cambio doctrinal real para garantizar la seguridad dentro de la Iglesia.”

Francisco frente a las leyes anti LGBTQ+ en el mundo

Un hito importante fue su rechazo explícito a las leyes que criminalizan la homosexualidad, presentes en más de 60 países. “Ser homosexual no es un delito,” declaró en una entrevista en 2023.

Dichas palabras fueron celebradas por defensores de derechos humanos y organismos como GLAAD. Sarah Kate Ellis afirmó: “Su mensaje de empatía, inclusión y compasión es lo que este mundo roto necesita”.

A su vez, Francisco reconoció que parte de la jerarquía eclesial apoyaba estas leyes debido a realidades culturales locales, pero instó a los obispos a convertirse y a practicar “la ternura que Dios tiene con cada uno de nosotros”.

Un Papa de paradojas

Francisco fue, en definitiva, un papa de claras paradojas: un reformador sin grandes reformas institucionales; un pastor cercano que fue criticado por omisiones dolorosas; un líder espiritual que ganó admiración en lo político sin dejar de generar escozor en sectores tradicionales.

Pero también fue quien más se atrevió a abordar tabúes no resueltos de la Iglesia católica contemporánea, abriendo espacios simbólicos donde antes solo había silencio y rechazo.

Tal vez ningún otro momento resuma mejor su legado que el mensaje que repitió durante días festivos y momentos críticos: “Recen por mí”. Un pedido profundamente humano, para un pontífice que se atrevió a caminar con los pecadores, en lugar de juzgarlos desde el púlpito.

Un Papa de transición, pero también de semillas. El tiempo dirá si la Iglesia las dejará crecer.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press