Steinbach y el arte de resistir: los cascanueces alemanes que desafían los aranceles de EE.UU.

La historia de una fábrica tradicional alemana que lucha por sobrevivir en el mercado estadounidense ante los cambios geopolíticos y económicos

En lo profundo de las montañas de Erzgebirge, en el este de Alemania, se encuentra una pequeña fábrica que parece sacada de un cuento navideño. Pero detrás de los colores brillantes, los ojos saltones y las bocas dentadas de sus icónicos cascanueces, hay una historia moderna de resistencia, tradición y estrategia empresarial. Bienvenidos a Steinbach Volkskunst, la firma que ha hecho del cascanueces alemán un símbolo cultural y económico con raíces históricas, y que hoy enfrenta una amenaza inesperada: los aranceles de Estados Unidos.

Una herencia de madera esculpida a mano

Steinbach Volkskunst no es una fábrica cualquiera. Fundada originalmente en Alemania Oriental, la empresa ha atravesado guerras, divisiones geopolíticas, reunificaciones nacionales y crisis financieras. Desde sus humildes orígenes hasta su renacimiento moderno, ha mantenido siempre un compromiso inquebrantable con la calidad y la tradición artesanal.

Los cascanueces Steinbach no solo representan personajes típicos como Papá Noel o el Rey Cascanueces; también son reinterpretaciones detalladas de figuras políticas, personajes históricos y símbolos culturales de Estados Unidos. Mickey Mouse, la Estatua de la Libertad, e incluso una serie de nutcrackers presidenciales forman parte de su catálogo. El último modelo, titulado “Resolute Desk of the President”, muestra a una figura parecida a Donald Trump firmando una proclamación presidencial. Precio: más de $300, debido a su detallado trabajo manual que toma más de una semana por pieza.

Una empresa con corazón estadounidense

Más del 95% de los productos que Steinbach fabrica se exportan; de ellos, el 90% se vende en Estados Unidos. Esto convierte al mercado estadounidense no solo en importante, sino en esencial. Estos cascanueces se han convertido con el tiempo en objetos de colección codiciados por los consumidores norteamericanos, especialmente durante la temporada navideña.

La relación con Estados Unidos no es nueva. Después de que la familia Steinbach tuviera que abandonar su fábrica original ante la llegada del régimen comunista en Alemania del Este tras la Segunda Guerra Mundial, se reubicaron cerca de Hannover. Allí, los soldados estadounidenses destacados en tierras alemanas comenzaron a comprar cascanueces como recuerdos para llevar a casa. Christian Steinbach, entonces cabeza del negocio, aprovechó esa oportunidad y comenzó una estrategia firme de expansión hacia el mercado estadounidense. Steinbach fue pionero en convertir un símbolo del folclore germano en un icono navideño universal, particularmente en EE.UU.

Made in Germany: un sello que no se negocia

Lo más fascinante de esta compañía no es solo su historia o su artesanía, sino su firme negativa a trasladar su producción fuera de Alemania. “Este es un producto Made in Germany y eso es también importante para el coleccionista”, asegura Rico Paul, actual propietario y gerente de Steinbach. “Eso significa que nunca reubicaremos la producción”.

Su declaración no es menor, especialmente ante los recientes aranceles impuestos por Estados Unidos a productos provenientes de la Unión Europea. Aunque el arancel del 20% anunciado por la administración Trump fue suspendido por 90 días, aún persiste un arancel base del 10%. Para una empresa cuyos márgenes ya son reducidos debido a la intensiva mano de obra artesanal, cualquier aumento en los costos representa un reto significativo.

Los cascanueces como ‘infraestructura esencial’

Demostrando que el humor puede ser una herramienta de resistencia, la última creación de Steinbach tiene inscrita una copia ficticia de una proclamación presidencial titulada: “Reconocimiento de los cascanueces Steinbach como patrimonio cultural esencial”. Firmada por un ficticio “Sr. Presidente”, la proclamación dicta: “Declaro por la presente que los cascanueces de Steinbach Volkskunst son un activo de infraestructura esencial de Estados Unidos. Efectivo de inmediato, todos los cascanueces Steinbach estarán exentos de todos los aranceles e impuestos — de por vida”.

Más allá de la broma, la intención es clara. Steinbach quiere seguir siendo parte integral del imaginario cultural estadounidense. Pero la incertidumbre sobre el comercio internacional puede hacer mella incluso en los lazos más sentimentales.

¿Es viable una solución logística en EE.UU.?

Ante la posibilidad de una escalada arancelaria, Rico Paul ha considerado alternativas estratégicas como establecer un centro logístico en Estados Unidos. De esta manera, podrían importar directamente sus productos y distribuirlos a los clientes corporativos desde suelo norteamericano, evitando los potenciales costos aduaneros adicionales.

“Esto es algo que estamos evaluando”, señala Paul, quien advierte que se necesitaría contratar personal local para gestionar la distribución. Aunque no es una solución definitiva para todos los problemas, podría ofrecer un alivio temporal mientras se resuelven las tensiones entre ambas potencias económicas.

Cuando la artesanía se convierte en resistencia cultural

En marzo de 2024, la técnica artesanal del “cascanueces del Erzgebirge” fue reconocida oficialmente por el subcomité alemán de la UNESCO como una práctica ejemplar de conservación del patrimonio cultural inmaterial. Esta distinción eleva aún más el valor cultural —y potencialmente económico— de estas piezas hechas a mano.

Este reconocimiento parece llegar en buen momento para una empresa que lucha por mantener viva su tradición en un mundo donde la competitividad industrial y la automatización amenazan con diluir la artesanía. Steinbach no fabrica en serie; cada pieza refleja una dedicación casi religiosa al detalle y el respeto por los métodos tradicionales.

Apostar por las relaciones a largo plazo

“Estamos muy positivos porque hemos construido estas relaciones con los clientes durante décadas, entregamos puntualmente y tenemos más demanda que capacidad de producción cada año”, confiesa Paul, confiado en que su legado y reputación compensarán los desafíos económicos temporales.

Asimismo, destaca que los pedidos de sus clientes mayoristas en Estados Unidos, realizados en enero para entregas a lo largo del año, brindan estabilidad financiera a corto plazo. Por ahora, ningún pedido ha sido cancelado, aunque el impacto real se conocerá de cara al próximo año, cuando se evalúe si los precios han afectado la demanda.

Más allá de lo económico: símbolos de un puente cultural

La historia de Steinbach no solamente es una clase magistral de resiliencia empresarial, sino un recordatorio de cómo los bienes culturales pueden trascender las fronteras comerciales para convertirse en puentes entre naciones.

En una época marcada por tensiones económicas, guerras comerciales e incertidumbre geopolítica, el cascanueces de madera se alza como un símbolo de la conexión emocional entre Alemania y Estados Unidos. Una pieza que no solo abre nueces, sino también diálogos interculturales.

Y así, desde un pequeño pueblo cerca de la frontera con la República Checa, Steinbach sigue esculpiendo un legado. Con sus brochas cargadas de pintura, sus peines para cabelleras estilizadas y su humor mordaz insertado en cada proclamación ficticia, esta empresa demuestra que, a veces, los objetos más pequeños tienen las historias más grandes que contar.

¿Y tú? ¿Alguna vez tuviste uno de estos cascanueces decorando tu Navidad? Si es así, ya sabes que no solo adquiriste una figura, sino también una pieza de historia entretejida con pasión, humor, y una profunda conciencia cultural.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press