¿Vacuna obligatoria y después perdón? El dilema del regreso de soldados dados de baja por rechazar la dosis

El Ejército de EE. UU. comienza a reincorporar a soldados dados de baja por rechazar la vacuna contra la COVID-19, pero ¿a qué costo real regresarán a filas?

Un decreto presidencial que cambió las reglas del juego

En una decisión que ha levantado un intenso debate político, legal e incluso moral, el Ejército de Estados Unidos ha comenzado oficialmente a reincorporar a más de 20 soldados que fueron dados de baja por negarse a acatar la orden obligatoria de vacunación contra la COVID-19, impuesta originalmente en 2021. Esta reversión es consecuencia directa de una orden ejecutiva emitida por el expresidente Donald Trump poco después de asumir nuevamente el poder en 2024.

En palabras del propio Trump:

“La orden de vacunación nos costó a algunos de nuestros mejores hombres y mujeres. Recontrataremos a cada patriota que fue despedido del ejército con sueldo retroactivo”.

Pero lo que parecía una promesa atractiva ha resultado ser mucho más complicada de lo que suena.

¿Quiénes están regresando?

Hasta ahora, el Ejército confirmó el regreso de tres soldados en servicio activo y más de veinte a la Reserva o Guardia Nacional. El resto de las ramas —Marina, Fuerza Aérea y Cuerpo de Marines— están en proceso de contactar a sus exmiembros que fueron separados del servicio por negarse a vacunarse.

No obstante, es importante señalar que no todos los elegibles están interesados. De acuerdo con datos proporcionados por el portavoz del Ejército, Christopher Surridge, de los aproximadamente 400 soldados que han consultado sobre el programa, apenas 100 han iniciado el proceso formal de reincorporación. En el caso de los Marines, aproximadamente 472 han mostrado interés preliminar, mientras que sólo una media docena lo ha hecho en la Marina.

No todo es color de rosa: cuatro años obligatorios y sueldo recortado

Una de las condiciones clave del programa es que los reincorporados deberán firmar un compromiso mínimo de cuatro años de servicio. Anteriormente, el requisito era de sólo dos años, pero un memorando del Departamento de Defensa del 1 de abril cambió la norma. Solo aquellos que estaban a dos años de su jubilación al momento del despido pueden optar por servir durante dos años.

Además, aunque Trump prometió "sueldo retroactivo total", el Pentágono ha detallado que ese pago será considerablemente menor al esperado. ¿Por qué? Porque cualquier ingreso que el soldado haya recibido durante su tiempo como civil será deducido del total. Esto incluye:

  • Salarios civiles
  • Subsidios de desempleo
  • Beneficios de veterano
  • Pagos por separación

Los soldados tendrán que presentar documentación impositiva verificada y otros papeles para realizar este cálculo. Luego, recibirán una estimación de su pago retroactivo y tendrán 60 días para aceptar o rechazar la oferta.

El contexto detrás de las bajas y la eliminación del mandato

En agosto de 2021, el Departamento de Defensa, bajo la dirección de Lloyd Austin, impuso la vacunación obligatoria de COVID-19 para todos los miembros del servicio —incluyendo la Guardia Nacional y la Reserva. La medida fue justificada como un mecanismo para garantizar una tropa saludable y operativamente lista.

Más de 8,200 soldados fueron dados de baja por negarse a obedecer esta orden. Algunos lo hicieron por principios personales, otros por razones religiosas, y algunos más quizás como una vía de salida anticipada.

Pero en enero de 2023, el Pentágono eliminó la exigencia de la vacuna. Desde entonces, los soldados han tenido la posibilidad de reincorporarse —pero sin ninguna compensación económica— hasta que se firmó la orden ejecutiva actual.

¿Merecen volver? El debate ético y político

Este programa ha generado un debate encendido tanto dentro como fuera del ámbito militar. Para algunos, como Jack Davis, exsoldado de Infantería reincorporado recientemente, la decisión de regresar es una cuestión de honra:

“Sentí que nunca debí haber sido dado de baja por ejercer mi derecho a decidir sobre mi cuerpo. Volver ahora, incluso sin todo el dinero prometido, es mi forma de terminar lo que empecé.”

Otros, en cambio, ven el programa como una afrenta al compromiso mostrado por quienes sí aceptaron las vacunas bajo orden directa. Linda Evans, teniente retirada, expresó en declaraciones a medios locales:

“Estas personas desobedecieron órdenes legítimas durante una emergencia sanitaria global. No solo deberían estar fuera del servicio, sino que regresarles con pago sería recompensar la indisciplina.”

Reintegración y estándares: ¿alguna excepción?

La reincorporación no es automática. Los candidatos deben cumplir con todos los estándares actuales de ingreso militar, incluyendo:

  • Condición física
  • Evaluaciones de salud mental
  • Certificado de antecedentes penales
  • Historial de vacunación y tratamientos médicos previos

Además, el proceso debe completarse antes del 28 de febrero de 2026. Un periodo considerable, pero que no garantiza que todos quienes fueron separados regresen.

Un panorama político en evolución

La decisión de Trump de revertir el mandato y ofrecer reincorporación con pago retroactivo ha sido vista por analistas como una jugada política calculada. Busca capitalizar el apoyo de un sector conservador profundamente escéptico con respecto a las vacunas y las restricciones impuestas durante la pandemia.

Además, se da en un contexto donde el reclutamiento militar ha alcanzado niveles preocupantemente bajos. De acuerdo con estadísticas del propio Departamento de Defensa, 2022 fue el peor año en reclutamiento desde 1973, cuando terminó la conscripción obligatoria. Solo el Ejército llenó alrededor del 60% de su meta de nuevos reclutas para ese año.

¿Una solución o una señal de desesperación?

¿El retorno de soldados dados de baja por negarse a la vacuna resuelve un problema logístico o crea uno nuevo en términos de coherencia institucional y moral?

Muchos expertos advierten sobre el impacto que esta decisión puede tener en la cultura militar. La obediencia a órdenes legítimas ha sido desde siempre un pilar fundamental en la disciplina de las Fuerzas Armadas. ¿Qué mensaje se transmite al permitir reincorporaciones después de la desobediencia?

Para analistas como Paul Rieckhoff, fundador de la organización Iraq and Afghanistan Veterans of America, el tema no es sencillo:

“Estamos en un terreno muy inestable. Por un lado, necesitamos soldados. Por otro, si no respetamos nuestras propias normas, debilitamos la institución desde dentro.”

¿Qué sigue?

Habrá que ver cuántos soldados más aprovechan esta puerta abierta hasta 2026. Pero algo es claro: este proceso ha abierto una nueva grieta en la política militar de EE. UU., evidenciando cómo una medida de salud pública puede convertirse en el epicentro de debates sobre libertad, obediencia, política y justicia reparadora.

No será sorprendente si aparecen nuevos litigios sobre los términos del pago retroactivo, ni si varios dentro del Congreso buscan legislar para bloquear o ampliar este tipo de programas en el futuro.

Por ahora, el reloj corre y el Pentágono camina por una delgada línea entre eficiencia operativa y principios institucionales que datan desde los mismísimos orígenes del ejército estadounidense.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press