Muerte y olvido en las cárceles israelíes: el desgarrador caso de Walid Ahmad

La tragedia de un adolescente palestino fallecido por presunta inanición expone la grave situación en las prisiones israelíes en medio del conflicto con Gaza

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Por Redacción

Khalid Ahmad sostiene un cartel con la imagen de su hijo Walid, fallecido en una prisión israelí

Un nombre, una historia: Walid Ahmad

Walid Ahmad, un joven palestino de 17 años, murió en marzo de 2025 tras colapsar en la prisión de Megiddo, una de las instalaciones penitenciarias de máxima seguridad en Israel. El adolescente había sido detenido durante una redada en septiembre de 2024, en la localidad de Silwad, Cisjordania, por presuntamente haber arrojado piedras a soldados israelíes.

No se le presentaron cargos, ni se celebró juicio. Estuvo seis meses en prisión preventiva hasta que su cuerpo, consumido por el hambre, denunció silenciosamente las condiciones inhumanas de encierro en las cárceles israelíes.

Hambre y negligencia médica: la autopsia independiente

El informe del Dr. Daniel Solomon, un cirujano gastrointestinal que asistió a la autopsia por petición de la familia, fue claro: Walid mostró signos de malnutrición severa, pérdida muscular extrema, colitis e infestación por sarna. Aunque el informe no asigna una causa concluyente de muerte, señala deficiencias críticas en su atención médica en prisión.

La Dra. Lina Qasem Hassan, presidenta de Physicians for Human Rights Israel (PHRI), confirmó que la combinación de inanición con inflamación intestinal no tratada provocó deshidratación, desequilibrios electrolíticos, alteración del ritmo cardíaco y, finalmente, la muerte.

“Una tragedia real”

“Sufrió hambre extrema, que debilitó su sistema inmunológico. No podía combatir enfermedades ni infecciones”, explicó la doctora Hassan. El profesor Arne Stray-Pedersen, forense de la Universidad de Oslo, coincidió en que los síntomas apuntan a un periodo prolongado de malnutrición, posiblemente semanas o meses antes de morir.

Su padre, Khalid Ahmad, relató que durante una audiencia en febrero notó que su hijo “no se veía bien”. Solicitó en varias ocasiones una visita, pero fue denegada por las autoridades penitenciarias. Hasta la fecha, la familia aún no ha recibido el certificado de defunción ni el cuerpo del joven.

Infierno en Megiddo: testimonios de un sistema quebrado

La prisión de Megiddo está catalogada entre las más duras de Israel. Allí, decenas de adolescentes palestinos se encuentran detenidos sin cargos formales ni juicio. Según el departamento de Prisioneros y Detenidos de PHRI, las condiciones en Megiddo y otras cárceles se han deteriorado significativamente desde el inicio del conflicto con Gaza en octubre de 2023.

Exdetenidos describen palizas, hacinamiento extremo, brotes incontrolados de sarna, comida en mal estado y falta de atención médica adecuada. La organización Addameer, defensora de los derechos de los prisioneros palestinos, ha documentado 61 muertes de palestinos bajo custodia israelí desde el comienzo del actual conflicto armado.

Detenciones arbitrarias y maltrato sistemático

Según la Autoridad Palestina, actualmente Israel mantiene los cuerpos de 72 prisioneros palestinos fallecidos. Esta práctica ha sido criticada por múltiples organizaciones internacionales, que acusan al Estado israelí de utilizar los cuerpos como herramienta de presión política. Estas prácticas violan convenciones internacionales sobre derechos humanos y el tratamiento de prisioneros.

En el caso de Walid, los testimonios de otros encarcelados relatan que durante sus últimos días sufrió vómitos intensos, diarreas y mareos. Sospechan que contrajo estos síntomas por consumir productos lácteos que permanecieron fuera del refrigerador durante horas, debidos al ayuno del Ramadán.

Una nación en guerra y sus consecuencias sombrías

El caso de Walid no está aislado. Desde que estalló la guerra en Gaza tras el ataque de Hamas el 7 de octubre de 2023, Israel ha arrestado a miles de palestinos, muchos de ellos en redadas nocturnas en Cisjordania. Amnistía Internacional, Human Rights Watch y el Comité de la ONU contra la Tortura han emitido alertas sobre la escalada de violaciones a derechos humanos dentro del sistema penitenciario israelí.

“Los centros de detención se han convertido en instrumentos de represión más que en instituciones para impartir justicia”, advirtió Amnistía en un informe de 2024.

Negación desde las autoridades, escepticismo global

Por su parte, el Servicio Penitenciario de Israel (IPS, por sus siglas en inglés) se escuda en que todos los prisioneros “reciben sus derechos básicos”. Sin embargo, ni el Instituto Forense Abu Kabir, donde se realizó la autopsia de Walid, ni el Ministerio de Justicia han publicado informes oficiales sobre su fallecimiento.

Nadia Daqqa, abogada de la familia Ahmad, ha solicitado repetidamente la liberación del cuerpo del joven sin recibir respuesta oficial. “La ley israelí permite a las familias recuperar los cuerpos, pero en realidad se convierte en un campo de batalla político”, denunció.

Una historia reveladora: ¿cuántos Walid hay?

Walid era un estudiante de secundaria, apasionado por el fútbol. Su historia, ahora símbolo de las fallas estructurales del sistema penitenciario israelí, despierta la pregunta clave: ¿cuántos niños más enfrentan la misma suerte?

La falta de un proceso judicial justo, la prolongación de detenciones sin cargos y las condiciones inhumanas dentro de las prisiones representan una de las mayores crisis de derechos humanos ignoradas actualmente en Oriente Medio.

También evidencia cómo la guerra no solo destruye casas y vidas en los campos de batalla, sino que corroe el entramado vital de la justicia y los derechos dentro de las fronteras del sistema carcelario.

Reacciones internacionales: tímidas pero crecientes

A excepción de algunas organizaciones no gubernamentales y foros internacionales, pocos gobiernos han ejercido presión real sobre Israel para revisar el trato a presos palestinos. La mayoría de las quejas viajan por canales diplomáticos, en silencio, sin resultados visibles.

La eurodiputada Clare Daly criticó en marzo la “hipocresía de Occidente” al condenar las violaciones de Rusia en Ucrania, “mientras guarda silencio ante abusos en Palestina, incluidos los de menores de edad” (Declaraciones frente al Parlamento Europeo, 2025).

¿Qué sigue? El clamor por justicia

Khalid Ahmad, el padre de Walid, resume todo con una frase devastadora: “Lo que pasa en las cárceles israelíes es una tragedia real. No hay ningún valor por la vida.”

Una tragedia que, de no corregirse, seguirá cobrando vidas jóvenes en las sombras. Sería una omisión imperdonable que la comunidad internacional permanezca indiferente mientras más historias como la de Walid se acumulan, no en archivos judiciales, sino en las memorias rotas de sus familias.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press