Almuth Schult y el techo invisible: maternidad y discriminación en el fútbol femenino europeo

La exarquera alemana denuncia obstáculos invisibles para las futbolistas madres y plantea el reto de modernizar las estructuras del fútbol en Europa

Almuth Schult, una de las grandes arqueras de la historia del fútbol femenino, colgó los guantes en marzo de este año. Pero su retiro no fue, como muchos podrían imaginar, el de una atleta satisfecha por una carrera completa. Su salida del fútbol profesional estuvo marcada por un telón de fondo preocupante: la dificultad de ser madre y futbolista de élite en Europa.

Una carrera llena de gloria

Schult, nacida en Dannenberg (Baja Sajonia, Alemania), fue una pieza clave en el Wolfsburgo durante su época dorada. Ganó la Champions League en 2014 y el oro olímpico en los Juegos de Río 2016 con la selección de Alemania. Disputó 66 partidos internacionales y fue considerada una de las mejores arqueras del mundo durante gran parte de la última década.

Para muchas, este currículum sería suficiente para seguir vigente en los equipos más importantes del continente. Sin embargo, su maternidad se convirtió en una barrera invisible en su carrera, como lo confesó en una reciente entrevista concedida a la revista alemana Kicker.

Desigualdad estructural: “Nadie creyó que pudiera seguir ayudando”

Schult fue clara: “Me sentía capaz de seguir uno o dos años al máximo nivel. Pero mi sensación subjetiva es que muchas instituciones en Europa aún no conciben que una futbolista pueda tener hijos y seguir compitiendo”. Esa percepción no es aislada; múltiples estudios vienen revelando que las futbolistas que deciden ser madres enfrentan una combinación de estigmas, contratos inconsistentes y falta de políticas de protección legal laboral que sí existen —en mayor medida— para los hombres.

Después del nacimiento de sus mellizos en 2020, y posteriormente de su tercer hijo en 2023, Schult percibió que los clubes de élite ya no la veían como una opción viable: “Solo me ofrecían puestos de suplente de tercera elección”, afirma.

Los números preocupan: la maternidad como impedimento profesional

En un estudio realizado por la FIFPro, el sindicato mundial de futbolistas, se evidenció que el 61% de las jugadoras que fueron madres aseguraron que temieron por la estabilidad de sus carreras. Además, muy pocas ligas ofrecen claridad sobre cómo manejar la maternidad en términos contractuales y de entrenamiento.

En Europa, esta carencia es incluso más marcada. Solo la liga inglesa (WSL) ha introducido en los últimos años cláusulas obligatorias de protección por maternidad en contratos profesionales. El resto, incluyendo a las poderosas ligas alemana, francesa y española, aún están rezagadas en este aspecto.

Una diferencia clave: el ejemplo de Estados Unidos

Schult jugó por última vez para el Kansas City Current en la National Women's Soccer League (NWSL), en Estados Unidos. Allí encontró ecos de lo que muchas deportistas han resaltado como una actitud más respetuosa y estructurada hacia las madres futbolistas.

Mi carrera probablemente habría sido diferente si hubiera recibido el mismo apoyo en Europa”, afirmó Schult, comparando directamente la experiencia entre ambos continentes. La NWSL ya ha implementado protocolos de maternidad desde 2021, que incluyen licencias pagas, garantías de retorno al club y apoyo psicológico para las jugadoras.

Más allá de Schult: otros casos que inspiran o preocupan

El caso de Alex Morgan, delantera estrella de Estados Unidos, es citado constantemente por referentes del fútbol femenino. Morgan dio a luz a su hija Charlie en 2020 y volvió rápidamente a la alta competencia, disputando incluso los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. A diferencia de Schult, Morgan contó con un entorno federativo y de liga que facilitó su reincorporación sin temores laborales.

En contraste, futbolistas como Melanie Leupolz, del Chelsea y la selección alemana, también han comentado públicamente sobre la complejidad para compaginar maternidad y rendimiento en Europa. Leupolz fue noticia en 2022 al ser una de las pocas figuras de la Eurocopa que compitió luego de su embarazo y tuvo que lidiar con desafíos logísticos y mediáticos constantes.

¿El fútbol aún castiga a las madres?

La maternidad no debería ser una sentencia de retiro anticipado. Sin embargo, mientras el fútbol femenino continúa creciendo en audiencia e ingresos —la Eurocopa femenina de Inglaterra 2022 batió todos los récords con más de 570.000 asistentes totales y 365 millones de telespectadores—, sus estructuras federativas siguen siendo rudimentarias en lo que respecta a equidad laboral.

Ser madre no implica perder la competitividad”, comentaba Schult en la entrevista. “Después de mis primeros hijos seguí rindiendo al máximo nivel. Pero eso no fue suficiente para los clubes”.

¿Qué se necesita para cambiar la narrativa?

Expertos y activistas feministas coinciden en una serie de medidas que podrían lograr un cambio significativo:

  • Implementación de cláusulas obligatorias de maternidad en todas las ligas profesionales europeas.
  • Subsidios estatales o federativos para clubes que promuevan la conciliación familiar en sus plantillas.
  • Cambios de mentalidad en cuerpos directivos: adoptar políticas similares a las de FIFA en 2021, que garantizan al menos 14 semanas de baja maternal con salario completo.
  • Promoción de historias como la de Schult, para colocar el tema en la agenda pública y mediática constante.

Más que fútbol: una cuestión de derechos

La historia de Almuth Schult no es simplemente parte de una biografía deportiva. Es también una denuncia velada a un sistema que no está preparado para deportistas que desean ser madres. No sólo está en juego una carrera profesional; se trata de igualdad de oportunidades, libertad de elección y derecho a competir sin discriminación.

Para el fútbol femenino europeo, la valentía de Schult debería ser una señal de alarma. Si figuras de su talla y experiencia son descartadas por ser madres, ¿qué queda para aquellas que aún intentan consolidarse en la élite?

El futuro del deporte femenino depende tanto del rendimiento como del respeto a la diversidad de sus protagonistas. Ya es hora de que Europa escuche, y actúe.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press