La tribu que lucha por su identidad: el largo camino de reconocimiento federal de los Lumbee

Durante décadas, los Lumbee de Carolina del Norte han buscado el reconocimiento completo como nación tribal por parte del gobierno federal. ¿Por qué es tan difícil este proceso y cuáles son los intereses en juego?

PEMBROKE, Carolina del Norte — En el corazón de Carolina del Norte, un pueblo continúa una lucha de décadas por el reconocimiento total de su identidad. Se trata de los Lumbee, una de las tribus más grandes del este de los Estados Unidos sin reconocimiento completo por parte del gobierno federal. A pesar de que fueron reconocidos por el estado hace más de 70 años, su travesía por obtener la aceptación federal ha estado plagada de obstáculos políticos, disputas internas entre comunidades nativas e intereses electorales.

¿Quiénes son los Lumbee?

Se estima que alrededor de 55,000 personas se identifican como miembros de la tribu Lumbee, con una gran concentración en el este de Carolina del Norte, especialmente en el condado de Robeson, del cual Pembroke es el epicentro cultural. La tribu toma su nombre del río Lumber, que cruza su territorio.

Desde 1885, el estado de Carolina del Norte ha reconocido a los Lumbee como una tribu indígena, pero el reconocimiento federal —que implica acceso a recursos de salud, educación, vivienda, así como la soberanía tribal— ha sido elusivo, a pesar de múltiples intentos legislativos.

Un reconocimiento parcial sin beneficios reales

En 1956, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que reconocía a los Lumbee como indígenas. Sin embargo, en una cláusula incluida a última hora, el mismo texto les negaba acceso a los beneficios federales asociados con otros pueblos originarios. Fue un reconocimiento simbólico, sin los recursos asociados ni la capacidad para autogobernarse como nación tribal autónoma.

Como explican antropólogos y líderes tribales, esa legislación dejó a los Lumbee en un limbo institucional: reconocidos, pero no del todo. "Ha sido como estar en una sala de espera durante 60 años", expresó en 2020 Harvey Godwin Jr., entonces presidente tribal, en una entrevista con NPR.

Trump, Biden y la carrera por los votos en Carolina del Norte

Carolina del Norte es un estado bisagra cuando de elecciones presidenciales se trata. Ambos partidos lo consideran clave, y en 2020 no fue la excepción. Como resultado, tanto el entonces presidente Donald Trump como su contrincante, el ex vicepresidente Joe Biden, prometieron apoyar el reconocimiento total de los Lumbee si eran elegidos.

En enero de 2024, Trump emitió un memorando ordenando al Departamento del Interior (DOI) que elaborara un plan para facilitar el reconocimiento mediante legislación u otros mecanismos. Este plan debía entregarse en un plazo de 90 días, plazo que se cumplía esta misma semana.

La promesa se convirtió en una herramienta política. En las elecciones de 2024, el voto Lumbee ayudó a inclinar la balanza a favor de Trump en Carolina del Norte. La jugada fue clara: ofrecer apoyo a cambio de respaldo electoral.

Obstáculos legales y rivalidades tribales

Aunque existen dos vías principales para que una tribu obtenga reconocimiento federal —una revisión por parte de la Oficina de Reconocimiento Federal o una ley del Congreso— ambas han sido lentas y, en algunos aspectos, hostiles para los Lumbee.

Una complicación ha sido la oposición de otras tribus. La Eastern Band of Cherokee Indians, la única tribu reconocida federalmente en Carolina del Norte, se ha resistido a que los Lumbee sean reconocidos, argumentando que sus reclamos históricos no son sólidos. Acusan a los Lumbee de carecer de una identidad tribal continua, alegando una mezcla étnica que diluiría los criterios establecidos para el reconocimiento federal.

“Tu identidad no puede ser una mezcla de distintos pueblos”, expresó un miembro de la Banda del Este de los Cherokee durante una audiencia en el Senado en 2019. “Respetamos sus raíces, pero eso no implica que puedan recibir el mismo estatus que comunidades que han mantenido estructuras tribales continuas”.

¿Una cuestión de identidad o de política?

La resistencia también ha provenido del Congreso. Algunas voces, tanto republicanas como demócratas, sostienen que no debería mezclarse política electoral con criterios antropológicos e históricos. No obstante, el caso Lumbee ha sido ejemplo de cómo estas líneas se difuminan.

Más aún, la comunidad indígena estadounidense no es monolítica. Mientras algunas tribus temen que reconocer a los Lumbee diluya los recursos ya limitados del Indian Health Service y otros programas, otros activistas ven esta demora como una injusticia histórica con raíces racistas.

“Durante mucho tiempo, los Lumbee han sido víctimas de lo que podríamos llamar racismo institucional intertribal”, argumenta la antropóloga Circe Sturm, autora de Becoming Indian: The Struggle over Cherokee Identity in the Twenty-first Century. “En la medida en que otros consideran su identidad inválida, los dejan fuera de la narrativa mayoritaria indígena”.

El impacto de la falta de reconocimiento

La falta de reconocimiento federal implica más que un etiquetado simbólico. Significa el no acceso a:

  • Atención médica gratuita o subsidiada a través del Servicio de Salud Indígena.
  • Programas de vivienda y becas académicas para miembros de tribus reconocidas.
  • Capacidad legal para obtener tierras en fideicomiso (trust land), base para conformar una jurisdicción tribal.
  • Protección contra expropiaciones sin consentimiento tribal.

Como resultado, la comunidad Lumbee ha enfrentado mayores tasas de pobreza, acceso limitado a salud y dificultades legales para preservar su cultura ancestral, según datos del Urban Indian Health Institute.

¿Qué dice la historia?

Los orígenes de los Lumbee son complejos y reflejan la historia de Estados Unidos. Algunos relatos orales indican que sus antepasados podrían ser los descendientes de la colonia perdida de Roanoke, que se habría mezclado con pueblos indígenas como los Tuscarora y la comunidad afroamericana. Otros documentos apuntan a interacciones coloniales que transformaron su demografía en la era post-Revolucionaria.

La misma flexibilidad étnica que permitió la supervivencia de los Lumbee es la que ahora se usa para cuestionar su autenticidad. Un argumento cruelmente irónico, considerando que muchas tribus reconocidas también pasaron por procesos de mestizaje.

El peso de los antecedentes legislativos

Desde 1988, se han introducido más de 20 proyectos de ley en el Congreso buscando la plena incorporación de los Lumbee como tribu federal. Ninguno ha sido aprobado.

En 2009, la Cámara de Representantes lo aprobó con respaldo bipartidista, pero el Senado no lo votó. Cada intento choca con objeciones técnicas, políticas o escépticas desde sectores que temen abrir la puerta a grupos que busquen reconocimiento por razones ajenas a la identidad histórica, como el establecimiento de casinos o beneficios económicos.

¿Qué sigue para los Lumbee en 2024?

Con la directiva de Trump de enero de 2024, se esperaba un reporte del Departamento del Interior que podía allanar finalmente el camino. Sin embargo, la cronología política no favorece este tipo de decisiones en año electoral. Tanto Trump como la actual vicepresidenta Kamala Harris (candidata demócrata) han expresado su apoyo a la causa Lumbee. No obstante, nadie parece tener prisa antes de las elecciones de noviembre.

Mientras tanto, familias enteras esperan. En Pembroke, los niños aprenden la lengua ancestral en escuelas gestionadas por la misma tribu, pero muchos aún deben pagar atención médica, renovar becas con dificultad y sostener una identidad que legalmente sigue incompleta.

“Solo queremos ser tratados como iguales frente a la ley. Nada más… y nada menos”, expresó Rhonda Locklear, enfermera y miembro de los Lumbee, en un acto comunitario reciente.

La historia de los Lumbee es una historia profundamente estadounidense: mezcla de lucha por la identidad, manipulación política y persistencia frente al olvido histórico.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press