Puerto Rico a oscuras: un nuevo apagón sacude la isla en plena Semana Santa
La crisis energética regresa con fuerza y deja sin electricidad ni agua potable a cientos de miles de puertorriqueños, reavivando el debate sobre el futuro de Luma Energy y Genera PR
Otra vez se apaga la luz en Puerto Rico. En un dramático episodio que paralizó a toda la isla, más de 1.4 millones de clientes se quedaron sin electricidad el miércoles, justo cuando se preparaban para la Semana Santa. El apagón afectó todo, desde el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín hasta hoteles repletos de turistas, y dejó sin agua corriente a al menos 328,000 personas. Fue un recordatorio doloroso de que el sistema energético puertorriqueño sigue siendo altamente vulnerable.
Un colapso total en la isla
El corte comenzó poco después del mediodía del miércoles, según reportaron funcionarios de Luma Energy, la empresa encargada del manejo de la transmisión y distribución eléctrica. La causa inicial fue "una perturbación en el sistema de transmisión", explicó Daniel Hernández, vicepresidente de operaciones de Genera PR, encargada de la generación de energía.
No es menor que este corte sucediera a plena luz del día, dentro de una franja horaria en la que, según admitieron los técnicos, hay pocas máquinas regulando la frecuencia. A las pocas horas, solo un 12% de los afectados tenía electricidad de vuelta. A pesar de las promesas de que se restablecería el servicio entre 48 y 72 horas, el daño ya estaba hecho.
Impacto inmediato: caos, tráfico y desesperación
Las consecuencias fueron inmediatas y caóticas. Cientos de negocios cerraron, el tráfico vehicular colapsó en las principales arterias de San Juan, Bayamón y otras ciudades del área metropolitana, y muchos habitantes debieron correr a buscar hielo, velas o gasolina para sus generadores eléctricos.
Las escenas de desesperación se multiplicaron. José Luis Richardson, residente de Carolina, exclamó: “¿¡Por qué siempre en los feriados?!”, mientras se echaba agua cada cierta hora para refrescarse, al no contar con un generador propio.
Una historia que se repite
No es la primera vez que Puerto Rico queda completamente a oscuras. De hecho, se trata del segundo apagón masivo en menos de cuatro meses. La isla había sufrido una desconexión total el 31 de diciembre de 2024, en plena celebración de Año Nuevo.
Para muchos, este nuevo episodio es un recordatorio doloroso de la fragilidad del sistema eléctrico que, desde la devastación del huracán María en septiembre de 2017, no ha logrado una recuperación sólida. La tormenta, categoría 4, destruyó más del 80% del tendido eléctrico de la isla.
¿Quién tiene la culpa?
Una parte importante del malestar se ha dirigido hacia las empresas Luma Energy y Genera PR. Ambas fueron contratadas como parte de un modelo de privatización para mejorar el servicio eléctrico en la isla. Sin embargo, muy lejos de traer estabilidad, el sistema sigue sufriendo cortes menores casi a diario y este nuevo apagón masivo ha exacerbado la rabia pública.
La gobernadora Jenniffer González, quien interrumpió sus vacaciones para regresar a la isla, criticó duramente a las operadoras: “Esto es una vergüenza para el pueblo de Puerto Rico. Es inaceptable que tengamos fallas de esta magnitud.”
González reconoció que escuchará los reclamos de quienes exigen la cancelación de los contratos con Luma y Genera PR, pero también advirtió que eso no será un proceso inmediato. Aun así, prometió acelerar las auditorías y supervisión contractuales.
Pérdidas millonarias
Los efectos económicos de un apagón de esta magnitud son colosales. Solo en un día, se calcula una pérdida de $230 millones de dólares en ingresos, de acuerdo con estimaciones del gobierno. Este cálculo no incluye el impacto en pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales pierden inventarios completos al no tener refrigeración adecuada.
Ramón C. Barquín III, presidente del United Retail Center, expresó su preocupación: "No podemos seguir repitiendo este ciclo de apagones sin tomar medidas concretas para fortalecer la infraestructura energética."
Infraestructura devastada desde hace décadas
La raíz del problema es profunda. El sistema eléctrico de Puerto Rico no solo fue dañado por el huracán María, sino que ya venía deteriorado desde décadas antes debido a la falta de mantenimiento e inversión. La red eléctrica es una de las más frágiles del hemisferio occidental, con instalaciones obsoletas, plantas ineficientes y líneas de transmisión expuestas a condiciones extremas.
Desde 2020, Puerto Rico ha trabajado con fondos federales por más de $10,000 millones de dólares para reconstruir el sistema energético, pero menos del 3% de ese dinero ha sido efectivamente desembolsado a fecha de abril de 2025, según cifras del Departamento de Energía de Estados Unidos.
¿Qué dicen los ciudadanos?
Las redes sociales se llenaron de mensajes de frustración. El hashtag #ApagónPR se volvió tendencia en menos de dos horas. Muchos reclamaban la renuncia de funcionarios de Luma y Genera PR, otros compartían memes como forma de desahogo colectivo y otros tantos mostraban imágenes de bebés conectados a respiradores, ancianos golpeados por el calor y hospitales funcionando al límite de su capacidad de respaldo.
En municipios como Canóvanas, brigadas municipales salieron a asistir a pacientes encamados o que requieren máquinas eléctricas para sobrevivir. En Vega Alta se habilitó un centro con plantas eléctricas para estos casos críticos. “Estamos haciendo lo que el sistema no puede garantizar: salvar vidas,” dijo un enfermero local.
La sombra de Luma
Luma Energy, empresa formada por la canadiense ATCO y la estadounidense Quanta Services, asumió el control del sistema de transmisión y distribución en 2021 con la promesa de modernizar y estabilizar el sistema.
Sin embargo, desde entonces ha enfrentado multitudinarias protestas, acusaciones de mal manejo, aumentos en la tarifa eléctrica y constantes interrupciones del servicio. La indignación generalizada ha convertido a Luma en el símbolo de la frustración energética del país.
Un informe de la Oficina del Contralor de Puerto Rico publicado en diciembre de 2024 indicó que el 79% de los ciudadanos encuestados no confiaba en la capacidad de Luma de garantizar un servicio confiable. Aun así, el contrato sigue vigente hasta 2027, con opción de extensión automática por 15 años más.
¿Soluciones a la vista?
El gobierno anunció que hará una revisión integral del contrato con Luma. Mientras tanto, expertos en energía como Agustín Irizarry, profesor de ingeniería en la Universidad de Puerto Rico, insisten en que se debe apostar a fuentes renovables y descentralizadas como parte de una estrategia de resiliencia.
“No podemos depender de un sistema centralizado y vulnerable. Cada comunidad debería tener la capacidad de generar y almacenar energía de manera independiente,” dice Irizarry, quien promovió en 2023 el proyecto “Energía para las Comunidades”, orientado al uso de techos solares en residencias y edificios públicos.
Actualmente, solo el 5% de la energía del país proviene de fuentes renovables, a pesar de que la ley local obliga a alcanzar el 40% para 2025 y el 100% para 2050.
Una Semana Santa sombría
Muchos esperaban la llegada del feriado religioso como un respiro, pero el apagón ha enturbiado las celebraciones. En muchos pueblos, como Ponce y Mayagüez, se cancelaron procesiones tradicionales por seguridad. En San Juan, las homilías se celebraron a oscuras, con velas aportando una atmósfera más medieval que espiritual.
La paradoja es potente: la luz espiritual brillando donde la eléctrica no llega.
Las próximas 72 horas serán claves para evaluar la respuesta gubernamental, el desempeño de las empresas contratistas y las decisiones estratégicas que puedan revertir este ciclo aparentemente eterno de apagones. Por lo pronto, Puerto Rico sigue esperando algo más que promesas.