Elecciones anticipadas en Corea del Sur: ¿Renacer liberal o colapso conservador?
Tras la destitución de Yoon Suk Yeol, Corea del Sur se prepara para unas elecciones presidenciales decisivas en medio de escándalos, polarización y una derecha fragmentada.
Corea del Sur enfrenta uno de sus momentos políticos más turbulentos desde el retorno a la democracia en la década de 1980. La destitución del presidente Yoon Suk Yeol por la imposición fallida de la ley marcial ha dejado al país al borde de un nuevo rumbo. Su reemplazo se definirá en unas elecciones anticipadas el 3 de junio, marcadas por la incertidumbre, las divisiones internas y la creciente desconfianza ciudadana hacia las élites políticas.
La caída de Yoon Suk Yeol: ¿un capítulo más en la crisis del presidencialismo surcoreano?
El 4 de abril, la Corte Constitucional de Corea del Sur confirmó la destitución de Yoon Suk Yeol tras un proceso de juicio político aprobado por el Parlamento. El detonante fue su decisión de declarar la ley marcial en diciembre de 2024, enviando tropas al centro de Seúl y reviviendo los dolorosos recuerdos del pasado dictatorial del país.
Este episodio provocó una oleada generalizada de reprobación, tanto entre la ciudadanía como dentro de su propio partido, el conservador People Power Party (PPP). Reformistas dentro de la formación votaron a favor de su destitución, lo que ha desencadenado una guerra interna que amenaza la cohesión del partido de cara a las próximas elecciones.
Un país polarizado en preparación para unas elecciones relámpago
Según la ley surcoreana, un nuevo presidente debe ser elegido dentro de los 60 días posteriores a una destitución. Es por eso que el presidente interino Han Duck-soo anunció el 3 de junio como la fecha de las elecciones, un plazo muy ajustado para cualquier tipo de reorganización política significativa.
En este contexto, los analistas pronostican una batalla principalmente entre dos fuerzas: el PPP y el Partido Democrático liderado por Lee Jae-myung. Lee, quien fue derrotado por escaso margen en las elecciones de 2022 por el propio Yoon, es ahora el favorito para sucederlo.
Lee Jae-myung: entre líder reformista y figura polarizadora
Exalcalde de Seongnam y gobernador de Gyeonggi, Lee es percibido por sus seguidores como un político combativo, centrado en reformas sociales y redistribución de riqueza. No obstante, sus detractores lo consideran populista, divisivo y con una larga lista de acusaciones judiciales.
Actualmente enfrenta cinco procesos judiciales por delitos que incluyen corrupción y abuso de poder. De resultar electo, la inmunidad presidencial suspendería temporalmente dichos procesos, un hecho que es parte del centro del debate público sobre su candidatura.
Leif-Eric Easley, profesor en la Universidad Ewha de Seúl, afirma que "Lee Jae-myung ha logrado consolidar el control del Partido Democrático purgando voces disidentes, pero sigue siendo una figura que genera fuertes reacciones, tanto de apoyo apasionado como de rechazo visceral".
El caos conservador: ¿puede recuperarse el People Power Party?
Tras la destitución de Yoon, la derecha surcoreana se encuentra profundamente fracturada. Más de 10 figuras dentro del PPP han expresado interés en buscar la nominación presidencial, lo cual complica la unificación del partido en torno a un candidato fuerte.
Entre los nombres más destacados están el actual Ministro de Trabajo Kim Moon Soo (fuerte aliado de Yoon), el alcalde de Daegu Hong Joon-pyo (quien también respaldó a Yoon), y el exlíder partidario Han Dong-hoon, quien en contraste impulsó el juicio político contra el expresidente. También está Oh Se-hoon, alcalde de Seúl, quien ha mantenido una postura ambigua y podría ser una figura de consenso.
Según Choi Jin, director del Instituto de Liderazgo Presidencial de Seúl, “la influencia de Yoon dentro del partido aún no ha terminado. Es posible que busque mover los hilos desde las sombras, promoviendo a fieles leales que puedan protegerlo en su inminente juicio penal por cargos de rebelión y abuso de poder”.
Entre la conspiración y la desinformación
La figura de Yoon no ha perdido fuerza entre ciertos grupos radicales de la sociedad. Miles de sus seguidores han protestado en las calles, convencidos de que la oposición liberal ha manipulado el sistema electoral y judicial para ejecutar un golpe blando contra un líder “patriótico”.
Estas narrativas han cobrado fuerza en redes sociales y medios afines, generando una atmósfera tóxica que amenaza con deteriorar aún más el tejido democrático de Corea del Sur.
La batalla por el centro y los jóvenes: el verdadero campo de juego
De acuerdo con Duyeon Kim, analista del Center for a New American Security, el voto clave no estará tanto en los extremos ideológicos, sino entre los votantes moderados y jóvenes (segmento de 20 a 39 años) que desconfían profundamente de ambas facciones.
“El próximo presidente necesitará más que ganar primarias partidarias. Necesita conquistar al votante independiente harto del drama político constante”, expresó Kim en entrevista para medios coreanos.
En las elecciones de 2022, el margen de victoria fue de apenas 0.7%, lo cual evidencia que el electorado surcoreano está altamente dividido, produciendo resultados muy ajustados dependiendo de micro-cambios en la participación y apelación de mensajes clave.
Una historia de escándalos presidenciales en Corea del Sur
La abrupta caída de Yoon no es un hecho aislado. De hecho, se enmarca en una inquietante tradición surcoreana donde expresidentes rara vez dejan el cargo sin verse envueltos en escándalos o procesos judiciales:
- Park Geun-hye (2013-2017): Impeachment por corrupción. Cumplió condena en prisión hasta ser indultada en 2021.
- Lee Myung-bak (2008-2013): Condenado por malversación y soborno.
- Roh Moo-hyun (2003-2008): Se suicidó en 2009 en medio de una investigación por corrupción de su entorno cercano.
Esta tendencia ha contribuido a una creciente desconfianza política. Según una encuesta de Gallup Korea de marzo 2024, el 62% de los surcoreanos considera que “todos los políticos están más interesados en su poder que en el bienestar del pueblo”.
Perfilando el futuro: ¿una nueva oportunidad para la democracia surcoreana?
Las elecciones del 3 de junio presentan una oportunidad crítica para redefinir el rumbo del país. El próximo presidente deberá enfrentarse al deterioro del tejido democrático, el estancamiento económico y la amenaza constante de Corea del Norte. Todo ello, mientras reconstruye una confianza pública profundamente erosionada.
Serán semanas frenéticas. Los partidos deben seleccionar sus candidatos, definir sus mensajes y movilizar a bases que están cansadas del conflicto constante. Y sobre todo, convencer a un electorado que, más allá de ideologías, exige transparencia, institucionalidad y visión de futuro.
¿Quién logrará unir un país roto por la polarización? ¿Un liberal probado con cargo de cuentas pendientes o un conservador emergente que logre superar el legado de Yoon? Las fichas están en movimiento, y el reloj ya ha comenzado a correr.