Instinto, inteligencia y familia: la lección que nos dan los elefantes del Safari Park de San Diego
Un temblor sacudió California y dejó al descubierto algo más poderoso que la tierra moviéndose: la protección maternal en el reino animal
Un acto de la naturaleza nos recordó, una vez más, que no estamos solos en este mundo. Que compartimos este planeta con otras criaturas que sienten, reflexionan y actúan con una sabiduría ancestral que no siempre valoramos como deberíamos. Esta historia comienza con un terremoto, pero termina con una poderosa lección de empatía y cooperación familiar, protagonizada por una manada de elefantes africanos en el San Diego Zoo Safari Park.
Un terremoto inesperado sacude el parque
En la mañana del lunes 10 de junio, un sismo de magnitud 5.2 en la escala de Richter estremeció el sur de California, con epicentro cerca de la pequeña localidad montañosa de Julian. Aunque no se reportaron heridos ni daños significativos, fue ampliamente sentido desde San Diego hasta Los Ángeles, a más de 190 kilómetros de distancia.
Entre los muchos lugares donde el sismo dejó huella, sorprendió especialmente la reacción de una manada de elefantes africanos en el San Diego Zoo Safari Park. Una cámara captó el momento exacto en que el temblor comenzó: los elefantes estaban tranquilos, bajo el sol de la mañana… hasta que el suelo se movió y todo cambió.
La respuesta inmediata: círculo de protección
Lo que sucedió a continuación fue digno de estudio etológico, pero también de admiración humana. Al percibir el peligro, los elefantes más viejos —Ndlula, Umngani y Khosi— se movilizaron con rapidez para rodear a los más jóvenes, formando un círculo defensivo conocido como “alert circle”. Esta es una reacción instintiva que tienen los elefantes frente a amenazas externas.
En el centro quedaron los pequeños Zuli y Mkhaya, ambos de siete años. Pero lo más enternecedor fue el comportamiento particular del joven macho, que en un primer momento se resistía a permanecer dentro del círculo, tratando de demostrar su independencia. Fue entonces cuando Khosi, una adolescente cercana a él, lo acarició con su trompa varias veces, como diciendo: “Todo está bien, quédate con nosotros”.
Los elefantes: más allá de la fuerza física
Probablemente ningún otro animal simboliza tanto la sabiduría y el apego familiar como los elefantes. No es casualidad que múltiples culturas africanas y asiáticas los consideren criaturas sagradas o espiritualmente superiores.
Según Mindy Albright, curadora de mamíferos del parque, “ver a los elefantes haciendo lo que todo padre debería hacer —proteger a sus hijos— es simplemente fascinante”. La sofisticación emocional de los elefantes es tema de investigación desde hace décadas. Estudios como los de Plotnik et al. en la revista Scientific Reports han probado que los elefantes presentan conductas que reflejan empatía, duelo, reconocimiento del yo y cooperación interespecie.
Los elefantes sienten los terremotos antes que los sismógrafos
Uno de los aspectos más curiosos del suceso es que, aunque los humanos sentimos el temblor cuando el suelo se sacudió, los elefantes probablemente lo percibieron incluso antes, a través de la planta de sus pies. Gracias a adaptaciones en su sistema nervioso, los elefantes son capaces de captar vibraciones de sonido a baja frecuencia, es decir, infrasonidos, lo que les permite detectar cosas como truenos, pasos de otros elefantes u actividades sísmicas a kilómetros de distancia.
Este fenómeno fue documentado por la bióloga estadounidense Katy Payne en los años 90, cuando descubrió que los elefantes se comunican mediante sonidos por debajo del rango auditivo humano, lo que explica cómo reaccionan de manera tan organizada ante amenazas naturales.
Una familia matriarcal perfecta
Los elefantes africanos, como los del Safari Park, viven en estructuras sociales altamente matriarcales. Las hembras permanecen toda la vida en el grupo familiar, mientras que los machos jóvenes, al llegar a la adolescencia, lo abandonan para formar grupos de solteros o vivir en solitario. En este contexto, Khosi, la joven elefanta que cuidaba de Mkhaya, no es su madre biológica, pero sí una figura de crianza cercana. “Todos ayudan a criar a los más pequeños. Es una responsabilidad de grupo”, afirma Albright.
Esto se alinearía con lo demostrado por investigaciones como las del ecologista Cynthia Moss en el Parque Nacional de Amboseli, Kenia, que han determinado que las crías de elefante que crecen en manadas lideradas por matriarcas experimentadas tienen mayores probabilidades de sobrevivencia ante depredadores y amenazas externas.
Cuando la tierra tiembla, la empatía toma forma animal
En un mundo donde incluso los humanos batallamos por entendernos entre generaciones, culturas y perspectivas, la espectacular unión de estos elefantes nos grita un mensaje: la empatía y la protección intergeneracional no es exclusiva del ser humano. De hecho, muchas veces la vemos mejor reflejada en el comportamiento animal.
Tal como lo explicó la antropóloga Barbara J. King en su libro "How Animals Grieve", subestimamos con frecuencia el mundo emocional de otras especies. Nuestra noción de inteligencia muchas veces está encerrada en lo verbal o lo lógico-matemático, ignorando capacidades sociales y emocionales que son igual de complejas y valiosas.
La naturaleza nos recuerda quiénes somos
Horas más tarde, con una réplica del temblor, los elefantes volvieron a formar el círculo. Esta vez duraron menos tiempo agrupados. Ya sabían que estaban seguros. El peligro había pasado, pero su reflejo de protección y cohesión siguió intacto. En cámara lenta, dispersaron el círculo y retomaron su rutina al sol, como si nada.
Pero para quienes atestiguaron el momento —tanto trabajadores del parque como quienes luego vieron el video viral— quedó una sensación duradera. Quizás, ver cómo unos animales protegían instintivamente a los más vulnerables nos empuja a hacer lo mismo entre nosotros.
Decía el escritor John Steinbeck: “El alma humana necesita lugares que no han sido tocados por la mano del hombre.” Ahora sabemos que también necesita observarlos. Y aprender de ellos.