Los nuevos rostros del espacio: celebridades, mujeres y la democratización del cosmos

El viaje espacial de Lauren Sanchez y su tripulación femenina marca un momento histórico para el turismo espacial, con Blue Origin liderando una nueva era donde la fama y las causas sociales también viajan a las estrellas

“En este emocionante nuevo capítulo de los vuelos espaciales comerciales, el sueño de convertirse en astronauta ya no está limitado a unos pocos elegidos.” Con estas palabras, el inversionista de bitcoin Chun Wang definía una era cambiante donde el cosmos —antes dominado por profesionales altamente entrenados— se abre a celebridades, empresarios y activistas. Y esta semana, fuimos testigos de un momento particularmente simbólico en esa tendencia: el lanzamiento de Blue Origin con una tripulación totalmente femenina liderada por Lauren Sanchez, prometida de Jeff Bezos.

Una misión con propósito: mujeres al centro del escenario

Este onceavo vuelo tripulado de Blue Origin, la compañía aeroespacial fundada por Jeff Bezos en 2000, no fue un simple desplazamiento orbital. Fue una declaración. Lauren Sanchez, piloto de helicóptero y ex periodista televisiva, no solo se convirtió en una de las pocas mujeres en viajar al espacio, sino que eligió a un equipo femenino diverso y mediático para acompañarla en este trayecto de 10 minutos y 105 km de altitud que prometía minutos de ingravidez e historia.

Entre las compañeras de viaje se encontraban:

  • Katy Perry, cantante global y activista.
  • Gayle King, conductora de “CBS Mornings” y periodista influyente.
  • Kerianne Flynn, productora cinematográfica.
  • Aisha Bowe, ex ingeniera de NASA y fundadora de startups educativas.
  • Amanda Nguyen, científica planetaria y defensora de víctimas de violencia sexual.

“Es un momento importante para el futuro del turismo espacial comercial, para la humanidad y para las mujeres alrededor del mundo,” decía Katy Perry antes del vuelo.

Un salto para las mujeres, un paso para el turismo espacial

La misión marca un hito: es el primer vuelo suborbital estadounidense con una tripulación compuesta exclusivamente por mujeres. Esto no había sucedido desde 1963, cuando la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova voló sola al espacio en la misión Vostok 6 y se convirtió en la primera mujer en salir de la atmósfera terrestre. Desde entonces hasta hoy, de los más de 700 humanos que han cruzado la frontera espacial, solo un 15% han sido mujeres.

“Elegí a mujeres porque todas desean inspirar a otros, sin importar la edad, para soñar en grande,” explicó Sanchez.

Además, cada una de las pasajeras usó trajes espaciales diseñados especialmente para la ocasión. La moda se unió con la ciencia, y el empowerment femenino se proyectó literalmente hacia lo alto. Oprah Winfrey, gran amiga de Gayle King, fue una de las invitadas VIP presentes en el lanzamiento en Texas. Se emocionó hasta las lágrimas cuando la cápsula alcanzó el apogeo del vuelo: “Se podía sentir la euforia universal de volver a soñar con el espacio,” comentó una fuente cercana.

De William Shatner a Katy Perry: el desfile de las estrellas del espacio

Esta no es la primera vez que Blue Origin se luce con celebridades a bordo. En 2021, William Shatner, el legendario Capitán Kirk de Star Trek, fue parte de una misión a los 90 años. Luego le siguieron el exjugador de la NFL Michael Strahan, la presentadora Laura Shepard (hija de Alan Shepard, el primer astronauta estadounidense), y la pionera de la aviación Wally Funk, quien voló finalmente al espacio a los 82 años tras haber sido rechazada décadas atrás por su género.

La lista de los 58 pasajeros que han abordado New Shepard hasta ahora es un álbum diverso que combina ciencia, entretenimiento y activismo. Pero casi todos tienen algo en común: no son astronautas convencionales. La era del turismo espacial no discrimina por formación, pero sí tiende a favorecer a quienes tienen recursos, contactos o fama.

¿Cuánto cuesta un billete al borde del espacio?

Aunque Blue Origin y otras compañías como SpaceX mantienen en secreto los precios específicos, se estima que el costo por estos vuelos suborbitales ronda entre los 200,000 y 500,000 dólares. En el caso de Lauren Sanchez, se desconoce si Blue Origin cubrió el viaje, si ella lo financió, o si fue una acción promocional antes de su boda con Bezos en Venecia dentro de dos meses.

No obstante, la política de no revelar precios alimenta tanto los rumores como la exclusividad: ¿a quién se permite subir? El mensaje es mixto: “todos podemos soñar con el espacio, pero pocos pueden pagarlo.” Un dilema que refleja las tensiones actuales en torno a la democratización del espacio.

El rol de SpaceX y la competencia binaria

Mientras Blue Origin apuesta por los vuelos cortos y mediáticos, SpaceX de Elon Musk compite con misiones privadas de varios días. Jared Isaacman, multimillonario emprendedor tecnológico, ha sido su principal cliente. Encabezó la misión Inspiration4 en 2021, participó de un paseo espacial privado, y ahora suena como futuro administrador de la NASA.

Recientemente, el inversionista Chun Wang financió una misión histórica que cruzó sobre los polos norte y sur, llevando a tres exploradores polares consigo. Su comentario — “soñar con ser astronauta ya no es cosa de unos pocos”— transmite tanto entusiasmo como estrategia de marketing.

En esta guerra entre millonarios tech, el espacio se convirtió en escenario de contrastes egocéntricos pero también de visiones distintas sobre el acceso, la innovación y el futuro.

¿Qué viene después? Futuro, filantropía y representación

El vuelo de Lauren Sanchez y compañía es más que una anécdota glamorosa. Representa el cruce entre la exploración espacial, el espectáculo y el activismo. Amanda Nguyen, por ejemplo, no es solo científica: su trabajo en defensa de sobrevivientes de violencia sexual ha sido nominado al Nobel. Aisha Bowe promueve vocaciones STEM entre estudiantes de color. No viajaron solo por selfie o estrellato: viajaron como símbolos.

Esto abre preguntas relevantes: ¿deberían las misiones espaciales privadas incluir cada vez más una dimensión filantrópica o educativa? ¿Podrá el espacio ser una plataforma para causas urgentes en la Tierra? ¿O caerá simplemente en manos de élites adineradas que ven el cosmos como un nuevo lugar para sus listas de deseos?

Quizás Blue Origin y SpaceX estén escribiendo los primeros capítulos de una futura industria del ocio espacial. Pero entre la frivolidad y la inspiración, existe terreno fértil para historias poderosas como la de este vuelo, donde la ingravidez llevó consigo un peso simbólico enorme: el de la representación, la equidad y los sueños que se lanzan al infinito.

Del cielo al imaginario colectivo: un nuevo horizonte femenino

Promueve la reflexión ver a una nave con seis mujeres —celebridades, científicas, activistas— en una cápsula que apenas viaja 10 minutos, pero rompe décadas de habitual masculinidad en el espacio. Desde Sally Ride, Judith Resnik o Mae Jemison en la NASA, hasta Valentina Tereshkova en la URSS, los hitos femeninos no eran tan frecuentes.

Este pequeño grupo, aunque breve en tiempo y distancia, puede sembrar vocaciones, encender la imaginación, e inspirar a niñas que ven a sus ídolas tocando el firmamento.

La carrera espacial de este siglo será diferente: menos Guerra Fría y más redes sociales. Menos trajes anónimos y más rostros femeninos. Y si bien nadie sabe aún si el turismo espacial será sostenible, masivo o inclusivo, podemos celebrar que, poco a poco, el espacio también empieza a sonar con voz de mujer.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press