La visión de Robert F. Kennedy Jr. sobre salud pública pone en jaque la ciencia moderna
Polémicas decisiones desde el Departamento de Salud de EE.UU. generan reacciones divididas entre expertos, ciudadanos y políticos
Por qué Robert F. Kennedy Jr., ahora Secretario de Salud de Estados Unidos, está en el centro del huracán científico y político.
Un liderazgo lleno de controversias
Robert F. Kennedy Jr. apenas lleva dos meses como Secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), pero su paso por la institución ya ha dejado huella. Desde despidos masivos hasta declaraciones poco fundamentadas sobre enfermedades como el autismo o el sarro de la alimentación estadounidense, Kennedy ha puesto en marcha su plan "Make America Healthy Again" con decisiones que generan alarma en la comunidad científica.
Despedidos 10,000 empleados de salud pública
Uno de los cambios más abruptos implementados por Kennedy fue la destitución de 10,000 trabajadores del área de salud pública. Aunque no se han ofrecido explicaciones claras que justifiquen esta medida extrema, se especula que el objetivo es "reformular" la salud pública desde una perspectiva más centrada en "libertades individuales" y menos en mandatos regulatorios, en línea con postulados conservadores.
Autismo: ¿una epidemia ambiental?
En una rueda de prensa reciente, Kennedy afirmó que cuando era niño, el autismo afectaba solo a 1 de cada 10,000 niños, y que ahora esa cifra ha subido a 1 de cada 31, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Utilizando estos datos como bandera, prometió descubrir la causa de dicho incremento en seis meses.
Sin embargo, la comunidad científica afirma que esa visión es engañosa. El aumento en los diagnósticos, señalan, obedece a una mejor detección, expansión de los criterios diagnósticos y mayor concienciación. No es que más niños tengan autismo, sino que ahora se identifica mejor.
"El término 'epidemia' se está utilizando fuera de contexto", dice Dr. Michael Levine, psiquiatra infantil y experto en trastornos del desarrollo. "No hay evidencia concluyente de que haya un incremento real en los casos, sino en la identificación de los mismos".
Vacunas: medias verdades y desinformación
Kennedy también ha sido foco de críticas por sus declaraciones sobre las vacunas. En entrevistas recientes ha asegurado que la vacuna contra el sarampión produce encefalitis, ceguera e incluso muertes. Los datos científicos, sin embargo, lo contradicen.
El CDC afirma que el riesgo de complicaciones serias por esta vacuna es mucho menor que el de contraer sarampión. Desde su implementación en 1963, los casos de sarampión en EE.UU. disminuyeron de 3 millones al año a menos de 200 en un año promedio. Dos dosis tienen una efectividad del 97%.
Además, la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América sostiene que no ha habido muertes documentadas por la vacuna MMR en personas saludables. Kennedy ha insinuado que el sarampión no es grave, pero la propia muerte de dos menores en Texas por complicaciones de esta enfermedad contradicen esta narrativa.
Falsas curas y malos consejos médicos
Uno de los puntos más alarmantes fue la promoción de tratamientos no aprobados para el sarampión. Kennedy promovió la idea de que dos médicos en Texas curaron a 300 niños con budesonida inhalable (una esteroide) y claritromicina (un antibiótico contra bacterias), pese a que el sarampión es viral y estos tratamientos carecen de respaldo científico en este contexto.
La Academia Americana de Pediatría rechazó frontalmente esta recomendación. "No hay curas milagrosas para el sarampión. La única protección efectiva es la vacunación", aclaró el Dr. Sean O’Leary, presidente del Comité de Enfermedades Infecciosas de la AAP.
Obesidad en Estados Unidos: una crisis real, pero mal interpretada
Otro de los temas donde Kennedy ha intentado marcar la agenda es la lucha contra la obesidad. Afirmó que el 70% de los estadounidenses tienen sobrepeso u obesidad, una afirmación que sí coincide con datos del CDC. También sostuvo que en los años 60, solo el 3% de la población padecía obesidad, cuando en realidad la cifra era de alrededor del 13% según datos históricos.
Este enfoque ha sido celebrado por algunos gobernadores estatales que buscan limitar alimentos ultraprocesados en programas públicos. Pero los expertos alertan que, si bien la intención puede ser positiva, las soluciones propuestas por Kennedy —como imponer regulaciones draconianas— carecen de base científica y sensibilidad social.
Colorantes en alimentos y rendimiento escolar
Kennedy aseguró que los colorantes artificiales impactan negativamente en el rendimiento académico y la salud mental. Aunque algunos estudios sugieren que ciertos niños pueden mostrar hiperactividad por exposición a estos compuestos, la evidencia directa y concluyente aún no existe.
La FDA concluye que la mayoría de los niños no presentan efectos adversos al consumir alimentos con colorantes. No obstante, algunos estados como California ya han comenzado a legislar para reducir su uso en productos para niños.
China y la diabetes: datos alterados
Uno de los comentarios más cuestionados de Kennedy fue su afirmación de que “hace 20 años no había diabetes en China y ahora el 50% de la población es diabética”. El dato correcto es que en 2001, la prevalencia era del 6.1%, y ha aumentado a un 12.4% en 2023, según datos del The Lancet. Una cifra preocupante, pero muy alejada del alarmismo de Kennedy.
Según el Dr. Chen Lin, endocrinólogo en Pekín, este aumento está más relacionado con la urbanización, el envejecimiento de la población y la adopción de dietas occidentales que con una epidemia descontrolada.
Una ciencia a conveniencia política
El manejo que Kennedy hace de la ciencia parece más adaptado a una narrativa ideológica que a los parámetros de evidencia y consenso científico. Su historial como activista anti-vacunas, ahora trasladado al espacio institucional, preocupa a médicos y epidemiólogos.
“No es solo una postura. Es una amenaza al sistema de salud pública basado en evidencia”, declaró la doctora Leana Wen, ex comisionada de salud de Baltimore. “Utilizar el alarmismo sin respaldo puede tener efectos devastadores en la confianza del público en la medicina moderna”.
¿Política de salud o salud politizada?
Kennedy cuenta con el apoyo de algunas madres preocupadas por la alimentación de sus hijos, grupos antivacunas y sectores del Partido Republicano ligados a Donald Trump. Pero los expertos insisten en que los cambios impulsados desde el HHS deberían estar guiados por ciencia, no ideología.
Quizá una de las frases más reveladoras fue su promesa: “Para septiembre, sabremos qué ha causado la epidemia de autismo, y podremos eliminar esas exposiciones”. Luego la moderó a “tendremos algunas respuestas para septiembre”.
Ojalá lleguen respuestas. Pero según la ciencia, puede que no sean las que Kennedy espera.