Los Lakers alzan la voz: ¿estamos presenciando la última gran carrera de LeBron por el anillo?
Con una épica remontada de temporada, una química explosiva entre Luka Doncic y LeBron James, y un vestuario lleno de confianza, Los Ángeles vuelve a soñar con el trofeo Larry O'Brien.
Una celebración empapada de gloria
El viernes por la noche en el Crypto.com Arena, los Los Angeles Lakers no solo sellaron su 50ª victoria de la temporada, sino también el título de la División del Pacífico y el tercer puesto en los playoffs del Oeste. Lo que siguió fue una celebración electrizante que traspasó las paredes de concreto del estadio con gritos jubilosos y, como admitió el entrenador JJ Redick, una improvisada guerra de hielo que dejó estragos en la alfombra del vestuario.
Redick, empapado y luciendo una sudadera verde de los Philadelphia Eagles —la única prenda seca que le quedaba, según bromeó—, sintetizó el espíritu del momento: "Hay que disfrutar esto. Ganar 50 partidos en una temporada, especialmente en este Oeste tan competitivo, es notable".
Una dupla de ensueño: Doncic y LeBron
Lo que hace aún más impresionante la travesía de los Lakers es que este equipo ha pasado por tres grandes transformaciones en una sola temporada. La más radical sucedió en febrero, cuando sorprendieron al mundo al adquirir a Luka Doncic en un intercambio que envió a Anthony Davis a los Mavericks.
Desde aquel movimiento ocurrido el 10 de febrero, los Lakers tienen un récord de 19-12. Puede que no parezca avasallador, pero considerando la magnitud del cambio, la adaptación instantánea de Doncic y su combinación casi mágica con LeBron James, es sobresaliente.
En el juego contra los Rockets, Doncic anotó 39 puntos en tres cuartos, y junto a LeBron sumaron 53 puntos en 53 minutos. Más allá de los números, está la sensación palpable de que el equipo cree.
"Siento que podemos ganar un campeonato, sinceramente. Todos en ese vestuario lo creemos", dijo Austin Reaves.
Redick: de novato a estratega respetado
Es tentador atribuir el éxito a las estrellas en la cancha, pero también hay que destacar al arquitecto desde el banquillo: JJ Redick, quien vive su primera temporada como entrenador jefe. Su adaptación ha sido asombrosa. Heredando un equipo plagado de expectativas, Redick ha demostrado temple, visión táctica y liderazgo en momentos complicados.
“Hemos pasado por picos y valles, pero este grupo siempre responde”, expresó Redick al referirse a la resiliencia de sus jugadores. Algo que no se puede subestimar en la exigente atmósfera de Los Ángeles.
Los números no mienten
- Récord desde la llegada de Doncic: 19-12
- Récord total: 50-31
- Récord en casa: 31-10 (tercero mejor de la NBA)
- Racha final: 7 victorias en los últimos 10 partidos
Y con la tercera posición ya asegurada, los Lakers se dieron el lujo de descansar a sus jugadores principales en su cierre de temporada regular ante Portland. Este respiro podría ser crucial cuando lleguen los playoffs, ya que en las últimas dos temporadas tuvieron que sufrir el tormentoso camino del play-in.
¿La mejor oportunidad desde 2020?
Desde que ganaron el campeonato en Orlando durante la burbuja pandémica de 2020 con LeBron y Davis al mando, los Lakers no habían generado tanta fe entre fanáticos y expertos. Las temporadas siguientes estuvieron marcadas por lesiones, química inconsistente y decepciones en postemporada.
Pero esta vez parece distinto. LeBron, aún vigente a sus casi 40 años, cuenta con una nueva arma ofensiva en Doncic, que además añade juventud y creatividad a una plantilla que mezcla experiencia con hambre de gloria.
“Cuando todos estamos concentrados, somos muy difíciles de vencer”, sostuvo Doncic tras firmar su mejor partido como Laker.
¿Aprendieron los Lakers de sus errores?
En años recientes, Los Ángeles ha sido víctima de su propio peso histórico. Plantillas desbalanceadas, dependencia absoluta de LeBron y lesiones constantes minaron el posible éxito. Pero en esta ocasión, la rotación parece más estable. Jugadores como Reaves, Hachimura y Vanderbilt han añadido profundidad, defensa y frescura, mientras que Redick ha conseguido roles definidos para cada uno.
Además, la defensa intensiva en los perímetros y la capacidad de cerrar partidos en el clutch —algo que el equipo carecía en campañas previas— han sido determinantes para convertirlos en uno de los equipos más equilibrados.
¿Y qué hay del resto del Oeste?
El Oeste sigue siendo ferozmente competitivo. Denver, Clippers y Thunder aparecen como obstáculos mayúsculos, sin mencionar a los siempre peligrosos Warriors si consiguen enracharse. Pero si los Lakers logran mantener la química exhibida en este último tramo y esquivar las lesiones, nadie puede descartarlos de una carrera real hacia las Finales.
Una narrativa hollywoodense en construcción
LeBron ha llevado muchas misiones titánicas en su carrera, pero esta puede ser una de las más especiales. Empujar a una nueva generación con la guía de un veterano como él, en la cuna histórica del espectáculo deportivo, donde cada juego adquiere connotaciones legendarias, parece ser el guion de su última gran epopeya.
“Siento que esta temporada han pasado cinco años en uno solo, y al mismo tiempo parece que acaba de empezar”, dijo con honestidad Austin Reaves.
¿Podrán los Lakers sellar con oro esta historia que tanto promete? En Hollywood, todo es posible. Y con LeBron como director y Doncic como coprotagonista, quizás estemos ante una obra maestra en curso.
Como diría Redick: “Estamos orgullosos, pero todavía hay capítulos por escribir”.
Y la audiencia —ojos en pantallas, camisetas púrpuras ondeando— no puede esperar al siguiente episodio.