Marineros, Astros y heridas abiertas: ¿pueden los contendientes de la AL Oeste sanar a tiempo?

Seattle y Houston buscan consolidarse entre lesiones, inconsistencias ofensivas y un inicio deslucido

La temporada de Grandes Ligas ha comenzado con una serie de luces y sombras para varios equipos, pero en ninguna división se siente tanto la montaña rusa emocional como en la División Oeste de la Liga Americana. Particularmente, Seattle Mariners y Houston Astros, dos escuadras que llegaron a este 2024 con aspiraciones serias de playoffs, se enfrentan en medio de un mar de inconsistencias, lesiones clave y ofensivas adormiladas. ¿Estamos ante una simple racha pasajera o hay señales para preocuparse?

Una serie igualada, una división dispersa

En el tercer juego de una serie a tres en Seattle entre Mariners (4-8) y Astros (5-6), ambos equipos llegan con la necesidad urgente de sumar triunfos para no ver cómo los Rangers y los imprevistos Athletics toman ventaja en los primeros compases del año. Houston ganó el primer juego en extra innings gracias a un hit clave de Victor Caratini, pero ha tenido que remar contra múltiples bajas en su cuerpo monticular.

La serie es una radiografía perfecta del momento que viven ambos clubes. En cada uno de los dos primeros desafíos hubo margen mínimo para errores, con partidos definidos por detalles: hits oportunos, pitcheos mal colocados o errores mentales sobre el diamante. El margen de error para ambos es inexistente.

Houston: un hospital con uniforme turquesa

Pese a la experiencia y profundidad de su roster, los Astros están librando una batalla desigual entre lesiones prolongadas, abridores intermitentes y un lineup que no termina de despegar. Jugadores clave como Luis Garcia, Cristian Javier, Lance McCullers Jr. y Forrest Whitley están en lista de lesionados, y buena parte de ellos con estancias que van más allá de los 60 días.

En ofensiva, apenas José Altuve ha mostrado algo de fuerza (tres jonrones), mientras que nombres como Isaac Paredes y Yordan Álvarez no han alcanzado aún el rendimiento esperado. El promedio de bateo colectivo en los últimos diez juegos es de apenas .198, uno de los peores registros de la liga en ese tramo. Y aunque su ERA colectiva en el mismo lapso es de 3.72, no ha sido suficiente para compensar la sequía en el plato.

Seattle: promesas rotas y un calendario traicionero

Por su parte, los Mariners no la tienen mejor. Víctor Robles estará fuera por al menos 12 semanas tras una alarmante dislocación del hombro izquierdo, y se suma a una lista de bajas en la que también figuran George Kirby, Matt Brash y Jackson Kowar, piezas clave del bullpen y la rotación. Son ausencias que arrastran cuesta abajo el rendimiento de un equipo que ha bateado para .203 en los últimos diez encuentros.

Julio Rodríguez, su joya generacional, sigue buscando el ritmo. Si bien lidera a su equipo en extrabases, su impacto no ha sido suficiente. Jorge Polanco es quizás el más encendido con 10 hits y 10 impulsadas en los últimos diez partidos, pero el resto de la ofensiva ha fallado en momentos claves, especialmente con corredores en posición de anotar.

Los abridores: promesas vs. realidad

El duelo más esperado del último juego de la serie enfrentará a Hunter Brown (Astros) y Luis Castillo (Mariners). Brown, con récord 1-1, llega con una sólida efectividad de 3.00 y un WHIP eficiente de 1.00. Ha sido de los pocos puntos de constancia en Houston. En el otro lado, Castillo aún no registra victorias y su ERA de 9.00 en lo que va de temporada genera dudas. Su WHIP de 2.67 parece confirmar lo que los ojos y los números sugieren: no ha estado fino.

Si Seattle quiere aspirar a algo más que evitar el sótano divisional, Castillo debe recuperar su dominio del año pasado. En 2023, dejó una ERA de 3.34 y encabezó la rotación con liderazgo veterano. Su rendimiento actual muestra un desajuste preocupante sobre todo en el primer tercio de los juegos, donde permite contactos fuertes y no logra establecer su slider.

El factor “clutch” está ausente

Lo más preocupante, tanto para Mariners como Astros, es la ausencia de impacto ofensivo tardío. Entre ambos equipos apenas han fabricado carreras en las últimas tres entradas. Esto no solo incide en su récord general, sino también en la moral de un dugout que no consigue cerrar los partidos ni remontar en desventaja.

En particular, los Mariners están 0-2 cuando anotan más de cinco carreras, una estadística surrealista que refleja que incluso cuando el bateo responde, el pitcheo no sostiene. Por el contrario, los Astros tienen récord positivo (5-3) cuando conectan más hits que su rival, pero sufre desconexión ofensiva con poca frecuencia de extrabases.

¿Y el resto de los contendientes?

Mientras todo esto ocurre, los Texas Rangers parecen mantener la dirección correcta en la división y los Angeles Angels tienen destellos (aunque más por Mike Trout que por méritos colectivos). Esto significa que Astronautas y Marineros están en riesgo de quedarse rezagados, especialmente si sumamos el crecimiento inesperado de los Oakland Athletics en este arranque de temporada.

Un mal abril puede sepultar cualquier campaña en una división feroz donde los márgenes son mínimos y los refuerzos a mitad de temporada, inciertos. Lecciones que ya conocen los Astros tras perder la Serie Mundial 2022 contra los Phillies, y que Seattle sufrió en carne propia en 2023 al quedarse fuera por una victoria.

¿Hay salvación?

La respuesta corta: sí. La larga, sólo si ajustan varias tuercas. Los Astros deben encontrar profundidad (quizás mediante canjes tempranos por abridores), y poner a Altuve y Álvarez en la misma página ofensiva. Seattle necesita más que nunca a Castillo y a Rodríguez liderando desde la loma y el plato. Aún hay tiempo, pero la ventana se cierra con rapidez.

Como dijo recientemente Alex Bregman en una entrevista post-juego:

“Hemos estado en peores lugares antes. Si todos hacemos nuestra parte, aún podemos ser peligrosos en octubre. Pero eso empieza hoy, no en junio”.

El cierre de esta serie en Seattle no es solo un juego de abril. Es un mensaje. Uno que dirá si estos dos titanes de la División Oeste están listos para levantarse o si 2024 será otro año de decepción en la tormentosa realidad de la MLB moderna.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press