Javier Milei, el cepo y la nueva era económica: ¿libertad o incertidumbre?
Con el fin del control de capitales y un nuevo préstamo del FMI en marcha, Argentina da un giro radical que despierta esperanza y temor a partes iguales
Un nuevo capítulo para la economía argentina
El lunes 14 de abril de 2025 no fue un día más en la historia económica de Argentina. Fue el día en que el presidente Javier Milei derogó la mayor parte de los controles de capitales que rigieron durante prácticamente 15 años, marcando un antes y un después en la política monetaria del país. Acompañado del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, Milei anunció entusiasmado la eliminación del llamado “cepo” cambiario, comparándolo incluso con el “Día de la Liberación” al estilo Trump. Las medidas se enmarcan en un contexto de renovación profunda del modelo económico argentino, ahora apoyado por un nuevo acuerdo de US$20 mil millones con el FMI.¿Qué era el "cepo cambiario"?
Implementadas originalmente en 2011 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, las restricciones consistían en una batería de normativas que limitaban el acceso libre a divisas extranjeras con el objetivo de salvaguardar las reservas y evitar la fuga de capitales. Efectos principales:- Prohibición o limitación de compra de dólares por parte de ciudadanos comunes.
- Imposibilidad de enviar utilidades al exterior por parte de empresas extranjeras.
- Múltiples tipos de cambio y auge del dólar blue (mercado negro).
- Caída en la inversión extranjera.
Un giro radical: ¿Por qué ahora?
Milei aseguró que el peso ya no podía sostener la ficción de estabilidad construida artificialmente por el Banco Central, que desde marzo había perdido al menos US$2.500 millones tratando de defender su valor. Con reservas en mínimos históricos, el gobierno necesitaba una solución inmediata. La respuesta llegó en forma de ayuda internacional:- Desembolso inicial del FMI: US$12.000 millones
- Multis de crédito adicionales por otros miles de millones
- Una línea swap de US$5.000 millones con China
Reacciones: de la esperanza al escepticismo
Aunque el mercado inicialmente respondió con relativa calma, la incertidumbre predomina en gran parte de la población. Si bien muchos argentinos pudieron, por fin, acceder legalmente al mercado de divisas, no todos sacaron ventaja. Personas con cuentas bancarias compraron dólares; quienes viven en la informalidad —un tercio de la fuerza laboral— siguen al margen del sistema.“No todos tenemos la plata para andar comprando dólares”, dijo Lionel Almeida, un joven trabajador informal.María Portela, una jubilada de 73 años, fue más filosófica: “No puedes vivir controlando los tipos de cambio. Me gusta la libertad.” El economista Ignacio Labaqui, de Medley Global Advisors, resumió la paradoja: “Ya no servía como anclas contra la inflación y perjudicaba la capacidad de acumular reservas.”
Impacto sobre empresas: incertidumbre a mediano plazo
Aunque Milei eliminó buena parte del control de capitales para personas físicas, muchas de las restricciones para empresas quedaron parcialmente vigentes. Las compañías extranjeras podrán repatriar utilidades recién en 2025, y siguen sin poder acceder a divisas para devolver inversiones anteriores. Aun así, la incertidumbre es menor. Labaqui destacó que “las restricciones cambiarias producen incertidumbre y espantan la inversión. Esto es un paso necesario.” Además, los exportadores —especialmente el sector agroindustrial— aplauden la medida, ya que antes se veían forzados a liquidar al tipo de cambio oficial.“Díganle a los productores de granos que, si tienen que vender, ¡que lo hagan ahora!”, disparó Milei en una entrevista radial.
Una sintonía con Washington (¿y Trump?)
La presencia del secretario Bessent en Buenos Aires no fue casual. Estados Unidos observó con buenos ojos las reformas del gobierno argentino, y no dudó en establecer un vínculo simbólico entre las políticas de Milei y el movimiento Make America Great Again de Donald Trump.“Milei y el movimiento MAGA comparten una ruta común”, dijo Bessent durante una rueda de prensa.Sin embargo, el apoyo político no necesariamente implica garantía económica. La confianza de los inversionistas globales está rápidamente sujeta a cambios de humor, algo de lo que Argentina tiene vasta experiencia.
Un historial de relaciones tambaleantes con el FMI
Desde su primera colaboración con el FMI en la década de 1950, Argentina ha firmado —y colapsado— 22 programas. La falta de cumplimiento de metas, reformas a medio camino, y presiones sociales han complicado siempre la relación. Milei juega con fuego: el FMI es su principal respaldo financiero, pero también un símbolo de ajuste y sufrimiento para la mayoría de los argentinos.¿Qué podemos esperar?
El desenlace sigue abierto. Por el momento, el mercado parece dar el beneficio de la duda. Si el gobierno logra mantener esta estabilidad inicial y reducir la inflación (el eje de toda su política), los meses por venir serán menos turbulentos. Monica de Bolle, del Peterson Institute, lo sintetiza de manera contundente:“Ese es siempre el problema con Argentina, ¿no? Todo depende de cómo se sientan los inversores. Y no se puede gobernar una economía así.”
Una apuesta de alto riesgo
Desde su ascenso a la presidencia, Milei prometió reformas estructurales radicales. Con el levantamiento del “cepo”, está cumpliendo una de sus promesas más ambiciosas. Pero la historia argentina está plagada de planes económicos que comienzan con euforia y terminan en caos. La pregunta ahora es si el país puede sostener una economía libre y abierta sin volver a caer en los mismos errores de siempre. Una cosa es clara: lo que ocurra en Argentina en los próximos seis meses será observado de cerca no solo por sus 46 millones de habitantes, sino también por inversionistas, bancos multilaterales y gobiernos de todo el mundo. Porque como dijo alguna vez un sabio economista: “Cuando Argentina estornuda, el FMI se resfría.” Este artículo fue redactado con información de Associated Press