Apple y Meta sancionadas por el nuevo Reglamento Digital Europeo: ¿justicia o proteccionismo?
La UEFA de la tecnología: Europa lanza golpes contra Apple y Meta en nombre de la competencia, pero ¿hay detrás una agenda proteccionista contra gigantes estadounidenses?
Choque de titanes: la UE contra Apple y Meta
Esta semana, la Comisión Europea impuso cuantiosas multas a dos gigantes tecnológicos estadounidenses. Apple recibió una sanción de 500 millones de euros por limitar las opciones de los usuarios dentro de su App Store, mientras que Meta fue multada con 200 millones de euros por prácticas poco transparentes en el tratamiento de datos y anuncios publicitarios en Facebook e Instagram.
Ambas decisiones marcan un antes y un después en la forma en que la Unión Europea está aplicando su nuevo conjunto de normas para las grandes tecnológicas, conocido como la Ley de Mercados Digitales (DMA, por sus siglas en inglés).
¿Qué es la Ley de Mercados Digitales (DMA)?
La DMA entró en vigor en 2022 y busca evitar el abuso de poder por parte de las llamadas empresas "guardianas" (gatekeepers) que dominan mercados digitales clave en la Unión Europea. Estos "guardianes" son empresas con una fuerte influencia en el espacio digital europeo, incluyendo a Google, Meta, Apple, Amazon y Microsoft.
Según Henna Virkkunen, vicepresidenta ejecutiva para la soberanía tecnológica de la Comisión Europea, “la DMA busca garantizar que los ciudadanos tengan pleno control sobre cuándo y cómo se utilizan sus datos en línea, y que las empresas puedan comunicarse libremente con sus propios clientes”.
¿Cuáles fueron las infracciones específicas?
- Apple: impidió a los desarrolladores de aplicaciones informar a sus usuarios dentro de sus propias apps sobre opciones de suscripción más asequibles fuera de la App Store. Esta práctica, llamada anti-steering, se considera una limitación a la libre competencia.
- Meta: forzó a los usuarios de Facebook e Instagram a elegir entre ver anuncios personalizados o pagar para evitar la publicidad, sin ofrecer opciones más transparentes o respetuosas con la privacidad.
Ante estas decisiones, Apple respondió alegando que ha invertido “cientos de miles de horas de ingeniería” para cumplir con la DMA, y Meta acusó a la Comisión de “perjudicar a las empresas estadounidenses mientras permite que las europeas y chinas jueguen bajo diferentes reglas”.
La geopolítica del internet: ¿justicia legal o sesgo antinorteamericano?
No se puede ignorar el contexto político en el que se dan estas sanciones. La Comisión Europea ha sido acusada en el pasado de favorecer a empresas locales frente a las estadounidenses. De hecho, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a calificar las regulaciones europeas como “un asalto económico contra Silicon Valley”.
Estas sanciones, aunque más ligeras que otras previas impuestas a compañías como Google (más de 8.000 millones de euros acumulados en multas), podrían reavivar el delicado equilibrio entre proteger a los consumidores y evitar caer en un proteccionismo disfrazado de legalidad.
Precedentes importantes en la guerra digital UE vs Big Tech
La Comisión Europea ha mantenido una postura férrea frente a las grandes tecnológicas desde hace más de una década. Ejemplos importantes incluyen:
- Google (2017): sanción de 2.420 millones de euros por abuso de posición dominante en su comparador de precios.
- Google (2018): multa de 4.340 millones de euros por imponer condiciones abusivas a fabricantes de teléfonos Android.
- Amazon: investigación por el uso indebido de datos de vendedores para competir contra ellos.
Sin embargo, a pesar de estas penalizaciones, muchas de estas empresas siguen dominando sus mercados en Europa. Esto levanta la pregunta: ¿están funcionando realmente estas medidas?
DMA: ¿revolución digital o arma geopolítica?
La entrada en vigencia de la DMA representa una de las regulaciones más ambiciosas jamás implementadas en el ámbito digital. A diferencia de leyes anteriores más reactivas, la DMA es proactiva: establece una lista de "haz" y "no hagas" para evitar directamente el comportamiento abusivo de estas plataformas, sin tener que esperar a que se produzcan daños evidentes de competencia.
Pero su aplicación inmediata —y con sanciones antes siquiera del primer aniversario completo— ha generado preocupación entre las empresas estadounidenses, que ven en Europa un terreno cada vez más hostil.
Como dijo Joel Kaplan, vicepresidente de Asuntos Globales de Meta: “Nos preocupa que estas regulaciones faculte a nuestros competidores locales a seguir operando sin restricciones mientras nosotros enfrentamos estándares más duros”.
¿Y los usuarios? ¿Ganadores o peones en la lucha?
El argumento principal de la Comisión Europea es la protección del consumidor y del pequeño empresario digital. Sin embargo, algunos analistas argumentan que estos cambios podrían tener consecuencias contraproducentes.
Por ejemplo, obligar a Apple a permitir fórmulas de pago externas podría comprometer la seguridad del usuario al exponerlos a transacciones menos protegidas. Así lo advirtió la propia compañía en un comunicado reciente. Por su parte, Meta ya ha comenzado a ofrecer la opción de suscripción sin anuncios por unos 10 € mensuales, una medida que muchos consideran injusta para los usuarios que no pueden permitírselo.
Además, existe el riesgo de que grandes plataformas reduzcan sus servicios disponibles en Europa o impongan nuevos gastos a los consumidores europeos para cubrir las sanciones, afectando indirectamente a quienes supuestamente se busca proteger.
La retórica del “derecho digital europeo”
Desde Bruselas, la narrativa gira en torno a la soberanía tecnológica europea. En palabras de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, Europa quiere dejar de ser un consumidor pasivo de la tecnología producida fuera del continente para convertirse en actor clave e independiente.
Pero ser un actor fuerte no significa solamente legislar contra otros. Supone proveer alternativas. Hasta ahora, el continente europeo ha fracasado en crear plataformas digitales capaces de competir a nivel global. Ni redes sociales, ni navegadores, ni motores de búsqueda europeos tienen cuota significativa fuera de su región, y eso dificulta la aceptación de estas leyes como algo más que escudos contra la innovación foránea.
¿Qué viene ahora para Apple y Meta?
Ambas empresas han anunciado que apelarán las decisiones, lo que podría retrasar años su implementación final. Sin embargo, es probable que tengan que hacer ajustes provisionales para evitar sanciones adicionales mientras se resuelve la disputa legal.
Entre las medidas que podrían implementar se contempla:
- Apple permitiría enlaces a suscripciones alternativas fuera de su App Store (ya probado en Japón y Corea del Sur).
- Meta, por su parte, tendría que ofrecer nuevas opciones de consentimiento más claras y ajustadas al RGPD para publicidad personalizada.
Conclusión implícita: ¿una Europa fuerte o fragmentada?
Este caso revela la compleja naturaleza del intento europeo por legislar un entorno digital dominado por actores externos. Por un lado, aplaudido por su foco en la privacidad y la competencia justa. Por otro, criticado por su falta de pragmatismo e innovación competitiva interna.
Esta puede ser la verdadera encrucijada: regular para proteger o para competir. Y Europa necesita decidir rápidamente cuál será su papel en este tablero digital global.