El reto de Europa en Medio Oriente: ¿es posible apoyar a Palestina sin confrontar a Israel?

La Unión Europea anuncia un paquete de 1.600 millones de euros para Palestina mientras Gaza arde bajo bombardeos israelíes

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¿Una apuesta por la estabilidad o un intento de salvamento político?

La Unión Europea ha dado un paso audaz, aunque potencialmente polémico, al anunciar un paquete de ayuda de 1.600 millones de euros destinado a apoyar a la Autoridad Palestina y a financiar proyectos en Cisjordania, Jerusalén Oriental y Gaza. Este gesto llega en un momento particularmente sensible: mientras Gaza continúa siendo devastada por la ofensiva militar israelí, Bruselas intenta articular una narrativa de desarrollo, recuperación económica y gobernanza democrática en el territorio palestino.

La comisaria Dubravka Šuica lo resumió así: “Nuestro programa apunta a apoyar al pueblo palestino en la construcción de un futuro sostenible”. Pero la pregunta inevitable es si tal iniciativa puede realmente prosperar en un contexto de guerra, ocupación y parálisis diplomática internacional. ¿Está la UE invirtiendo en esperanza o sembrando fondos en terreno estéril?

Desglose del paquete financiero

El programa de ayuda se desglosa de la siguiente manera:

  • 576 millones de euros en subvenciones para financiar proyectos diversos en salud, educación, infraestructura y desarrollo económico.
  • 82 millones de euros destinados a la UNRWA, la agencia de la ONU para refugiados palestinos.
  • Hasta 400 millones de euros disponibles como préstamos a bajo interés para fortalecer el sector privado palestino.
  • Más de un tercio del total irá como apoyo directo al presupuesto de la Autoridad Palestina.

La idea detrás de esta inversión es fortalecer a una Autoridad Palestina tambaleante, vista por muchos palestinos como ineficaz y por Israel como poco confiable. La UE, sin embargo, considera que una PA reformada y eficiente es indispensable para cualquier tipo de gobernabilidad futura en Gaza tras el conflicto actual.

El dilema de Gaza: ¿construcción sin paz?

Este anuncio no puede separarse del contexto geopolítico que estremece a Gaza. Tras el ataque de Hamás contra Israel en octubre pasado y la posterior respuesta militar israelí, Gaza ha sido objeto de constantes bombardeos, desplazamientos masivos y un número de muertes civiles que hace temblar a la comunidad internacional.

De acuerdo con cifras de la ONU, más de 30.000 personas han muerto en Gaza desde el inicio de la última escalada, entre ellas miles de niños. Los hospitales operan en condiciones críticas, y la infraestructura civil ha quedado prácticamente demolida en algunas zonas. Bajo estas circunstancias, algunos expertos se preguntan si es siquiera factible imaginar un “proceso de reconstrucción”.

“Este tipo de ayuda puede tener un impacto si hay voluntad política para detener la violencia. Pero mientras sigan cayendo bombas, hablar de crecimiento económico suena a burla,” comentó en Le Monde el analista de política internacional Marc Pierini.

Unión Europea vs. Estados Unidos: estrategias contrastantes

El anuncio de Bruselas también marca una diferencia fundamental respecto al abordaje de Estados Unidos. Mientras Washington mantiene un apoyo firme a Israel y ha vetado múltiples resoluciones en el Consejo de Seguridad que buscaban exigir un alto el fuego, la UE trata de mantener una postura de equilibrio.

No obstante, la credibilidad de esta “neutralidad” europea es constantemente puesta en duda. Francia, Alemania e Italia mantienen acuerdos estratégicos con Israel, especialmente en el ámbito tecnológico y militar. Pero la presión pública y la opinión internacional han empujado recientemente a algunos gobiernos europeos a cuestionar abiertamente las acciones israelíes en Gaza, sobre todo en lo relativo al alto número de víctimas civiles.

¿Construcción del Estado o lavado de imagen?

Bruselas insiste en que el fondo financiero no tiene motivaciones políticas, sino humanitarias y de estabilización. Sin embargo, en círculos diplomáticos no pasa desapercibido que esta ayuda llega en un momento en que la Autoridad Palestina atraviesa un descrédito casi total entre su población. La falta de elecciones desde 2006, las acusaciones de corrupción y la desconexión con la realidad de Gaza han hecho de la PA una institución funcionalmente débil.

La UE intenta jugar el rol de “constructor institucional”, con la esperanza de que una PA fortalecida pueda algún día asumir el liderazgo en Gaza si Hamás es desplazado. Pero este escenario implica demasiados “si”: si Israel permite ese tránsito, si la población de Gaza lo acepta, y si las elecciones democráticas vuelven a celebrarse en Palestina.

Además, más de 400 ONG europeas y palestinas han pedido que la ayuda esté condicionada a reformas internas, incluyendo medidas contra la corrupción y una renovación del liderazgo. “Sin rendición de cuentas, este dinero servirá solamente para mantener el ‘status quo’”, advirtió la organización europea EuroMed Rights.

Contexto histórico: la UE como el mayor donante desde Oslo

La vocación europea de apoyar a Palestina no es nueva. Desde los Acuerdos de Oslo en la década de 1990, la UE ha destinado más de 10.500 millones de euros a los Territorios Palestinos. Ha invertido en escuelas, hospitales, sistemas judiciales y procesos electorales. Y sin embargo, los avances han sido mínimos. La creación real de un Estado palestino sigue sin concretarse.

Parte del problema no es financiero, sino político. Mientras la ocupación israelí se intensifica en Cisjordania y Jerusalén Oriental, muchas de las inversiones europeas acaban destruidas o sin escalabilidad. Por ejemplo, según un informe del medio Middle East Eye, Israel destruyó más de 100 estructuras financiadas por la UE en 2022 alegando que eran construidas sin permiso, un argumento que la UE califica como ilegal bajo la ley internacional.

¿Y después qué?

La gran incógnita sigue siendo el futuro de Gaza tras el conflicto. ¿Aceptará Israel una misión internacional que impulse la reconstrucción? ¿Permitirán las potencias como Egipto y Catar participar en el diseño de una nueva gobernanza para Gaza? ¿Y qué papel jugará Hamás de aquí en adelante?

La UE insiste en que una “Autoridad Palestina reformada” debe ser el actor central del futuro de Gaza. Pero esa visión parece chocar con la realidad de una región hiperfragmentada, donde la confianza hacia sus instituciones es nula, y el conflicto se ha radicalizado a niveles alarmantes.

Mientras tanto, en Bruselas se sigue apostando por el “soft power”: fondos, diálogo, reformas. Un modelo que ha mostrado su potencial en los Balcanes, pero que en el Medio Oriente ha sido hasta ahora insuficiente.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press