Gaza y Ucrania: Dos guerras, una doble crisis humanitaria y diplomática que sacude al mundo

Mientras en Gaza se intensifica el asedio israelí dejando miles de civiles muertos, Occidente intenta frenar la guerra en Ucrania con nuevas negociaciones: ¿diplomacia insuficiente o complicidad global?

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Una tragedia repetida con diferentes nombres

En un mundo marcado por la hiperinformación y la brevedad de la atención mediática, los conflictos en Gaza y Ucrania se han convertido en dos de los mayores exponentes del sufrimiento humano y la complejidad geopolítica de nuestra era. Mientras en la Franja de Gaza los bombardeos israelíes matan a cientos de civiles bajo la excusa de combatir a Hamas, en Ucrania se multiplican los intentos diplomáticos para contener el avance de Rusia. Pero ambos escenarios dejan entrever una realidad común: el costo insostenible que pagan los ciudadanos de a pie cuando la política internacional falla sistemáticamente.

Gaza: La asfixia de un pueblo en nombre de la seguridad

Durante más de seis meses, la Franja de Gaza ha sido escenario de una ofensiva israelí que comenzó tras el brutal ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, cuando más de 1,200 personas en Israel —principalmente civiles— fueron asesinadas y 251 fueron tomadas como rehenes. Desde entonces, las consecuencias han sido devastadoras: más de 51,000 palestinos han muerto, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza.

Esta cifra, según la ONU, convierte esta ofensiva en una de las más mortales del siglo XXI. Pero los números apenas bastan para describir la tragedia humana. El 90% de la población ha sido desplazada, mientras que la infraestructura esencial como hospitales, plantas de tratamiento de agua y escuelas ha quedado reducida a escombros.

El hambre como arma de guerra

Como señaló Shaina Low, portavoz del Consejo Noruego para los Refugiados: “La mayoría de la población de Gaza apenas consume una sola comida al día, y no es ni suficiente ni nutricionalmente adecuada para sostener la vida”. La ONU ha denunciado que el bloqueo de ayuda humanitaria impuesto por Israel se ha convertido en una “táctica de presión” deliberada, como indicó el propio Ministro de Defensa israelí, Israel Katz.

Las cocinas comunitarias, como la Gaza Soup Kitchen, que antes servían como respaldo en situaciones de emergencia, hoy se han convertido en el único recurso disponible para millones. “Nos queda comida para tres semanas: arroz, pasta y algunas latas; no hay carne, pollo ni vegetales frescos”, denunció su cofundador Hani Almadhoun. Entre un 15% y un 20% de quienes llegan buscando comida, se van con las manos vacías.

Ucrania: Diplomacia bajo tensión y ofensiva inminente

Mientras tanto, en Europa del Este, los líderes occidentales reanudan las negociaciones para alcanzar un cese al fuego en la guerra entre Rusia y Ucrania. París fue testigo de una serie de reuniones clave el jueves, encabezadas por actores como Marco Rubio, Secretario de Estado de EE. UU.; el enviado presidencial Steve Witkoff; el presidente francés Emmanuel Macron, y funcionarios ucranianos de alto nivel.

Las negociaciones buscan fortalecer una coalición liderada por Francia y Reino Unido con el respaldo de alrededor de 30 países. Se trata de un intento de establecer un marco que garantice la seguridad post-conflicto en Ucrania, aunque el verdadero avance dependerá del apoyo concreto de Estados Unidos, algo que, por ahora, la administración de Donald Trump mantiene en la ambigüedad.

La diplomacia de Trump: ¿paz o presiones geoestratégicas?

Muchos observan con escepticismo el rol que juega la actual administración estadounidense. Si bien Witkoff se ha reunido incluso con Vladimir Putin, Rusia ha rechazado hasta ahora una tregua completa, imponiendo condiciones inaceptables para Ucrania como detener su movilización militar y el flujo de armas occidentales. El asesor ucraniano Andrii Yermak lo dejó claro: “La seguridad de Ucrania no puede descansar en concesiones a quienes la han invadido”.

Dos guerras, una decadencia de valores universales

Más allá de las diferencias entre ambos conflictos —uno es colonial, otro expansionista— existe un patrón común: el uso o falla intencional de la diplomacia para detener el sufrimiento humano. La comunidad internacional se muestra incapaz o desinteresada en aplicar estándares comunes de justicia, derechos humanos y proporcionalidad.

  • En Gaza, se justifica un bloqueo total, bombardeos indiscriminados y ocupación perpetua con el argumento de combatir a Hamas.
  • En Ucrania, se busca un acuerdo de paz sin que la principal potencia agresora haya pagado aún ningún precio real por su invasión.

Nos enfrentamos a una paradoja cada vez más evidente: las potencias que claman por legalidad internacional y ética en un conflicto, la ignoran en otro.

El silencio incómodo y la complicidad de la comunidad internacional

Son escasos los países que han llamado a Israel a rendir cuentas por la escala de destrucción lanzada sobre Gaza. Mientras Rusia es objeto de más de mil sanciones internacionales, el gobierno de Netanyahu continúa recibiendo apoyo militar y diplomático de varias naciones, incluida la misma administración de Trump, que visualiza a Israel como un “socio estratégico irremplazable”.

En palabras de la ONU: “Gaza enfrenta la peor crisis humanitaria desde octubre de 2023”. Y sin embargo, eso no se ha traducido en presiones reales para modificar la conducta de Israel.

Guerra psicológica y desplazamiento masivo

En ambos conflictos, la guerra no es solo física, sino emocional. Familias enteras separadas, generaciones mutiladas por el trauma, niños que aprenden antes a sobrevivir que a leer. Según datos recientes:

  • Más de 1.7 millones de personas desplazadas en Gaza (UNRWA).
  • Al menos 6 millones de refugiados ucranianos distribuidos en Europa (ACNUR).
  • 80% de los hogares en Gaza dependen completamente de la ayuda humanitaria (WFP).
  • Ucrania ha perdido más del 30% de su capacidad eléctrica por bombardeos rusos (Min. de Energía de Ucrania).

¿Qué sigue? Una pregunta sin respuestas tangibles

En Gaza, Israel insiste en mantener 'zonas de seguridad permanentes'; en Ucrania, Rusia se prepara para una nueva ofensiva. Las negociaciones en París ofrecen cierto optimismo, pero están condicionadas a un sinfín de intereses geoestratégicos difícilmente conciliables.

“Quieren hablar de paz sin justicia. Eso no es paz, es sumisión”, dice un joven desplazado de Rafah entrevistado por un medio local. En Ucrania, las autoridades también están advertidas: ceder territorios bajo presión militar puede sentar un precedente peligroso.

En definitiva, mientras Gaza sangra en silencio y Ucrania agoniza bajo las luces de la diplomacia internacional, el mundo enfrenta su mayor reto moral desde la Segunda Guerra Mundial: impedir que las vidas humanas sigan siendo monedas de cambio en tableros donde solo juegan las potencias.

Y mientras escribimos esto, más allá de las pantallas, niños caminan sobre escombros y ancianos mueren de hambre. Porque la historia, una vez más, se repite... dolorosamente.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press