Conflictos Comerciales y Tecnológicos: Japón y Corea del Sur en la Mira de Estados Unidos
Google enfrenta medidas antimonopolio en Japón, mientras Washington impone aranceles que afectan a las potencias industriales asiáticas. ¿Estamos ante una nueva guerra comercial global?
Un nuevo frente para Google: Japón se une a la lucha contra su dominio
La Comisión de Comercio Justo de Japón (JFTC, por sus siglas en inglés) ha emitido una orden de cesación y desistimiento contra Google, acusando a la compañía estadounidense de violar las leyes antimonopolio del país. Esta decisión marca la primera vez que Japón toma una medida formal de este calibre contra un gigante tecnológico global.
Según el comunicado oficial, el principal argumento de la JFTC apunta a prácticas de exclusión en el mercado móvil: Google habría obligado a los fabricantes de smartphones a preinstalar su motor de búsqueda en los dispositivos Android, bloqueando así de facto la competencia.
Google Japón calificó la decisión como "lamentable" y defendió su inversión en el país como parte de su compromiso con la innovación.
La investigación contra Google comenzó en 2023 y, de acuerdo con autoridades regulatorias, se ha conducido en colaboración con otras entidades globales, incluidas aquellas en Europa y Estados Unidos, que enfrentan casos similares con la empresa de Mountain View.
Vale destacar que en septiembre de 2023, un juez estadounidense también falló en contra de Google por prácticas de monopolio ilegales en su motor de búsqueda. Aunque la apelación sigue pendiente, los ecos de esta decisión siguen resonando a nivel global.
Japón vs. EE.UU.: cuando los aliados comerciales también chocan
Mientras se desenvuelve esta disputa tecnológica, Japón enfrenta un desafío económico paralelo: las recientes medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos están generando fricciones entre ambos países.
El Ministro de Revitalización Económica japonés, Ryosei Akazawa, viajará a Washington para reunirse con el Secretario del Tesoro, Scott Bessent, y con el Representante de Comercio, Jamieson Greer. El objetivo es persuadir al gobierno de Biden (tras el retorno de Trump a la carrera política) de retirar los aranceles que afectan exportaciones claves como automóviles, piezas electrónicas, acero y aluminio.
Actualmente, EE.UU. mantiene un 25% de impuesto sobre el acero y aluminio, y un 10% sobre automóviles. Aunque la Casa Blanca anunció una pausa de 90 días en las últimas rondas de aranceles, el panorama sigue siendo tenso.
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, calificó la situación como “una crisis nacional”, pero pidió tiempo y cautela en las negociaciones. “Más vale tarde que nunca”, expresó ante la Dieta japonesa, al tiempo que destacó que Japón no aplicará tarifas en represalia.
Corea del Sur redobla su apuesta por la industria de semiconductores
Al sur de la península, Corea del Sur ha anunciado un plan adicional de financiamiento por 33 billones de wones (unos $23 mil millones USD) para sostener el sector de semiconductores—estratégico para su economía—ante la creciente inestabilidad comercial global. Esta cifra representa un incremento del 26% respecto al paquete anunciado en 2023.
El anuncio surge mientras Washington plantea nuevas tarifas basadas en productos específicos, donde los chips y productos farmacéuticos aparecen en la lista preliminar. Las preocupaciones son claras: gigantes como Samsung y SK Hynix podrían quedar en desventaja frente a los fabricantes taiwaneses (como TSMC) y a la competencia rampante de firmas chinas.
- Más de un tercio del PIB surcoreano proviene de exportaciones, donde los chips representan más del 40% del total exportado.
- La infraestructura clave en las ciudades de Yongin y Pyeongtaek recibirá subsidios para poder albergar nuevas fábricas de chips avanzados.
- Se lanzará un programa de emergencia adicional de 3 billones de wones (unos $2 mil millones) para proteger a la industria automotriz del país.
Choi Sang-mok, Ministro de Finanzas surcoreano, declaró que este es “un momento valioso para fortalecer la competitividad de nuestras empresas en medio de una guerra comercial global”.
¿Una nueva Guerra Comercial Asiático-Estadounidense?
Hoy más que nunca, los rescoldos de tensiones económicas heredadas del periodo Trump vuelven a encenderse. En una coyuntura marcada por intereses comerciales, rivalidades tecnológicas y bloqueos estratégicos, Japón y Corea del Sur—dos aliados clave de Washington—se encuentran simultáneamente como víctimas de políticas estadounidenses.
Desde imponer aranceles a productos fundamentales hasta endurecer la lupa sobre las grandes tecnológicas, Estados Unidos está redefiniendo su relación con Asia. Pero esta vez, el péndulo no se inclina en favor de la cooperación.
Japón y Corea del Sur han destacado en múltiples cumbres recientes su apoyo a un comercio multilateral y libre. Trilateralmente, ambos países han buscado reforzar lazos con China en búsqueda de un polo alternativo al liderazgo estadounidense.
Y no están solos. El primer ministro japonés, Ishiba, ha conversado directamente con líderes como Keir Starmer de Gran Bretaña y Lawrence Wong de Singapur para organizar una respuesta unificada al proteccionismo estadounidense.
Hechos históricos similares: ¿repetimos la historia de los años 80?
La situación trae a la memoria lo ocurrido en la década de 1980, cuando Japón se convirtió en líder mundial en tecnología y automotriz. Estados Unidos, sintiendo la amenaza, impuso cuotas y aranceles, llevando a tensiones diplomáticas. Luego de años de presión, Japón aceptó un acuerdo que eventualmente limitó su expansión internacional.
Hoy la historia se repite, pero con nuevos protagonistas tecnológicos. Los chips, la inteligencia artificial y la soberanía digital ocupan el lugar que en aquel entonces tuvieron los coches Toyota y los aparatos Sony.
¿Qué está en juego?
Mucho más que simples estadísticas económicas. Los chips y plataformas tecnológicas están en el corazón de la geopolítica del siglo XXI. Y con Estados Unidos endureciendo controles no solo a rivales como China, sino también a aliados, la arquitectura comercial global está cambiando radicalmente.
Google, Samsung, SK Hynix, Toyota o Sony ya no solo representan conglomerados económicos, sino actores estratégicos con roles diplomáticos directos.
Parte de este reordenamiento también pasa por una reacción digital soberana: tanto Japón como Corea están incentivando el crecimiento de servicios nacionales. Japón revisa regulaciones antimonopolio, Corea invierte en infraestructura propia, y ambos promueven alternativas locales a gigantes como Google, Meta y Amazon.
Este momento es un llamado a observar más allá de la superficie económica e identificar un cambio de paradigma: la segunda globalización está en juego, y esta vez, las reglas del juego no las define una sola potencia.